Diez operadores y transportistas de sistemas eléctricos (TSO) de relevancia a nivel europeo han anunciado su intención de explicar y evaluar el papel que juegan en la descarbonización del sistema energético. Para ello, pondrán en marcha una iniciativa conjunta que dará como resultado un documento que se presentará a mediados de 2021.
El informe contendrá, principalmente, los planes y las iniciativas directas de los TSO para seguir reduciendo la huella de carbono de sus propias actividades y para controlarla en sus cadenas de valor; los métodos que las TSO utilizan para conseguir la electrificación segura y la integración de fuentes de energía renovable (FER) al tiempo que contribuyen a la descarbonización del sistema energético en su conjunto, y cómo estas contribuciones pueden ser evaluadas y supervisadas en un marco común; y, por último, las medidas más eficientes que pueden adoptarse en el interés público para hacer posible la descarbonización del sistema energético.
El gran desafío al que los TSO europeos se enfrentan es la innovación. No solo deben encontrar soluciones para hacer frente a la electrificación y a la integración de las renovables, sino que también han de reducir la huella de carbono en sus actividades.
¿Cómo pueden contribuir las TSO a la descarbonización?
En gran parte de los sectores de la economía, la electrificación es una de las opciones más viables para acometer el proceso de descarbonización, debido a su unión con la generación de energías renovables y su gran eficiencia.
Por ello, existen dos maneras a través de las que las TSO pueden contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero: reduciendo las emisiones de GEI directas de sus propias actividades y mediante la electrificación de la demanda, la integración de renovables y la integración intersectorial. En el caso de las renovables, su crecimiento solo es posible si se acelera el crecimiento de la red y se lleva a cabo una correcta integración de su diseño en el mercado energético.
El reto de la innovación
El gran desafío al que los TSO europeos se enfrentan es la innovación. No solo deben encontrar soluciones para hacer frente a la electrificación y a la integración de las renovables, sino que también han de reducir la huella de carbono en sus actividades y ejercer control sobre ella a lo largo de toda su cadena de valor.
Así, se plantea un escenario en el que es necesario el desarrollo de una infraestructura de red innovadora que incorpore nuevas herramientas, flexibles y eficientes, que logren un beneficio de interés público.