Representantes de los gobiernos de Luis Arce y de Gabriel Boric se reunieron para evaluar los avances en la agenda definida por ambos países en 2021. Al acuerdo se agregó un nuevo punto: revertir el gasoducto Sica Sica, que llega hasta el puerto chileno de Arica, para que Bolivia pueda importar carburantes con mayor efectividad y a un menor precio.
Analistas consultados por Sputnik resaltaron que, aparentemente, el diálogo por la salida marítima y por las aguas del Silala quedó en suspenso, sobrepasado por la coyuntura boliviana de falta de combustibles y dólares.
El Ministerio de Relaciones Exteriores chileno informó brevemente del encuentro en sus redes sociales. El Gobierno boliviano, por su parte, no brindó mayor información sobre los temas tratados en Santiago de Chile.
«Lo primero que llama la atención es que no se ha dado mucha cobertura al tema en Bolivia. La misma Cancillería boliviana no lo ha publicado en su portal. Me parece que han querido manejarlo en reserva», señaló a Sputnik el analista internacional Andrés Guzmán. Consideró que un motivo sería la reversión del gasoducto, signo de que «las cosas andan mal» en cuestiones de hidrocarburos.
En el encuentro participaron Gloria de la Fuente, canciller (ad interim) de Chile, y Elmer Catarina, viceministro de Relaciones Exteriores de Bolivia. Como resultado se acordó conformar el Grupo de Trabajo Binacional Proyecto Reversa del Oleoducto Sica Sica.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno, ambas autoridades abordaron «materias relacionadas con el control de flujos migratorios, seguridad y defensa, integración fronteriza, complementación económica y energética, asuntos consulares, entre otros temas de mutuo interés».
¿Y los fallos?
Para el analista Guzmán, llama la atención que entre los temas en debate «no se menciona la ejecución de los fallos por el tema marítimo y por el Silala. Se supone que los dos países tienen que acatar y ejecutar lo que ha dicho la Corte de La Haya. Entonces ese debería ser uno de los puntos».
El analista recordó que el pasado 23 de marzo —Día del Mar—, el presidente Arce anunció que se iban a desmantelar los canales artificiales hechos por Chile para aprovechar las aguas del Silala, en la frontera entre ambos países. La sentencia de La Haya habilita a Bolivia a tomar esas acciones.
Guzmán observó que en los comunicados de prensa «se habla de recursos hídricos en general, pero no se dice qué exactamente se va a hacer al respecto. Lo mismo deberíamos hacer en el tema del mar, aunque ahí no hay mucho más que hacer».
En 2018, la Corte de La Haya determinó que Chile no está obligado a negociar una salida al mar para Bolivia, arrebatada en la Guerra del Pacífico (1879-1884). «Pero a Bolivia sí le interesa seguir conversando, como dice el fallo en su párrafo 176, según el cual esta sentencia no es impedimento para que el diálogo continúe».
Por ello, «a Bolivia le debería interesar tratar de meter ese tema en el debate, porque aceptar una agenda de discusión con Chile sin que se toque el tema del mar es definitivamente un retroceso para nuestro país», evaluó Guzmán.
EEUU y los BRICS
Por su parte, el analista chileno Patricio Mery Bell comentó que la reunión no pasó de ser «protocolar», ya que las visiones contrapuestas de ambos gobiernos imposibilitarían el alcance de acuerdos importantes.
«No creo que exista mucha esperanza de acuerdos entre un Gobierno pro-Estados Unidos, como el de Boric, y un Gobierno pro-BRICS, como el de Luis Arce», dijo a Sputnik.
El grupo BRICS es la asociación de países emergentes liderados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, al cual Bolivia espera sumarse próximamente.
Chile y Bolivia no comparten embajadores desde 1978, cuando fracasaron las negociaciones por dar una salida al mar a Bolivia.
En este aspecto, Mery Bell vio positivo que Chile y Bolivia «puedan ponerse de acuerdo en cosas básicas, como el control de la migración, el combate de la delincuencia y del narcotráfico, así como el comercio ilegal y otros puntos de interés».
El analista destacó que, en la frontera compartida, de 850 kilómetros, «hay muchos pasos promovidos por el crimen organizado, incluido el reciente ingreso del Tren de Aragua. En esta triple frontera entre Chile, Perú y Bolivia se genera mucho comercio ilegal».
También remarcó la importancia de la reversión del gasoducto, un proyecto que se analiza desde 2023: «Pero aquí hay más que nada una intención del Gobierno de Arce de buscar una salida a la crisis política interna».
La coyuntura boliviana
En el mismo sentido, Guzmán aseguró que «todo se ha reducido al tema político interno en Bolivia, por la falta de combustible y de dólares. Por ello, el diálogo con Chile está dirigido más que nada a dar tranquilidad a la población boliviana».
Durante julio pasado, cuatro buques reposaban frente al puerto de Arica, a la espera de descargar combustibles y petróleo destinado a Bolivia. Según el Gobierno de Arce, el oleaje intenso de esa época hacía imposible la descarga. Pero finalmente se comunicó con el presidente Boric, quien intervino para que se permitiera la operación portuaria.
«Es muy curioso, porque primero se hablaba de un tema climático. Después resultó que había sido una cuestión de llamar al presidente de Chile y pedirle una ayuda. No se sabe con certeza qué ha pasado con estos buques», relató Guzmán.
El Gobierno boliviano prevé que con la reversión del gasoducto Sica Sica se reduciría hasta 10 veces los costos en logística para la importación de estos recursos. Representaría un 40% menos de gasto, en comparación con las operaciones realizadas desde Paraguay, Argentina y Brasil, según Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).