La inteligencia Artificial (IA) es una disciplina en el campo de las ciencias de la computación, capaz de proveer modelos, programas y técnicas que, por sus características, se asocian a la inteligencia de la naturaleza humana, el razonamiento, la resolución de problemas, la predicción, y el aprendizaje de las máquinas en función de la experiencia, entre otros. Estas capacidades ya se utilizan en diferentes dominios del conocimiento y son aplicados en múltiples campos, a saber, Ciencias Jurídicas, Médicas, Economía, Ciencias Ambientales, Arquitectura y Urbanismo, Proyecciones de Mercado, y Comportamiento del Consumidor.
En Educación, la Inteligencia Artificial (IA) genera, sin duda, un cambio disruptivo, en particular uno de sus atributos más innovadores es la diferenciación de la enseñanza a partir de las características individuales de cada alumno. Esta característica es posible mediante el análisis de un conjunto de datos relacionados con la historia educativa, perfiles psicosociales, motivaciones, estilos de aprendizaje, el complemento de una tecnología de avanzada, y algo que puede ser asombroso, el uso de modelos cognitivos capaces de predecir cómo aprenden cada uno de los alumnos.
Estos hallazgos se evidencian a partir la aplicación de dos herramientas, una de ellas orientada al alumno y la otra orientada al profesor.
La primera -los sistemas tutores inteligentes- cumplen la función de un tutor docente en el proceso de guía y colaboración de los aprendizajes, y la segunda, -los modelos instruccionales- consisten en programas expertos, destinados al profesor, capaces de facilitar las tareas de planificación y diseño de los contenidos didácticos.
En este contexto innovador, el impacto de una pedagogía más personalizada produce valiosas oportunidades para cada uno de los actores del Sistema Educativo.
Para el estudiante estos programas expertos reconocen la diversidad en los ritmos de aprendizaje, ofrecen retroalimentación en tiempo real a sus errores y favorecen las competencias digitales.
Para el profesor colaboran en las tareas de planificación, diseño y organización de los contenidos didácticos, permiten además personalizar y adaptar la enseñanza en función del diagnóstico y déficit de cada alumno, ofreciendo así, soluciones a medida.
La disparidad en la implementación de estas herramientas presenta diferentes grados de avance en las instituciones, fenómeno observable también, al analizar la relevancia que ocupan los estudios de Inteligencia Artificial (IA) en la oferta académica de las universidades en Latinoamérica y en el mundo. A los efectos de ilustrar esta realidad señalamos países de vanguardia en estas carreras como Canadá, Finlandia, Israel, Japón, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos y en Latinoamérica México, Colombia, Chile, Perú, Argentina y Uruguay.
Frente a este nuevo escenario, surgen los siguientes ejes estratégicos de interés en el análisis:
INEQUIDAD E INCLUSION
A fin de contextualizar el análisis de IA y Educación, no podemos soslayar las dificultades que la Pandemia profundizó en esta inesperada y sorpresiva realidad. La Educación Remota Forzada y la emergencia digital afectaron en Argentina a 14,2 millones de alumnos, y una vez más, evidenció asimetrías e inequidades existentes.
En primer término, la referida a la brecha digital, ya que, si bien es cierto que el 82,9 % de los hogares en nuestro país accede a internet, la disponibilidad de computadoras para alcanzar las metas didácticas en cada familia es sensiblemente menor, y sólo alcanza un 60,9%.
En segundo término, la brecha pedagógica, originada por las asimetrías socio-económicas, condiciones habitacionales de los hogares y capital educativo de las familias, de impacto directo en la permanencia escolar; se estima próximamente un 20 % la tasa de deserción en América Latina.
Ahora bien, ¿cuál es el aporte de la Inteligencia Artificial (IA) en esta nueva realidad?
En este nuevo contexto los recursos tecnológicos están jugando un papel irreemplazable y la Inteligencia Artificial (IA), aplicada a la Educación, no se ha quedado atrás.
La tecnología emergente ha generado grandes volúmenes de datos (Big Data) que nos permite realizar variados análisis, y materializar procesos de transformación educativa.
Un primer enfoque se refiere a la exploración de los datos en cada territorio derivados de las nuevas modalidades de enseñanza, y a partir de ello indagar sobre los hallazgos, para construir indicadores regionales referidos al acceso, permanencia, capacidades y resultados educativos.
El segundo enfoque contiene una dimensión psicopedagógica de apoyo a la continuidad de los aprendizajes de los alumnos a través de sistemas tutores inteligentes.
Una vez más la Inteligencia Artificial (IA) se constituye en una herramienta fundamental de apoyo a la tarea educativa aun en circunstancias imprevistas y brindando recursos para una mejor difusión del conocimiento.
ACERCA DE LAS COMPETENCIAS PROFESIONALES
Las tecnologías innovadoras plantean nuevos paradigmas en las fronteras del conocimiento. Expertos internacionales proyectan un crecimiento del 50 % en el mercado de la Inteligencia Artificial entre 2017 y 2020 y, esta tendencia no solo es visible en el sector privado sino también en sector público. La consultora internacional Gartner Inc. indica que la primera prioridad de inversión en el sector público será en perfiles de Data Analytics (43%), Ciberseguridad (43%), los servicios en la nube (39%) y Hacker ético .
Este nuevo escenario, si bien trasciende el plano de la formación individual no puede soslayarse en una planificación de la política pública.
¿Cuáles serán entonces las competencias necesarias?
