Pronostican que la inversión en renovables superará por primera vez a la de gas y petróleo

Un nuevo informe de la consultora Goldman Sachs Group pronostica que, por primera vez, la inversión en renovables superará a la que se realiza en los sectores de gas y petróleo. El aumento comenzará en 2021 y se mantendrá hasta 2030.

El gasto en energía renovable superará la inversión en petróleo y gas por primera vez el próximo año, afirma un informe de Goldman Sachs Group Inc, que afirma que el sector de las renovables ofrece una oportunidad de inversión de 16 billones de dólares hasta 2030,
Las energías renovables, incluidos los biocombustibles, representarán aproximadamente una cuarta parte de todo el gasto de energía el próximo año, frente al 15% en 2014, afirmanlos analistas de Goldman. Esto se debe en parte a los costos de capital divergentes, ya que las tasas de endeudamiento han aumentado hasta un 20% para proyectos de hidrocarburos en comparación con tan solo un 3% para energía limpia.

La inversión en renovables podría generar hasta 20 millones de empleos

La energía limpia podría generar entre 1 y 2 billones de dólares al año en inversión en infraestructura y crear entre 15 y 20 millones de empleos en todo el mundo. Mientras tanto, el alto costo de capital para el desarrollo de combustibles fósiles está conduciendo a una inversión insuficiente, lo que podría conducir a precios más altos de petróleo y gas que a su vez estimulan una transición energética más rápida.

«Según nuestras estimaciones, la energía renovable se convertirá en el área de gasto más grande en la industria energética en 2021, superando el petróleo y el gas aguas arriba por primera vez en la historia», afirma Goldman en la nota.
Para Goldman entre las claves de este futuro limpio está el precio de las emisiones de de CO2 que calcula en abanico de entre 40 y 80 dólares por tonelada. «En el mundo real, sin embargo, solo el 16% de las emisiones globales tienen un precio, y el valor promedio es de aproximadamente 3 dólares por tonelada», afirma.
«Por lo tanto, un proceso de descarbonización de dos velocidades puede acelerar la descarbonización a corto plazo, pero finalmente retrasar el camino a largo plazo hacia el cero neto», concluye la consultora.

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