En noviembre se celebrará la COP29 -Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático- que tendrá lugar en Bakú, Azerbaiyán, en la cual participarán 197 países más la Unión Europea. Allí debatirán las estrategias a llevar a cabo para mitigar el Cambio Climático, en el cual la transición energética es uno de sus ejes principales.
La COP se desarrolla en el marco de una crisis climática-energética global, síntoma de la crisis orgánica y estructural del sistema económico existente, donde la energía tiene un rol central en la nueva conformación de la estructura económica mundial en curso, que tienen como antesala la crisis financiera de 2008, la pandemia por covid-19 y la guerra de Rusia-Ucrania (OTAN).
El panorama que describe Nicolás Malinovsky, Director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT), supone que la transición energética es el pasaje de una matriz energética fósil, que hoy representa el 80% de la energía a nivel mundial, a una matriz basada en energías limpias -eólica, solar, hidroeléctrica, nuclear, entre otras.
En este contexto, el especialista asegura que la agenda climática, que tiene como antecedente el Protocolo de Kioto y las sucesivas COP, parece estar en “pausa” ya que la sustitución paulatina del gas ruso en Europa y la reactivación económica post-pandemia, han provocado un incremento del 0,9% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
En 2023 la demanda de petróleo creció un 2,6% superando los 100 millones de barriles diarios por primera vez en la historia y se estima una proyección de incremento de la demanda total de petróleo en 3,2 millones de barriles diarios entre 2023 y 2030. «Ante tanta propaganda de transición, cabe la pregunta: ¿los combustibles fósiles dejarán de utilizarse? «, cuestiona Malinovsky.
En este sentido, la Agencia Internacional de Energía (2023) enuncia que el mayor crecimiento de inversión en energía limpia durante el periodo 2019-2023 se da principalmente entre China, la Unión Europea, Estados Unidos, Japón e India.
El Director del OECYT señaló que China hoy el principal inversor en energías limpias en línea con su objetivo de ser “carbono neutral” antes del año 2060; por su parte, EE.UU aprobó en agosto de 2022 la Ley de Chips y la Ley de Reducción de la Inflación, que juntas incluyen más de U$S 400 billones en créditos fiscales, subvenciones y préstamos diseñados para fomentar una industria nacional de semiconductores y una base de fabricación de tecnología limpia.
Asimismo, la IEA, menciona que, en un momento de creciente incertidumbre geopolítica y transiciones energéticas aceleradas, una dotación extraordinaria de recursos energéticos y minerales, así como una historia de liderazgo en energías limpias, posiciona a América Latina y el Caribe para desempeñar un papel cada vez más influyente en el sector energético global.
Agrega que, «Argentina es el único país que ha desarrollado petróleo en la explotación de hidrocarburos no convencionales a escala, posicionando a Vaca Muerta como un nuevo emergente energético global».
«A contracorriente de la presión sistémica, la transición energética presenta una oportunidad para el país como un sendero de desarrollo con mirada social y ambiental de carácter sostenible, que posibilite la acumulación de capacidades tecnológicas con crecientes grados de autonomía que permitan ir hacia una agenda energética soberana en la región y evitar así caer en la lógica de una transición energética corporativa», concluyó Malinovsky.