«El G7 aparentemente está buscando un ancho de banda de 65-70 dólares por barril», dijo el diplomático.
La idea del tope de precios es prohibir a las compañías de transporte marítimo, de seguros y de reaseguros el manejo de cargamentos de crudo ruso a menos que se venda por debajo del precio máximo fijado por el G7 y sus aliados.
Dado que las principales compañías navieras y de seguros que se ocupan del comercio de crudo tienen su sede en los países del G7, este tope de precios dificultaría enormemente la venta de petróleo por parte de Moscú a un precio más elevado. La inmensa mayoría de su petróleo se transporta en buques cisterna y no a través de oleoductos.
Al mismo tiempo, dado que los costes de producción se estiman en unos 20 dólares por barril, el tope de precios seguiría haciendo rentable la venta de petróleo por parte de Rusia, al tiempo que evitaría una escasez de suministro en el mercado mundial.
Asimismo, los precios de los futuros del crudo Brent para el siguiente mes cayeron inicialmente a 86,54 dólares desde 87,30 dólares al conocerse la noticia.