La recuperación de los niveles de producción hidrocarburífera de más de dos décadas atrás, que la técnica del fracking sobre la roca madre ha producido, ha transformado lo que se denomina genéricamente como Vaca Muerta en una especie de leyenda milagrosa de producción y bienestar social.
Leyenda que es funciona como estruendo propagandístico de los sucesivos gobiernos provinciales y últimamente también de los nacionales. Con todo, debe ser analizada en relación a otros períodos en los cuales también hubo esa especie de leyenda milagrosa.
Si se relacionan los datos estadísticos de las últimas cuatro décadas, es posible poner en su real dimensión en qué consiste el “boom” de Vaca Muerta.
Con datos de la Dirección de Estadísticas y Censos provincial (las otras fuentes serán señaladas específicamente) este texto pretende demostrar que existieron otros “boom” hidrocarburíferos previos a Vaca Muerta y relacionar aquellos y éste con el impacto sobre la vida de los sectores populares de la provincia.
La década el 70/80: primer “boom”
Sería un error presuponer que la crisis petrolera mundial del 1973 impactó en el despegue de la producción hidrocarburífera en Neuquén. El nivel de producción de esa década terminó con un leve repunte recién hacia el final de la misma. El ascenso brusco del precio del barril a partir de 1973 hasta 1980 (pasó de poco más de un dólar por barril a 35 dólares) casi no tuvo impacto respecto a un aumento en la extracción de petróleo en Neuquén. Tampoco hubo un crecimiento exponencial de producción de petróleo en la década del 80, marcada por un descenso del precio del barril, aunque nunca bajó a los precios previos a la crisis del 73.
En el periodo 1970-1979, el sector que sí tuvo un “boom” fue el relacionado a la producción de gas, que se triplicó (se construyó el gasoducto Neuba I). Pasó de 1.100 millones de metros cúbicos anuales a 3.160 millones. Y se volvió a triplicar en la década de los 80, en la que entra en funciones el gasoducto Centro Oeste y mas tarde el Neuba II. O sea, fue el gas el hidrocarburo que marcó el “boom” de estas dos décadas.
A esto debe sumarse que durante los años 80 Neuquén tuvo un verdadero “boom” de crecimiento (se construyeron miles y miles de viviendas, estaban en marcha grandes obras como centrales hidroeléctricas como Piedra del Águila, la planta de agua pesada, la construcción del gasoducto Neuba II, etc.). Es la década de la gran huelga de la construcción de 1984, de la caminata de los obreros de Piedra del Aguila, etc.
En estas dos décadas la población registró un gran flujo de migración interna producto de las grandes obras, no por la industria extractiva de hidrocarburos. Pasó de 154.143 habitantes al inicio de los 70 a 388.883 habitantes al finalizar la década del 80 (Censo de 1991), un crecimiento poblacional del 152% en 21 años.
Vicente Palermo, en su libro “Neuquén, la creación de una sociedad”, afirma que “En 1980… Neuquén registraba una tasa de desocupación de 2.2% y una tasa de subocupación de 2,1%”, es decir, casi un pleno empleo. Sin embargo, el censo de 1980 indica que en Neuquén había 40,2% de habitantes con necesidades básicas insatisfechas a pesar de la abundancia de trabajo. Tómese nota de este dato, para compararlo, luego, con los datos de la década de Vaca Muerta.
Segundo “boom”
En la década del 90, la producción de petróleo de la provincia se triplicó. En apenas 10 años pasó de 5,8 millones de metros cúbicos a 17,5 millones de metros cúbicos por año. Y la de gas se duplicó, pasando de 10.422 millones de metros cúbicos a 21.280 millones.
Fue la década menemista de privatización de YPF y Gas del Estado. Es una década donde hasta sería redundante detallar las implicancias laborales y sociales de ese “boom” hidrocarburífero en la provincia.
Las dos puebladas de Cutral Có y Plaza Huincul del 96 y 97 son fieles expresiones de esos efectos nefastos. Pero para sustentar esta conexión entre “boom” hidrocarburíferos e impactos no necesariamente positivos en los sectores obreros y populares, valen algunos datos estadísticos de esos tiempos.
En el año 1998 la producción de petróleo de Neuquén fue de las más altas de toda su historia (18.131 m³), superada recién a partir del año 2023 en que registró una producción de 19.720 metros cúbicos. ¡25 años pasaron! entre los cuales hay que incluir 10 años de desarrollo de la producción no convencional para superar la marca de los yacimientos estrellas convencionales de la década del 90, como Loma de la Lata-Sierra Barrosa y otros, hoy casi marginales.
Esos niveles de producción petrolera de fines de los 90, si se los mide en términos de volumen por habitante, era muy superior a esa relación en la actualidad.
Un dato de ese contexto muestra que el 70% de las viviendas eran propiedad de su morador. Y el porcentaje de viviendas habitadas por inquilinos era del 13%. Otro dato que ha retrocedido en la actualidad.
