Vaca Muerta lleva un año sin sumar nuevas concesiones

El mapa de Vaca Muerta dejó de ampliarse y desde hace más de un año no suma nuevas concesiones para la explotación no convencional que impulsen ni sus fronteras, ni sus bloques interiores. Un freno que llama la atención ya que ni la pandemia por el Covid -19 lo había logrado.

El desarrollo de Vaca Muerta comenzó hace poco más de una década en la cual la provincia de Neuquén como poder concedente lleva otorgadas 47 concesiones para la explotación no convencional de hidrocarburos, más conocidos por su sigla Cench.

Si bien algunas de esas concesiones no convencionales son anteriores, ya que fueron otorgadas para el desarrollo de los hidrocarburos de arenas compactas (tight), en la actualidad todas las áreas han reorientado sus cañones hacia el shale de Vaca Muerta.

El mapa de Cenchs parecía no parar de crecer, pues incluso se sumaron dos permisos especiales en Río Negro. Pero ese impulso se frenó. El 18 de agosto del año pasado, fue el entonces gobernador Omar Gutiérrez el que firmó la última concesión, la 47.

Se trató del bloque Rincón de Aranda, un área en la que Pampa Energía se comprometió no solo a invertir 161 millones de dólares en su desarrollo inicial, sino a encarar el segmento del petróleo de Vaca Muerta, cuando su especialidad es el gas.

Desde entonces no se han dado nuevas Cenchs, marcando que a nueve meses de la gestión de Rolando Figueroa, su gobierno no ha sellado ni un solo acuerdo.

Según se supo, sí se cuenta con un pedido en los despachos del ministerio de Energía. Se trata del sector Narambuena, un desprendimiento del histórico bloque Chihuido de la Sierra Negra que YPF solicitó el año pasado para reconvertir hacia la explotación no convencional.

Las gestiones siguen su curso y esa concesión podría no solo ser la 48° de Vaca Muerta en Neuquén, sino la primera de este año, si es que se llega con los plazos para formalizarla antes de fin de año.

Las causas de este freno en el pedido de nuevas concesiones son varias, pero se destacan tres. La primera es el largo wait and see, el tiempo de mirar y esperar que están imprimiendo las empresas ante el cambio de gestión.

Esto es habitual en cada recambio nacional, que en este año sumó dos condimentos extra: por un lado Neuquén cambió por primera vez de partido gobernante, y el lanzamiento del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) de parte de Nación fue otro de los puntos que las empresas prefirieron esperar a conocer antes de avanzar en nuevas inversiones.

En tanto que el tercer factor que también frena nuevas inversiones radica en la indefinición de la venta de los activos de ExxonMobil. La norteamericana tiene una puja que podría llegar a los 1.000 millones de dólares por su paquete de siete áreas en la que pugnan las grandes operadoras de Vaca Muerta: YPF junto a Pan American Energy (PAE), Tecpetrol en alianza con Vista y Pluspetrol.

Estos frenos se deben a que una concesión no convencional implica el inicio de una cuenta regresiva en un plan de inversión de varios millones de dólares, en el que los trabajos se deben detallar anualmente.

La reciente Ley Bases incluyó una reforma en la vieja Ley de Hidrocarburos que, entre otros puntos, fijó que las empresas que quieran reconvertir una concesión convencional en no convencional tendrán plazo hasta diciembre de 2028.

Este recorte, con el fin de acelerar los cambios, aún no tuvo eco entre las empresas, pero desde el gobierno neuquino esperan que en el corto plazo llegue una nueva ola de pedidos, potenciados en especial por el fin de las concesiones convencionales que vencen en su mayoría en 2026 y que al cambiar la forma de la concesión logran un permiso por 35 años, en lugar de solo una década más.

En este escenario, Neuquén sumó una gestión paralela, a modo de pedido ya que no puede sumarla como exigencia, y que consiste en que las empresas interesadas en sumar una concesión aporten una obra de infraestructura clave para la provincia.

El pedido generó polémica entre las firmas que además de sus planes de inversión vienen destinando fuertes fondos a obras y al reciente sistema de becas educativas, pero que también reconocen que “la rentabilidad de Vaca Muerta no es la misma que había en sus inicios, hoy es una garantía y, en su justa medida, no está de más invertir en obras clave de la zona como son por ejemplo las viales”.

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