El proyecto solar de 1.000 millones de dólares que quedó obsoleto antes de funcionar

La idea era prometedora: una planta solar que absorbe la energía del astro y hace girar unas turbinas de vapor que almacenan la energía en forma de sal fundida. Pero las cosas no salieron según estaban planeadas y el proyecto solar de 1.000 millones de dólares quedó obsoleto antes de empezar a funcionar.
La planta solar de Crescent Dunes, ubicada en el Desierto de Nevada (EE.UU), estaba llamada a ser uno de los mayores proyectos solares a nivel internacional.
La idea era buena: los rayos de sol harían girar unas turbinas de vapor, mientras que la energía generada se almacenaría en forma de sal fundida. Para ello, Crescent Dunes contaría con 10.000 espejos repartidos a lo largo de una espiral de más de tres kilómetros de ancho, en un espacio ubicado entre los estados de Las Vegas y Reno.
Debía abastecer a la localidad de Sparks, con 100.000 habitantes.
Todo en condicional, porque a pesar de lo ambicioso del proyecto con una inversión de 1.000 millones de dólares, la planta quedó obsoleta antes de entrar en funcionamiento.

El proyecto solar que costó 1.000 millones de dólares

Construir el proyecto solar de Crecent Dunes ha costado 1.000 millones de dólares. Entre sus principales impulsores están las empresas SolarReserve y Citigroup.
El problema ha venido porque la realidad no ha resultado tan efectiva como la teoría. Ya en 2015 los responsables de Crescent Dunes dieron la planta por obsoleta puesto que había tecnologías de paneles solares que la superaban en eficiencia.
El golpe definitivo llegó el pasado año cuando el único cliente del proyecto, una compañía llamada NV Energy, decidió dejar de apostar por él argumentando una falta de fiabilidad eléctrica.
Además de las inversiones privadas, el proyecto ha recibido capital del Gobierno de Estados Unidos y Nevada.
Declarado obsoleto antes de empezar a funcionar, los responsables del proyecto solar de Nevada se enfrentan ahora a litigios y acusaciones de mala gestión. Ellos acusan a la española ACS Cobra quien, aseguran, se retrasó en el diseño de un tanque de pérdidas.

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