Alerta invierno: Bolivia no podrá sostener los envíos de gas a Argentina

Mientras Nación analiza no contar para el invierno del año que viene con un segundo buque regasificador para reducir la importación de gas natural licuado (GNL), el declino productivo de Bolivia suma signos de interrogación a las ecuaciones. Es que el vecino país no podrá mantener el nivel de despachos que tuvo este invierno y amenaza con dejar en lo justo y necesario el aprovisionamiento para las provincias del norte.

“Estamos rascando la olla entre Bolivia y Argentina”, fue la más que gráfica síntesis que realizó el socio director de Gas Energy Latino América y exministro de Hidrocarburos de Bolivia, Álvaro Ríos Roca, para definir la situación del contrato de importación que mantienen Enarsa e YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos).

El especialista explicó que este año Bolivia logró enviar en el orden de los 14 millones de metros cúbicos por día de gas en los meses de invierno (mayo a septiembre) pero gracias a un contrato de liberación -con penalidades de por medio- con Brasil.

“Hasta la finalización del contrato con Petrobras en 2024 Bolivia tiene una liberación o flexibilización de 6 millones de metros cúbicos por día que YPFB puede venderlos en el mercado brasilero a nuevos usuarios o dárselo a Argentina que los va a necesitar en los inviernos de 2023 y 2024”, indicó el especialista.

Y detalló que actualmente las dos partes “están ahora negociando los precios para 2023”. En una negociación en la que advirtió que el vecino país no podrá mantener el mismo nivel de envíos que tuvo este año.

El dato

12
millones de metros cúbicos requieren por día las provincias del norte del país.

En invierno Argentina necesita 14 y hasta 15 millones de metros cúbicos por día que vengan de Bolivia pero ya rascando la olla van a tener 13, si es que no son 12 millones porque el resto está por contrato”, sostuvo Ríos Roca.

Estos menores envíos se deben al declino productivo de los campos bolivianos en los que actualmente se extraen entre 41 y 41,5 millones de metros cúbicos por día, bastante menos que los 45 millones de metros cúbicos diarios que ya están aportado las áreas de Vaca Muerta.

De cara al invierno que viene, estos valores ponen contra las cuerdas a los usuarios residenciales y las usinas de las provincias del norte argentino a las que no puede llegar el gas de la formación shale, y que requieren para su normal funcionamiento no menos de 12 millones de metros cúbicos.

Pero además, la reducción de envíos desde YPFB se suma al achique en la importación de GNL que analiza Nación para recortar la disparada de las importaciones que, en lo que va de este año ya superan los 11.200 millones de dólares.

Esta ecuación, beneficiosa para las arcas estatales, es un arma de doble filo dado que requiere para ser exitosa de algo tan poco fiable como la generación hidroeléctrica, siendo que en el Comahue las represas aún no logran salir de una sequía de casi 15 años.

Pero lo más complicado estaría en el siguiente invierno, en 2024 cuando Ríos Roca estimó que los envíos de base desde YPFB no podrán mantenerse en 7 millones de metros cúbicos diarios y caerán a 5 y reducirán las entregas de invierno a 10 u 11 millones de metros cúbicos, por debajo de las necesidades del norte argentino.


De Vaca Muerta a Brasil


“Argentina tiene que ir pensando de dónde consigue los volúmenes porque Bolivia no va a tener más”, advirtió Ríos Roca y planteó que “la solución estructural para Argentina para el 2024 es construir la infraestructura”, los gasoductos.

En ese sentido consideró que “llevar el gas de Vaca Muerta a Brasil por Bolivia es la idea de integración más inteligente que podemos hacer. Brasil es un mercado grande que está ahí y que pude expandirse aún más. Si Argentina logra desarrollar todo el programa que tiene en el Transport.Ar revirtiendo TGN, definitivamente puede llegar a la frontera con Bolivia y usar los gasoductos bolivianos que están quedando con capacidad disponible”.

“El tramo del gasoducto Bolivia Brasil que va hasta San Pablo va a tener un espacio de 10 a 12 millones de metros cúbicos ociosos a partir de 2024. Argentina puede hacer uso de eso y gas de Vaca Muerta, pero el cuello de botella que tienen que resolver las empresas y las autoridades argentinas es el transporte, ahí deben concentrar todo el esfuerzo porque hay mercado en Brasil, en el norte argentino y el norte de chile”, sostuvo.

Por lo que enfatizó que “la demora en la construcción del sistema de transporte de Argentina es el gran problema”.


Fin anticipado del contrato con Bolivia


Un cuello de botella al que sumó un condimento extra: la posibilidad de que el contrato de importación entre Enarsa e YPFB finalice antes del 31 de diciembre de 2026, como está fijado.

Creo que ese contrato se va a cortar antes si es que no lo han cortado ya, porque lo han guardado bajo 4 llaves y nadie conoce la adenda que se ha firmado”, indicó.

Y advirtió que “tiendo a pensar sin haber visto el contrato que va a acabar en 2024 y es por esto que el sistema de transporte argentino debe ser revertido antes de finales de 2024, de lo contrario Argentina va a tener que salir a importar costosos líquidos o desabastecer el norte argentino”.

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