La crisis sanitaria del COVID-19 ha paralizado el mercado del litio y dejado en evidencia sus debilidades.
«La recesión económica mundial, la asignación de cadenas de suministro y la inacción de los gobiernos para atraer inversiones a América Latina están afectando el mercado del litio», señaló Emily Hersh, socia directora de la consultora estadounidense DCDB Group, en la conferencia virtual COVIDMIN 2020.
La demanda de litio ha crecido exponencialmente en los últimos años debido a la industria de los vehículos eléctricos, pero el COVID-19 le ha puesto el freno.
“Nos enfrentamos a un escenario incierto, porque la demanda creciente de una nueva tecnología significa que las personas cambian sus hábitos para elegir un nuevo producto. Hoy, la gente no está pensando en comprar autos nuevos”, comentó Hersh en el evento.
Según la ejecutiva, el tamaño del mercado del litio se triplicó entre 2015 y 2017 y crecerá en 500% en los próximos 35 años. A corto plazo, sí enfrentará sofreoferta, pero se espera un escenario de menor disponibilidad entre 2023 y 2025 debido a la falta de financiamiento para construir nuevos proyectos o expandir los actuales.
Chile y Argentina tienen proyectos de litio en producción, pero la región necesita políticas que apoyen el crecimiento de la industria, agregó, así como también proyectos que puedan ofrecer los productos químicos para las baterías de vehículos eléctricos.
«La producción de litio es impulsada por componentes químicos estables que podrían utilizarse para producir baterías seguras, pero si no se hacen las inversiones, la oferta será menor que la demanda», advirtió Hersh.
La demanda de baterías de litio podría caer un 8% este año, pero se espera una recuperación para 2025.
Con respecto a la cadena de suministro y el debate sobre cómo acercarla a la región, Hersh señaló que el primer paso es centrarse en la extracción del mineral y en la producción de agentes químicos.
“Sin la extracción de mineral y sin producción química no se puede alcanzar valor dentro de la cadena de suministro. El valor agregado para el litio significa producir los agentes químicos necesarios”, agregó.
Para reducir la exposición del mercado del litio a China, Estados Unidos debe invertir en la producción de los componentes químicos para el litio y en técnicas de procesamiento avanzadas. Europa seguirá centrada en las calificaciones medioambientales de los productos a través de una reducción de la huella de carbono.
Después del COVID-19, los productores latinoamericanos tendrían que elegir con quién se asociarán entre Estados Unidos, Europa y China.
«Estados Unidos está definiendo reglas pero sin asignar capital, mientras que China está haciendo cheques para pagar inversiones», indicó Hersh.
«La recesión económica mundial, la asignación de cadenas de suministro y la inacción de los gobiernos para atraer inversiones a América Latina están afectando el mercado del litio», señaló Emily Hersh, socia directora de la consultora estadounidense DCDB Group, en la conferencia virtual COVIDMIN 2020.
La demanda de litio ha crecido exponencialmente en los últimos años debido a la industria de los vehículos eléctricos, pero el COVID-19 le ha puesto el freno.
“Nos enfrentamos a un escenario incierto, porque la demanda creciente de una nueva tecnología significa que las personas cambian sus hábitos para elegir un nuevo producto. Hoy, la gente no está pensando en comprar autos nuevos”, comentó Hersh en el evento.
Según la ejecutiva, el tamaño del mercado del litio se triplicó entre 2015 y 2017 y crecerá en 500% en los próximos 35 años. A corto plazo, sí enfrentará sofreoferta, pero se espera un escenario de menor disponibilidad entre 2023 y 2025 debido a la falta de financiamiento para construir nuevos proyectos o expandir los actuales.
Chile y Argentina tienen proyectos de litio en producción, pero la región necesita políticas que apoyen el crecimiento de la industria, agregó, así como también proyectos que puedan ofrecer los productos químicos para las baterías de vehículos eléctricos.
«La producción de litio es impulsada por componentes químicos estables que podrían utilizarse para producir baterías seguras, pero si no se hacen las inversiones, la oferta será menor que la demanda», advirtió Hersh.
La demanda de baterías de litio podría caer un 8% este año, pero se espera una recuperación para 2025.
Con respecto a la cadena de suministro y el debate sobre cómo acercarla a la región, Hersh señaló que el primer paso es centrarse en la extracción del mineral y en la producción de agentes químicos.
“Sin la extracción de mineral y sin producción química no se puede alcanzar valor dentro de la cadena de suministro. El valor agregado para el litio significa producir los agentes químicos necesarios”, agregó.
Para reducir la exposición del mercado del litio a China, Estados Unidos debe invertir en la producción de los componentes químicos para el litio y en técnicas de procesamiento avanzadas. Europa seguirá centrada en las calificaciones medioambientales de los productos a través de una reducción de la huella de carbono.
Después del COVID-19, los productores latinoamericanos tendrían que elegir con quién se asociarán entre Estados Unidos, Europa y China.
«Estados Unidos está definiendo reglas pero sin asignar capital, mientras que China está haciendo cheques para pagar inversiones», indicó Hersh.