Los intereses nacionales prevalecieron por sobre las relaciones personales. Pese a la frialdad manifiesta entre Javier Milei y Luiz Inacio Lula da Silva —retratada en las imágenes de su primer encuentro cara a cara, en Río de Janeiro—, Argentina y Brasil concretaron un acuerdo para catalizar la exportación de gas argentino hacia el gigante sudamericano.
En el marco de la cumbre del Grupo de los 20, el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, y su par de Minas y Energía brasileño, Alexandre Silveira, celebraron el acuerdo que propone alcanzar la exportación de 30 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) de gas natural dentro de cinco años. En una primera etapa, el objetivo apunta a enviar un volumen inicial de tres millones por día.
El anuncio es de mutuo beneficio. Para Argentina, supone la colocación de los excedentes obtenidos de la formación sureña de Vaca Muerta —la segunda reserva mundial de gas no convencional, cuya capacidad máxima estimada es de 47 millones de metros cúbicos diarios— que actualmente no tienen destino asignado.
Para Brasil, el recurso supliría los menguantes envíos provenientes de Bolivia, país que atraviesa un profundo declive en la producción del recurso. Además, el Gobierno de Lula da Silva afronta un severo desafío en materia de energía, dado que la sequía que azota al gigante sudamericano —la peor en 74 años—, la cual ha reducido el nivel de las represas hidroeléctricas hasta el 49%, siendo estas las responsables del 70% de la matriz energética.
En caso de alcanzarse el mentado objetivo de los 30 millones de metros cúbicos diarios, Argentina estaría frente a la oportunidad de revertir el déficit en la balanza comercial que tiene con su principal socio mundial (seguido por China).
El camino luce allanado. Actualmente, existe un gasoducto que conecta a Argentina con Bolivia —modificado recientemente para revertir el flujo y facilitar el envío desde el país austral— y otro que une a las ciudades de Corumbá (fronteriza con Bolivia) con San Pablo y Porto Alegre –zonas con mayor consumo de Brasil-, por lo que alcanzaría simplemente con la autorización formal para que la firma estatal Energía Argentina instale un medidor bidireccional que habilite el suministro hacia el norte.
En una segunda instancia podrían barajarse alternativas tales como la provisión del recurso en forma líquida (gas natural licuado) a través de barcos destinados directamente hacia Brasil sin pasar por Bolivia. De todos modos, dicha posibilidad recién podría concretarse a partir de 2027, año en el que está previsto el arribo a la Argentina de un buque de licuefacción alquilado por la compañía Pan American Energy.
De Argentina al mundo
«Esta es la principal oportunidad de exportar gas al exterior, y es solo el principio: a partir de ahora Argentina puede comenzar a profundizar su potencial tanto en la región como a nivel mundial», dijo a Sputnik Paulo Farina, exsubsecretario de Energía Eléctrica de Argentina (2014-2015) y consultor energético.
Según el especialista, la clave del anuncio radica en la posibilidad de ampliar las fronteras que hasta ahora limitaban el aprovechamiento del recurso yacente bajo el suelo argentino. «Vaca Muerta es una reserva muy grande en relación con el consumo local, y esto abre la puerta a explotar al máximo el gas que hoy no tiene un país de destino por fuera del abastecimiento interno», dijo.
«Hay que aprovechar la ventana de oportunidad antes de que las energías renovables terminen de reemplazar a los hidrocarburos convencionales. Por eso es muy importante acelerar este tipo de acuerdos que permitan que el gas argentino se transforme en un producto con destino regional«, esgrimió el investigador.
Sin embargo, la apertura a la exportación del recurso abre interrogantes tales como si su venta al exterior —medida en dólares— repercutirá en un incremento del precio que pagan los argentinos en sus hogares. Consultado al respecto, Farina apuntó que «hay que ser cautos, porque esto no necesariamente sea así: hay muchos ejemplos a nivel mundial que indican que los países productores suelen abastecer al mercado interno con precios más accesibles, priorizando el bienestar de su población».
¿La gallina de los huevos de oro?
Ante la sensible situación socioeconómica que atraviesa el país austral —con niveles de pobreza por encima del 50% de la población—, la posibilidad de lograr un saldo exportador consolidado que redunde en la llegada de cuantiosas sumas de dólares que refuercen las arcas del Banco Central alimenta las expectativas de analistas y funcionarios.
«Los 30 millones de metros cúbicos previstos equivalen a unos 5.000 millones de dólares anuales, asumiendo una estructura de costos razonables, lo cual sería un gran refuerzo de divisas para Argentina. El problema es que para ello primero hay que llevar a cabo inversiones de infraestructura que posibiliten la máxima explotación», sostuvo Farina.
No obstante, el experto se mostró cauto a la hora de analizar el impacto del aprovechamiento de los recursos naturales con los que cuenta Argentina. «Es una fantasía creer que con Vaca Muerta se resuelven todos los problemas del país. Los principales exportadores de gas y petróleo ven estos recursos como una fuente importante de su desarrollo, pero es necesaria una asignación racional de los ingresos para que esto no termine beneficiando solamente a las empresas explotadoras», alertó.
«Vaca Muerta es gigante en Argentina, pero no tanto a nivel mundial: no somos Arabia Saudita. Hay razones para ser optimistas, pero creer que nuestro país es el centro de la producción global es un error producto de la euforia que despierta el recurso con el que contamos», afirmó el consultor.