La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca promete tener un fuerte impacto en el mercado energético mundial, especialmente en relación con la producción de petróleo y gas. En su segundo mandato, el presidente estadounidense ha adoptado una postura agresiva en favor de la autosuficiencia energética de su país, lo que podría traer repercusiones significativas para regiones productoras como Vaca Muerta.
Trump es un defensor del aumento de la producción energética en Estados Unidos, lo que incluye desde la apertura de territorios protegidos hasta la flexibilización de regulaciones ambientales. Su política de “drill, baby, drill” —en referencia a la expansión de la perforación— está orientada a maximizar la producción de petróleo y gas natural, con la ambiciosa intención de reducir la dependencia energética de otros países.
Entre sus primeras medidas, anunció la declaración de emergencia energética y la promesa de incrementar las exportaciones de gas natural licuado (GNL), un mercado en el que Argentina pretende empezar a competirle al gigante norteamericano.
El GNL argentino debe competir con EEUU
Si bien la celebración por parte del gobierno argentino ante un posible cambio de rumbo en las relaciones con el FMI es palpable, los analistas advierten sobre los riesgos para Vaca Muerta. La principal amenaza radica en el fortalecimiento de la producción de GNL en Estados Unidos. El gobierno de Trump tiene previsto reactivar proyectos que fueron frenados bajo la administración de Biden, lo que podría intensificar la competencia en el mercado global de gas natural.
La ventaja comparativa de Vaca Muerta, que en términos de producción ha ganado competitividad, aún no se acerca a la escala de los proyectos estadounidenses, lo que coloca a Argentina en una posición vulnerable ante la expansión del GNL norteamericano, en momentos en que busca concretar sus primeros proyectos de licuefacción en la provincia de Río Negro.
De todas maneras, la ubicación geográfica de la Argentina es clave para la llegada a Asia, el mercado que se proyecta con más crecimiento de demanda en las próximas décadas. Analistas de Rystad Energy consultados por +e ven, a largo plazo, el GNL de EEUU abasteciendo Europa y el argentino a Asia. Consideran que los buques metaneros que partirán desde RíoNegro, pasando por el Cabo de Hornos serán más competitivos que el GNL estadounidense que debe atravesar el Canal de Panamá.
Un paso fundamental en ese sentido lo dio esta semana el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, quien firmó un MOU con tres compañías de la India para comenzar a negociar la eventual compra de hasta 10 millones de toneladas anuales de GNL argentino.
¿Qué pasará con el petróleo?
En cuanto al petróleo, los pronósticos apuntan a un escenario con precios moderados, situándose en un rango de entre 75 y 80 dólares por barril. Si bien la producción estadounidense no presenta márgenes de crecimiento dramáticos, la saturación del mercado podría generar una caída en los precios internacionales, lo cual afectaría de forma indirecta a Vaca Muerta.
A nivel global, la política energética de Trump está enmarcada dentro de un contexto de incertidumbre geopolítica. La guerra en Ucrania, las tensiones con China, y la postura de la OPEP+ son factores que seguirán influyendo en la oferta y demanda de energías fósiles.
En este sentido, la estrategia de Trump -quien ante el foro de Davos pidió bajar los precios del crudo- podría alterar la dinámica, afectando tanto a los países productores de petróleo como a aquellos que dependen de sus importaciones.
El 2025 promete ser un punto de inflexión para el mercado energético mundial, según indica un informe de Rystad. Con la administración de Trump impulsando una política de mayor extracción y exportación de energías fósiles, el escenario global podría cambiar, impactando tanto en los precios del petróleo como en las dinámicas de competencia entre productores de gas natural. Para Argentina, Vaca Muerta será un actor clave, pero su futuro depende de cómo el país logre superar los desafíos internos y adaptar su producción a un mercado global cada vez más competitivo.
Las claves energéticas de 2025
El escenario energético de este año está marcado por un juego de fuerzas complejas, donde la política internacional, las decisiones de inversión en infraestructura y el contexto económico global jugarán un papel crucial. Según Rystad, las principales claves del año serán:
Incertidumbre geopolítica y económica: Persistirán tensiones internacionales (EEUU y China, guerra en Ucrania, conflictos en Oriente Medio) y desafíos económicos, como la inflación y la desaceleración económica en China, que podrían afectar el mercado energético global.
Inversiones moderadas en el upstream: Se espera una disminución de las inversiones globales en upstream del 2%, aunque áreas como la producción en aguas profundas seguirán siendo un foco de inversión.
Márgenes de refinerías reducidos: Los márgenes de las refinerías seguirán siendo bajos, especialmente debido a la mayor adopción de vehículos eléctricos y una demanda estacional más baja.
Producción de petróleo no convencional en EEUU estable: A pesar de los incentivos políticos, la producción de shale oil se mantendrá estable, porque las compañías priorizarán la rentabilidad y eficiencia.
GNL como factor clave: Las exportaciones de GNL de EEUU podrían desempeñar un papel crucial en el comercio mundial, especialmente si se aceleran los permisos de producción bajo la administración de Trump.
Desafíos en la cadena de suministro: Los cuellos de botella en equipos de perforación y el aumento del proteccionismo podrían afectar los costos y la eficiencia de la cadena de suministro energética.
Auge de la demanda de electricidad: El aumento de la demanda de electricidad impulsada por la IA, los vehículos eléctricos y los centros de datos requerirá más energía, especialmente de fuentes renovables.
COP30: La Cumbre en Brasil será crucial para evaluar el progreso hacia los objetivos climáticos globales, aunque Trump produjo un cimbronazo al anunciar el retiro de su país del Acuerdo de París.