Renovables: la falta de transporte es un problema central

El cuello de botella de las energías renovables es la capacidad de transporte. Las empresas tienen problemas para evacuar su producción debido a que no hay espacio para transportar energía en Argentina.

Este panorama hace que se vuelva difícil cumplir con los objetivos planteados por la Ley 27.191, la cual obliga a que el 20% de la demanda de energía eléctrica sea abastecida a partir de fuentes renovables. En la actualidad, el sector significa el 14% de la matriz energética, pero se vuelve imposible llegar a la meta por la falta de obras.

En diálogo con +e, Marcelo Álvarez, miembro de la comisión directiva y coordinador del Comité de Energía Solar Fotovoltaica de Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader) consideró que es urgente avanzar en la ampliación del sistema de transmisión de energía para aprovechar la capacidad de las renovables y cómo este cuello de botella es la principal restricción para el sector, incluso mayor que la falta de financiamiento.

La falta de transporte es el principal inconveniente para las energías renovables desplazando al financiamiento, que sigue siendo complicado en Argentina porque es caro y sigue exigiendo más garantías que en cualquier otro país como Chile, Brasil o Noruega. Ese financiamiento siempre es un problema en Argentina, pero el transporte lo desplazó porque no hay capacidad de despacho para conectar con el sistema de interconectado nacional. La capacidad nominal es muy poca”, analizó Álvarez.

En los últimos 15 años, la inversión en la ampliación de las redes de energía estuvo muy por debajo de lo necesario marcado por los coletazos de la grieta que atraviesa al país. “Por alguna u otra razón, las inversiones que se prometieron, no se hicieron”, consideró el coordinador del Comité de Energía Solar Fotovoltaica de Cader.

“La restricción de poder seguir creciendo a la velocidad que deberíamos con parques solares y eólicos por la falta de capacidad de transporte es el principal problema”, agregó.

Nación impulsa mercados regionales eléctricos abastecidos por renovables.

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Este cuello de botella afecta directamente a los proyectos que están en carpeta para la Patagonia, Cuyo y el Noroeste argentino (NOA). “Hay decenas de proyectos desarrollados con toda la documentación asociada al proyecto disponibilidad del terreno y estudio de impacto ambiental, entre otras cuestiones, que están esperando un incremento de capacidad en algunos nodos estratégicos para que se puedan llevar a cabo”, aseguró Álvarez.

“El norte de la Patagonia y el sur de la Pampa húmeda se verán beneficiadas cuando se haga el tramo de Bahía Blanca que va a aumentar la capacidad de transporte para poder conectar los parques eólicos, que ya están diseñados. Solamente falta que el transporte se libere o se construya”, agregó.

La situación es la misma para el NOA y Cuyo con ciertas características. “Se va a ampliar Cauchari, que es un parque (solar) de 300 megas en Jujuy, haciendo algunos ajustes en la línea que tiene parcialmente disponibilidad para ampliar el transporte. Sin embargo, hay muchos parques que podrían construirse sobre todo en el norte de San Juan y en todo el NOA, que incluso podrían construirse sin crear capacidad de transporte disponible. Hay un montón de proyectos que están esperando que haya capacidad de transporte disponible para ejecutarse”, consideró el coordinador del Comité de Energía Solar Fotovoltaica de Cader.

Si bien hay aprobado un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por 1.140 millones de dólares, que está destinado a la infraestructura de redes, y se están discutiendo los pasos a seguir de la Fase III del plan nacional de construcción de redes, la puesta operativa de estas iniciativas llevaría su tiempo. “Suponiendo que cualquiera de las propuestas están listas, hay que evaluarlas, hay que llamar a licitación y adjudicarlas más todo el proceso y ponerlas en operación llevaría dos o tres años como mínimo”, afirmó.

La Ley 27.191 generó el último boom de parques solares y eólicos. Es que permitió pasar de una generación de energías renovables del 2% registrado en el 2015 a un 14% establecido en los últimos años. Sin embargo, todos los proyectos que se construyeron en ese periodo de 8 años contaban con capacidad de transporte disponible. El error fue que no se construyeron las redes de transporte para evitar el cuello de botella que, en la actualidad, afecta al sector.

Los motivos por los cuales no se avanzaron con las obras necesarias fueron varios: las autoridades negaban la crisis energética y consideraban que no hacían falta inversiones, las causas judiciales y las medidas que no se implementaron por la grieta. “Por una u otra cosa, todo lo que se tenía que hacer, no se hizo. Seguramente no vamos a cumplir con el objetivo de contar con el 20% de la generación de energía renovable en la matriz nacional tal como lo establece la Ley 27.191 por este problema por la falta de capacidad de transporte nominal y real”, afirmó Álvarez.

El panorama para cumplir con las proyecciones de la Convención de Cambio Climático es complicado para el país de cara al 2023. “Lo que necesitamos para cumplir con las proyecciones del índice argentino ante la Convención de Cambio Climático son 10 gigas más de potencia instalada de energía solar y eólica. Esa potencia después se traduce a energía producida y eso en la capacidad de las redes de transporte. Se necesitan 10 gigas más de aquí al 2030 para cumplir con los objetivos propuestos”, destacó el miembro de la comisión directiva de Cader.

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