Los usos de Blockchain en Educación – Segunda parte

Seguimos analizando cómo puede impactar el uso de Blockchain en el sector Educativo.
Propiedad Intelectual
Otro uso interesante de Blockchain es en lo que respecta al manejo de la propiedad intelectual, como el registro de patentes y derechos de autor, que al usar esta tecnología permite dejar registro de la fecha de emisión ya sea del registro de una patente como también una publicación, para poder tener certezas frente a plagio de quién lo publicó primero.
También permite que surjan nuevos modelos de negocio para lo que es la propiedad intelectual. Hoy normalmente los autores dependen de plataformas centralizadas para garantizar su identidad, o el acceso a una audiencia y monetización. Esto lo vemos por ejemplo con Spotify en el caso de la música, o Editoriales en el caso de los libros). Por lo tanto, el autor de la obra debe de algún modo “confiar” en lo que la empresa comercializadora le diga, confiando en la buena voluntad, que en última instancia tiene intereses contrapuestos, ya que omitir información significaría tener un margen de ganancia mayor. Como comentamos antes, Blockchain es la tecnología que permite generar esta confianza sin la necesidad de confiar en quien está del otro lado. 
Ujo es un ejemplo de esto. Es una plataforma similar a Spotify pero descentralizada: los músicos cargan sus canciones, y cualquiera puede consumirlas, pagando directamente al autor a través de un Contrato Inteligente cada vez que se escucha. Podría suceder algo parecido con obras literarias.
Lefterian es una startup de Perú que permite cargar obras a una base de datos criptográfica, por lo que luego se puede registrar su divulgación y generar un título de propiedad que demuestre la autoría. Funciona para distintos tipos de obra: musical, visual, audiovisual, literaria, etc.
Nuevos Modelos de Negocio 
Es posible en última instancia pensar también nuevos modelos de negocio disruptivos, generando un impacto mucho más allá, pensando fuera de la caja.
Un ejemplo es Open Badge Passport. Lo que proponen es que, además de los títulos académicos, un currículum típico de una persona contiene mucha información adicional que podría ser igual de relevante para los empleadores. Desde idiomas, conocimientos técnicos o determinadas habilidades que no necesariamente están relacionadas con la profesión de una persona. Y este tipo de habilidades no suelen ser fáciles de verificar.
Por lo tanto, Open Badge Passport propone un proceso de verificación de estas habilidades con especialistas, que puedan otorgar ciertos certificados que validen estas skills, y que queden grabados en la blockchain para su seguridad e inmutabilidad, e incluso la fecha en la que se certificó esta cualidad. Además, hace que estas certificaciones puedan ser propiedad de la persona que las válida, permitiendo poder de algún modo incluirla en su “historia académica”.
Por otro lado, está Woolf Universityque aspira a convertirse en la primera universidad sin fronteras, sin fines de lucro y con tecnología blockchain.
Woolf propone utilizar blockchain y los contratos inteligentes como base de la relación entre estudiantes y educadores, con el objetivo de crear algo así como un “Airbnb de los cursos de grado”.
La idea es que los estudiantes puedan ir sumando puntos a medida que van tomando cursos, y estos puntos se van acumulando para determinadas carreras universitarias. Entonces al completar determinado puntaje de cursos que sirven para una carrera en particular, se lograría el título completo. Los cursos no requieren necesariamente ser de una universidad en particular, sino que uno se podría ir generando su propio camino, eligiendo el profesor que se desea para cada curso.
A su vez, los pagos se realizan con tokens (es decir una moneda propia de la plataforma, que tiene un equivalente en monedas tradicionales).
Algo parecido propone Diego Mazo con su MAZO Token. En su artículo de Medium propone un nuevo sistema donde se tokenizarían las horas de profesores. Imaginemos que cada profesor tiene su propio token, donde un token equivale a una hora de ese profesor. Luego el precio de ese token podría ser definido por este profesor.
Esta propuesta parte de la base de que las personas hoy en día no necesitan un título de grado, sino que necesitan desarrollar ciertas habilidades. Entonces, ¿qué pasaría si en lugar de la educación formal, los alumnos pudiesen contratar “horas” de profesores para ir formándose endeterminados temas de interés o necesidad?
A su vez, estos tokens serían transaccionados de profesores a alumnos, por lo que los alumnos una vez que consumen estos tokens, o estas “horas” de ese profesor, pasan a tener en su posesión estos tokens que de algún modo certifican que se recibió esa formación.
Este sistema a su vez podría facilitar el acceso al financiamiento de la educación, pudiendo distribuir esta compra en el tiempo, o ir consumiendo horas a medida de las posibilidades de cada uno.
Y para los profesores, les podría dar la libertad de trabajar de forma freelance, dándoles por un lado mayor libertad, y por otro también incentivos a ir mejorando su contenido constantemente.
Incluso, va más allá en su imaginación y se pregunta: qué pasaría si las instituciones pasaran a ser proveedoras de espacios y herramientas para los profesores, que alquilaran estos espacios para sus propuestas educativas.
Volvamos por un momento a pensar en esta lógica por la cual surgió blockchain en su momento para analizar qué sucede en la educación: lo que genera confianza entre el alumno y el profesor, y entre el graduado y un potencial empleador hoy en día son las instituciones educativas. Sin embargo, también pueden ser vistos como intermediarios, y que es posible que también encarezcan el acceso a la educación debido a los gastos administrativos.
¿Son las instituciones educativas también intermediarios? ¿Puede Blockchain ayudar a reducir costos y generar mayor eficiencia en los procesos educativos? ¿Deberán las instituciones educativas repensar su propuesta de valor?

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