“El mundo va a las energías renovables, Europa va a ser carbono neutral en 2050. Hoy las renovables no cuentan con medios para su almacenamiento y el GNL es el complemento perfecto”, señaló al comienzo de su participación en el panel “El gas natural licuado como catalizador de la transición energética: perspectivas y desafíos”.
“Cuando hay que tomar racionalmente decisiones incluso de inversión en infraestructura, es muy importante tomar en cuenta que el GNL tiene esa capacidad de ser un suministro efectivo eficiente y flexible. Ya no es necesario pensar infraestructuras de largo plazo para cubrir la totalidad o el pico de la demanda, porque el GNL es un elemento que puede ser almacenado o simplemente comprado, específicamente para una demanda específica”, puntualizó Aguilar en su ensayo de respuesta a la pregunta del título.
A la hora de pensar en el cuello de botella de la infraestructura, el ejecutivo de PAE hace una diferenciación puntual: “Me parece que hoy el foco es hacer crecer la infraestructura para poder hacer crecer la producción. Hay que seguir maximizando lo que es la exportación regional antes de llegar al GNL. En este punto, el desafío es distinto porque hay que crear infraestructura nueva, la expansión regional la hicimos apalancados en la existente”.
“La construcción de la infraestructura para el GNL lleva al menos 7 años. Estamos hablando de 2030 y sabemos que hay demanda en el mundo pero tenemos que ser competitivos y tenemos que lograr la confianza para que los inversores financien las plantas”.

FOTO DE ARCHIVO: La Unidad Flotante de Almacenamiento y Regasificación de GNL ‘Hoegh Esperanza’. Reuters.
Mapa de ruta
Teniendo en mente la fecha de 2030 y sabiendo que en 2050 los países habrán cambiado bastante sus matrices energéticas, los dos especialistas pusieron el foco en las cuestiones a tener en cuenta para aprovechar la ventana de oportunidad.
“A partir del 2030 empieza a ver una demanda insatisfecha de GNL a nivel global. Esa es la gran ventana de oportunidad que tiene Argentina de convertirse en un jugador de relevancia, a nivel global. En Europa, durante el último año, creció la demanda de GNL en un 65%. Fue por varias razones, fundamentalmente por el cambio que generó la dependencia energética con Rusia”, dijo Aguilar.
En este punto, la ejecutiva aseguró que Europa deberá buscar hacerse de suministro de nuevos socios estratégicos. “Argentina tiene la posibilidad, hoy se está convirtiendo en quien va a representar la seguridad energética de la región”.
A nivel regional, también hay una oportunidad para el gas de la cuenca neuquina. “Argentina tiene chance de cubrir y complementar la deficiencia o el faltante de gas de Bolivia”.
“El gas de Vaca Muerta es sumamente competitivo. Eso da optimismo para pensar en algún proyecto de GNL. Podemos ser competitivos y obviamente necesitamos recursos y un montón de otras cosas para poder llegar al mundo de forma efectiva”, concluyó Freyre.