Los países nórdicos y cómo llevaron a cabo la transición energética

Argentina acaba de aprobar el Plan de Transición Energética para llegar a 2030 con fuentes de energía renovables y sostenibles, que ayudan al medioambiente. Los modelos nórdicos marcan, sin dudas, el camino a seguir en estas cuestiones. Hace ya un tiempo se convirtieron en ejemplos de transición verde y economía circular para superar los principales desa­fíos que plantean las grandes urbes, que, según la ONU, producen el 75% de las emisiones de carbono y el 80% del gasto energético global.

“Suecia se convertirá en la primera nación de los países con Estado de bienes­tar libre de fósiles”, dijeron el premier Stefan Lofven, el vicepremier y ministro de Medio Ambiente y Clima, Per Bolund, y el ministro de Ayuda al Desarrollo, Per Olsson Fridh, en el último COP26.

En la actualidad 22 industrias suecas trabajan junto al gobierno en la hoja de ruta para convertirse en una sociedad carbono neutral, una meta estimada para 2045. Algunas cifras muestran de que sus esfuerzos van por el camino indicado: el 99,5% de los residuos domésticos se reciclan; más del 54,6% del uso de energía proviene de fuentes renovables, lo que beneficia a más de 600.000 hogares con calefacción y electricidad y supone una disminución en la dependencia al petróleo. Otro claro ejemplo es que desde 2017 los trenes y colectivos de la capital utilizan combustible renovable.

Hace 3 años, los jefes de gobierno de los cinco países que integran el Consejo Nórdico –Islandia, Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia– se comprometieron a que su región sea la más sostenible e integrada en 2030 y así ser líderes en la lucha contra el cambio climático.

Noruega, por ejemplo, aprobó en junio pasado un plan para conseguir la neutralidad climática en 2030 a través de recortes de CO2 y comercio de carbono para compensar las emisiones de industrias petroleras y de gas.

Adicionalmente, allá por 2009 puso en marcha una estrategia global para aumentar la sustentabilidad y el desarrollo de nuevas industrias relacionadas con la acuicultura (el conjunto de actividades, técnicas y conocimientos de crianza de especies acuáticas) y, de acuerdo con la Asociación Internacional de Energía Hidráulica, este tipo de energía ya supone aproximadamente el 95% de la producción total del país.

Dinamarca es otro de los países a seguir en cuanto a su sustentabilidad. El país ya anunció una serie de medidas, como sanciones a empresas que consumen más energía de la cuenta, aumento del precio de las energías no renovables, estímulo del uso de la bicicleta y disuasión del uso de los autos, con el ­objetivo de reducir sus emisiones de CO2 un 70% en 2030 respecto de los niveles de 1990.

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