Las inversiones en la energía estaban bien encaradas a comienzos de año con un incremento global previsto del 2 %, pero la crisis del coronavirus ha echado todo por tierra y ahora se espera una caída récord del 20 %, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En su informe anual sobre las inversiones, publicado este miércoles, la AIE indica que habrá una pérdida de casi 400.000 millones de dólares, algo que según su director ejecutivo, Fatih Birol, es «profundamente preocupante».
Birol advierte de que el correcto aprovisionamiento del mercado cuando la economía se recupere puede verse amenazado con posibles tensiones, en particular, en el petróleo; de las pérdidas de empleos y de que se pone en riesgo la transición hacia un sistema energético más sostenible.
PÉRDIDAS MILLONARIAS PARA EMPRESAS Y ESTADOS
El efecto combinado de la disminución del consumo, del hundimiento de los precios y de los impagos de facturas se traducirá este año en una pérdida de un billón de dólares en los ingresos de las empresas del sector energético y de los Estados.
Por sectores, el del petróleo y el gas en conjunto es el que se verá más castigado, con un bajón del 32 % de la inversión, lo que equivale a cerca de 250.000 millones de dólares menos.
En el caso de los yacimientos de esquistos, que tienen unos costos operativos más elevados y por tanto una menor rentabilidad que los pozos convencionales, el descalabro llegará al 50 %.
La agencia advierte de que si las inversiones en petróleo se mantuvieran a los niveles a los que caerán en 2020, las capacidades de suministro en crudo para 2025 serían de unos nueve millones de barriles diarios menos de lo estimado antes de la crisis del coronavirus.
Para ilustrar el parón causado por la pandemia en el oro negro, la AIE explica que en abril, cuando había más de 4.000 millones de personas bajo alguna forma de confinamiento, el consumo cayó en unos 25 millones de barriles diarios respecto al mismo mes del pasado año, lo que significa una cuarta parte del total.
En el conjunto de 2020, la demanda de crudo se reducirá en unos 9 millones de barriles diarios de media, es decir, que se volvería a niveles de 2012.
En la del gas, el retroceso ha sido mucho más moderado, del 2 % en el primer trimestre, aunque los autores del informe avisan de que en todo 2020 el descenso podría ser mucho mayor.
La bajada de la inversión en el carbón será este ejercicio del 15 % y del 10 % en la electricidad, con una contracción que ahí afectará también a las energías renovables, para las que rondará el 10 %.
IMPACTO NEGATIVO EN LAS RENOVABLES
La agencia cuenta que solo en el primer trimestre la crisis ha tenido un fuerte impacto en las instalaciones de placas solares en los tejados de viviendas y empresas, y que los proyectos para nuevas capacidades eólicas y solares han bajado a niveles de hace tres años.
Particularmente preocupante para el avance de la transición energética es la reducción prevista en 2020 de la inversión en las redes eléctricas (del 9 %) y en medidas de eficiencia energética (del 10 al 15 %), en este último caso por la caída de la actividad en el automóvil y en la construcción.
No obstante, el peso de las renovables en la producción eléctrica en términos relativos aumentará por sus bajos costes operativos y por el acceso preferente que tienen a las redes.
El nuevo paisaje energético que dejará la crisis tendrá como contrapartida en 2020 una reducción del 8 % en las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), hasta las 2,6 gigatoneladas, es decir, el volumen de hace diez años.
Será el mayor descenso registrado hasta ahora, seis veces superior del precedente que se produjo en 2009 durante la crisis financiera.
Sin embargo, Birol avisa de que esa reducción de emisiones contaminantes llega por «malas razones» y de que si se quiere conseguir ese objetivo de forma duradera hace falta «un rápido incremento en la inversión en energía limpia».
- 27 mayo, 2020
- Internacional
La AIE prevé una caída récord del 20 % en 2020 de la inversión en energía
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