En la búsqueda de una transición energética global, el hidrógeno limpio o ‘verde’ emerge como una pieza fundamental, especialmente para descarbonizar sectores como la industria pesada y el transporte pesado para el año 2050. Con el potencial de cambiar la dinámica energética global, se estima que la inversión anual necesaria para hacer realidad esta visión asciende a la impresionante cifra de 100.000 millones de dólares, según el último informe elaborado por el Programa de Asistencia para la Gestión del Sector Energético (ESMAP) titulado Scaling hydrogen financing for development.
El informe destaca que una economía mundial del hidrógeno podría no solo transformar la estructura energética global sino también cambiar la dinámica geopolítica. Países que lideren en la producción y exportación de hidrógeno limpio podrían convertirse en actores clave en la escena energética mundial. Además, este cambio hacia fuentes de energía más sostenibles podría impulsar el crecimiento económico en mercados emergentes y países en desarrollo, generando empleo y oportunidades en nuevas industrias.
Sin embargo, el camino hacia esta visión sostenible presenta desafíos significativos, siendo uno de los principales el costo asociado al hidrógeno limpio. Actualmente, este es más elevado en comparación con su contraparte basada en combustibles fósiles. A esto, se suma que para cumplir con los objetivos climáticos de 2050, la producción de hidrógeno limpio debe aumentar drásticamente, más concretamente, multiplicar por veinte los niveles actuales, alcanzando aproximadamente 40 millones de toneladas para 2030. Hoy por hoy, la producción anual de hidrógeno limpio es inferior a 2 millones de toneladas, lo que subraya la magnitud del desafío.
En este escenario, los Productores y Exportadores de Materias Primas (PEMD) se encuentran en una posición estratégica para liderar el desarrollo de la cadena de valor del hidrógeno. Aunque las proyecciones sugieren que tienen el potencial de atraer inversiones en hidrógeno limpio del orden de 100.000 millones de dólares anuales para 2030, este nivel de inversión supera significativamente los niveles actuales. El informe resalta además la importancia de estas inversiones para impulsar la producción de hidrógeno renovable, que representa el 80% de las necesidades de inversión y financiación para la producción de hidrógeno limpio.
Geopolítica
La adopción masiva de hidrógeno limpio no solo contribuirá a los objetivos climáticos, sino que también podría transformar la geopolítica energética. Además, se vislumbra como un catalizador para el crecimiento económico sostenible en mercados emergentes y países en desarrollo. En este contexto, los Productores y Exportadores de Materias Primas (PEMD) están posicionados estratégicamente para liderar esta revolución, tanto para consumo interno como para exportación.
A pesar de las proyecciones ambiciosas, la realidad en el terreno presenta desafíos en la implementación de proyectos. Cerca del 39% de la cartera actual de proyectos se encuentra en la gestión y optimización de proyectos de fabricación, con un foco significativo en Oriente Medio, América Latina, India y China.
Sin embargo, a pesar de su prometedor potencial, el hidrógeno limpio enfrenta desafíos cruciales. El costo asociado a su producción es uno de los principales obstáculos para su adopción generalizada. Las estimaciones generales de costes para los mejores proyectos de su clase con hipótesis optimistas en ubicaciones favorables son de 1 $/kilogramo (kg) para producir hidrógeno convencional, 2 $/kg para el hidrógeno bajo en carbono y 3 $/kg para el hidrógeno renovable (verde), respectivamente, aunque el hidrógeno limpio (hidrógeno a partir de combustibles fósiles con captura/almacenamiento de carbono) ya puede competir en determinadas circunstancias favorables.
Riesgos
Por otro lado, el informe subraya que el éxito de los proyectos en los próximos años dependerá en gran medida de la capacidad para gestionar los riesgos. Desde riesgos tecnológicos hasta políticos, se requerirá una estrategia coordinada entre gobiernos y actores del sector privado para reducir la disparidad de costos entre el hidrógeno convencional y el limpio.
En esta fase inicial, el papel de los gobiernos es crucial. Políticas bien alineadas y adaptadas a las estrategias de desarrollo son necesarias para atraer inversión privada y mitigar los riesgos. Además, se destaca la importancia del apoyo financiero externo, estimado entre 10.000 y 40.000 millones de dólares anuales, para cerrar la brecha de viabilidad económica.
En definitiva, se concluye que, para que el hidrógeno limpio juegue un papel central en la transición energética global, se requiere una inversión masiva, coordinación internacional y políticas gubernamentales efectivas. La urgencia de actuar es clara, y la COP28 podría ser un foro vital para debatir y establecer estrategias que aceleren el despliegue del hidrógeno limpio y contribuyan significativamente a los objetivos climáticos para 2050.