Los despachos de cemento se desplomaron un 7,4% en junio, evidenciando un estancamiento en la actividad económica. La anhelada reactivación en forma de «V» parece cada vez más lejana.
La industria de la construcción en Argentina sufrió un duro golpe en junio, con una caída del 7,4% en los despachos de cemento respecto al mes anterior, según informó la Asociación de Fabricantes de Cementos Portland (AFCP). Este indicador, considerado un termómetro de la actividad constructora, reveló que se despacharon 725.580 toneladas en junio, frente a las 780.281 de mayo. Más alarmante aún resulta la comparación interanual, que muestra un derrumbe del 32,8%, poniendo en evidencia la profunda crisis que atraviesa el sector.
El panorama se oscurece aún más al analizar el comercio exterior del cemento. Las importaciones se desplomaron casi un 70% mensual, representando apenas el 1,1% del consumo doméstico total. Por su parte, las exportaciones no corrieron mejor suerte, contrayéndose un 63%. Estos datos sugieren que, si bien la construcción opera por encima de los niveles de febrero a abril, aún está lejos de alcanzar la situación previa, considerablemente más favorable.
La heterogeneidad en el desempeño de los distintos sectores económicos complica el escenario. Mientras que industrias intensivas en capital, como la siderúrgica y la automotriz, experimentaron nuevas caídas en su producción, otros indicadores como la producción de hidrocarburos y las ventas de vehículos mostraron una leve mejoría. Sin embargo, la reciente caída en los despachos de cemento ha echado por tierra las esperanzas de una recuperación sostenida, revelándose como un mero espejismo.
La tan ansiada reactivación económica en forma de «V» parece cada vez más improbable. Ninguno de los componentes del Producto Bruto Interno (PBI) muestra signos claros de impulsar la recuperación. El consumo se ve limitado por el estancamiento de los salarios, la inversión se frena ante la incertidumbre regulatoria y las exportaciones enfrentan una probable contracción estacional. En este contexto, la economía argentina parece enfrentarse a un camino de recuperación más sinuoso y prolongado de lo inicialmente previsto por el Gobierno.