La década inaugural del nuevo siglo
En el caso del gas, es en esta década que se había alcanzado el récord anterior. La producción del año 2007 (25.390 millones de m³) recién fue superada en el año 2022 con 28.320 millones de metros cúbicos. Aquella producción del “boom” de fines del siglo pasado (para el petróleo) e inicios del actual (para el gas) se alcanzó con una cantidad de entre 50.000 y 60.000 asalariados totales en la provincia, de los cuales en el sector hidrocarburífero había entre 6.000 y 8.000 obreros (la incorporación de la mujer a la actividad ha sido una característica de los últimos años, hoy existe un 15% de mujeres en la industria extractiva de petróleo y gas).
En esta década se pasó de un 10 u 11% sobre el total de asalariados a fines de los 90 a un 9% al finalizar la misma. En la actualidad la proporción creció a un 17%. A fines de 2019 (previo a la pandemia) había 22.500, y actualmente hay un poco más de 26.000. Este cambio en el aumento de la proporción de obreros hidrocarburíferos respecto al total de asalariados de fines de los 90 comenzó a darse hacia los primeros años del actual siglo. Con una tendencia que se puede marcar a partir del año 2003, luego que el gobernador Sobisch hiciera un acuerdo con Repsol para la extensión de la concesión del área Loma de la Lata-Sierra Barrosa.
Se empalma con un crecimiento exponencial del precio del barril que pasa de 25 dólares a 94 dólares hacia el año 2007. El aumento del precio del barril coincidió con un incremento del precio del gas que pasó de 2.3 dólares el millón de BTU (año 2002) a 13 dólares en el año 2006 (datos de US Energy Information Administration, EIA por sus siglas en inglés, según precio de referencia de Henry Hub).
En esta década la crisis nacional (2001/2002) golpeó en la desocupación (en el primer semestre del año 2002 alcanzó un 20,9% con un alto índice de subocupación), pero en especial la crisis mundial del 2008 pegó de lleno en el precio de los hidrocarburos, que se derrumbaron. Para el caso del gas cayeron a un precio por debajo de los 5 dólares el millón de BTU. Y el petróleo bajó hasta los 40 dólares por barril y menos.
A pesar de la caída a partir del año 2008 de los precios de los hidrocarburos, el “viento de cola” de los primeros años del kirchnerismo se estabilizaron en el aglomerado Neuquén-Plottier (donde se mide especialmente) entre el 11% y el 17% durante el primer y segundo gobierno del kirchnerismo. Y el índice de viviendas habitadas por sus propietarios y de viviendas alquiladas se mantuvo también respecto a la década anterior.
La década del pacto con Chevrón y la “nacionalización” de YPF
En esta década se produjeron dos hechos que marcaron a fuego a la provincia del Neuquén y su producción de hidrocarburos.
En el año 2012 el gobierno expropió en forma onerosa las acciones que Repsol tenía en YPF producto de la privatización menemista. Y unos meses después se firmó un pacto colonial con la petrolera estadounidense Chevrón por la cual se le entregó la joya (previamente pulida y acondicionada) del yacimiento Loma Campana para la explotación con el método de fracking de la roca madre (no convencional). Para formar este yacimiento, se separó una parte del yacimiento Loma de la Lata-Sierra Barrosa. A diez años de estos acontecimientos, cabe analizar los datos de este período.
El año pasado, la producción tanto de petróleo como de gas, a partir del crecimiento de la extracción no convencional y la caída abrupta de la convencional, logró superar los registros históricos de volúmenes extraídos a fines de los 90 e inicios del nuevo siglo.
Un dato novedoso respecto a tiempos anteriores es que en este nuevo decenio, al presente una parte significativa (25%) del petróleo extraído en Neuquén se exporta.
La provincia tuvo un crecimiento demográfico importante. El crecimiento poblacional fue en la primera década del nuevo siglo del 16,3%, y en el segundo decenio dio un salto y fue del 28,9%. Este crecimiento, en parte como crecimiento vegetativo y en parte por la atracción laboral de la meca petrolera, no encontró ni las condiciones de infraestructura ni de empleo que se prometían, lo cual se refleja en los índices sociales de la actualidad.
Por ejemplo, la desocupación que había en 2015 había descendido, trepó al 25% durante la pandemia y en la actualidad se ubica en el 16,7% (2do. trimestre de 2024). Contemplando las variaciones estacionales en el desempleo y la subocupación, el crecimiento productivo de hidrocarburos no ha implicado una baja sustancial en dicha tasa.
Si lo analizamos desde el punto de vista de la pobreza en el conglomerado Neuquén-Plottier, el índice de pobreza se ubicaba en 34,5% en el segundo semestre de 2016 (arranque de la explotación no convencional). Y se ha mantenido siempre por encima del 20%, con un pico de 41% en el segundo semestre de 2021 (aún en pandemia). Hoy (primer semestre de 2024) el índice de pobreza es del 40,4% (prácticamente igual al período de pandemia) y se suma un 11,6% de indigencia.