No solo habilidades de programación y trabajo con las máquinas son necesarias en la era de la Inteligencia Artificial (IA), sino también competencias de gestión empresarial y liderazgo. Según Roberto Katz deben desarrollarse habilidades que incluyen capacidades específicas para un tipo de trabajo u organización: los productos y servicios, la comercialización, los procesos, la planificación; en síntesis, las referidas al conocimiento específico de cada negocio vinculadas a las habilidades conceptuales, generación de ideas y pensamiento abstracto. Pero, además, no deben excluirse las habilidades interpersonales, la comunicación, intercambio con el entorno, liderazgo y trabajo colaborativo en equipo.
ACERCA DEL FUTURO DEL EMPLEO
Algunas visiones apocalípticas señalan que estaremos en presencia del fin del trabajo, sin embargo…no hay ningún robot que pueda reemplazarse por un ser humano y no hay nada menos humano que una persona parecida a un robot.
¿En qué grado sustituirán al profesor estas nuevas tecnologías? ¿Habrá un costo emocional? ¿Es posible que algo se pierda en el camino?
Las tecnologías innovadoras son ahora un recurso imprescindible para la racionalización administrativa de aquellas tareas repetitivas y rutinarias del ecosistema educativo, sin embargo, la dialéctica pedagógica se construye en base a otras interacciones.
El rol del profesor, figura medular en el aprendizaje, en ninguna instancia puede pensarse que pueda ser reemplazado, siempre estará presente con su mirada disruptiva, promoviendo el debate entre los alumnos, el intercambio de experiencias personales, la interacción social en el aula, el trabajo colaborativo, la resolución de problemas y la investigación, pero, por sobre todas las cosas, el ejemplo a seguir.
En esta línea de pensamiento resulta de interés referirnos a una de las conclusiones del documento de trabajo titulado “Artificial Intelligence in Education Challenge and Opportunieties for Sustainable Development” [i] en el marco de la Semana del Aprendizaje móvil (2019) de la UNESCO. En él se destaca el rol primario y protagónico del profesor en pivotear y determinar el ritmo de estas innovaciones en el aula.
El desafío estará dado entonces, por lograr la complementariedad de estos sistemas inteligentes con los convencionales, de manera que la tecnología se transforme en aliada de la capacitación docente y las nuevas regulaciones garanticen también el resguardo de la información educativa. Muy lejos entonces de promover el fin del trabajo humano, la Inteligencia Artificial (IA) se suma al Sistema Educativo para potenciar el trabajo del profesor en el aula y fuera de ella, haciendo más eficiente la recolección de datos y ofreciendo un apoyo constante en todas las áreas de su difícil labor.
ACERCA DE LA PRIVACIDAD Y ÉTICA DE LOS DATOS
En Educación, estas tecnologías emergentes mejoran las prácticas de la enseñanza y el aprendizaje, pero aún debe bregarse por regulaciones jurídicas que protejan la privacidad de los datos del estudiante, y de toda aquella información sensible referida al comportamiento académico, que pueda sesgar el análisis del desempeño, referido a la permanencia, repitencia y/o abandono.
Además, es necesario generar normativas que equiparen estas aplicaciones educativas inteligentes con los sistemas tradicionales en el aula a fin de aplicar estándares para la homologación de estos avances.
Hasta este momento solo alguno países tienen leyes específicas al respecto, Estados Unidos, China, la Unión Europea, los Emiratos Árabes, los demás sólo códigos de buenas prácticas.
Con miras a la agenda mundial Educación 2030, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el marco de la Conferencia Internacional sobre la Inteligencia Artificial y la Educación, realizada en Beijing del 16 al 18 de Mayo del 2019, publicó el “Consenso de Beijing sobre la inteligencia artificial y la educación” (2019),[ii] documento que sintetiza los acuerdos aprobados por 105 estados miembros.
Figura así como el principal organismo coordinador, cuyas funciones serán la colaboración con los estados, la conformación de alianzas intersectoriales, y la cooperación internacional.
El documento en sus recomendaciones, refiere a la ética y seguridad de los datos educativos instando a los países a elaborar marcos regulatorios equitativos, transparentes y verificables, observando su impacto en los derechos humanos y la igualdad de género.
Ante la falta de investigaciones sistemáticas, invita a fomentar estudios comparados entre países y lograr un enfoque multidisciplinario en la planificación de las políticas educativas, el impacto del Big Data e Inteligencia Artificial y que, además, sume a la participación de los Estados, múltiples sectores de la Sociedad.
Otra cuestión de interés es dotar de entornos de pruebas simulados, para la capacitación, práctica y aplicación de estas innovaciones. En este sentido resulta de gran interés la propuesta de la Directora de la Unesco a fin de ofrecer una plataforma de “IA al servicio de la educación” con el objetivo de proporcionar el libre acceso a cursos e instrumentos de IA Open Source. (software de código abierto).
No cabe duda que la Educación será central en este escenario de innovaciones, no sólo por su rol de generar el conocimiento experto, sino por su papel protagónico como actor social, para pivotar estos cambios.
A esta altura del desarrollo se torna más evidente que la Inteligencia Artificial es un “camino de ida”, los aportes de esta disciplina a la formación, a la productividad y la eficiencia son tan claros y elocuentes que muy pronto se verán las amplias diferencias entre aquellas sociedades que la han desarrollado, y las que quedan a la zaga. La Inteligencia Artificial comenzó siendo un tema de expertos, pasó luego a ser de interés en las universidades y, hoy en día, ya constituye una “cuestión de Estado”.
- 10 diciembre, 2020
- Industria 4.0 y Tecnología
- Internacional
Inteligencia artificial, un reto para la educación
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