El otro dato que define este “boom” es que el Censo 2022 arrojó que las viviendas con título de propiedad eran el 60,3% y que quienes alquilan ocupan un 20,7% de las viviendas. Una caída del 10% y un aumento del 7,5% respectivamente en relación a los porcentajes de hace más de dos décadas atrás.
Una consecuencia de un Estado provincial que hace mucho tiempo dejó de implementar planes de viviendas populares, y dejó ese rubro a la especulación inmobiliaria con precios fuera del alcance para construir o edificar y menos aún para alquilar.
El dato lapidario, que desnuda de qué se trata el actual “boom”, es que el índice de pobreza más indigencia llega al 52% en el primer semestre de este año… ¡superior al índice del segundo semestre del año 2020, en plena pandemia! habiendo superado a partir del 2023 los niveles históricos de producción de hidrocarburos.
Otro dato: los equipos
Si bien en este caso la comparación con otros “boom” no es estricta, ya que ahora existen equipos de fractura, lo incluimos porque en términos más generales también aporta a las conclusiones. Antes. una aclaración: la extracción no convencional no extrae un producto que no sea el mismo hidrocarburo que se extrajo desde siempre. El petróleo es el mismo y el gas también, solo que ahora se los extrae casi totalmente de la roca madre, porque existe la tecnología que permite hacerlo. Antes se usaba en pozos verticales, pero no horizontales como bajo la modalidad actual.
Si dejamos de lado los años posteriores a la debacle de la crisis del 2008, podemos tomar como base los datos de la cantidad y tipos de equipos que actuaban en Neuquén, por ejemplo, en el año 2012 (previo a la expropiación onerosa de Repsol y del pacto con Chevrón).
Según los datos oficiales de la provincia, había en total 86 equipos (27 de perforación, 37 de workover, 21 de pulling y 1 de coiled tubing). Estos tres últimos son equipos que realizan tareas especiales, podemos decir, auxiliares respecto a la perforación en sí.
La máxima cantidad de equipos se registró en el año 2014 (144), con 61 equipos de perforación. En setiembre de 2024 había en Neuquén 34 equipos; había 42 en 2023. Este dato no debe tomarse “a secas”, porque los tiempos de perforación han disminuido y se realizan ramas laterales más largas. Pero aún con todas las precauciones del caso, es un hecho que hace cuatro meses cae la cantidad de fracturas realizadas en Vaca Muerta; es uno de los datos que marca el nivel de actividad.
Al presente en Neuquén operan 35 equipos de perforación, 25 de workover y 17 equipos de pulling. Significativamente por detrás del año 2012.
Todo esto, el socio gerente de Tecnopatagonia, lo grafica lapidariamente: “En la cuenca Neuquina, los equipos de workover llegaron a 40, y ahora tengo 25. La baja es fuerte, casi un 40%”. Además de pocos, tienen sus años de uso. Hasta el año pasado los equipos de perforación tenían una antigüedad promedio mayor a 18 años.
La huelga de inversiones, aún con Rigi y beneficios de todo tipo, no deja de hacerse sentir sobre Vaca Muerta, en momentos en que se amplían las vías de evacuación con diversos destinos futuros (exportación, proyectos de GNL, etc.).
Todo se hace con la menor inversión posible, lo cual también incluye el retaceo en los contratos de servicios de las cientos de empresas de todo tamaño que sirven a las operadoras; que a su vez trasladan hacia el resto de la economía el retaceo de inversiones lo que repercute en puestos laborales, salarios y nivel de vida.
Récords en los dos polos
Sin embargo la huelga de inversiones no se nota en las cajas de las operadoras. Mientras los volúmenes de extracción se superan mes a mes y las empresas se embolsan jugosas ganancias y beneficios. YPF S.A. declaró una ganancia en el segundo trimestre de este año de 1.204 millones de dólares. Por su parte, Vista S.A. declaró que en el primer semestre de 2024 su beneficio operativo fue de 308,6 millones de dólares. Estos son solo dos ejemplos.
Los propios obreros petroleros pierden, paritaria tras paritaria, poder adquisitivo y la población en general ve aumentar las penurias de su existencia. Hoy en Neuquén no se pueden ocultar otros récords, como la cantidad de personas que viven en la calle. La pobreza (sin contar la indigencia) está a niveles de los años de pandemia.
Se puede llegar a la conclusión de que el “boom” hidrocarburífero del segundo decenio del nuevo siglo tiene un mayor impacto negativo en el nivel de vida de la población neuquina. Algo que se pretende ocultar bajo la vocinglería de proyectos y niveles de producción sin precedentes. Otro ejemplo que demuestra que en el capitalismo más producción y superávit fiscal no implica mejor calidad de vida para asalariados y sectores populares. No hay derrame.
Hay que revertir esta tendencia y orientación social expropiando sin pago y bajo control obrero toda la industria energética.