Bolivia sufre las consecuencias de la falta de exploración petrolera, al extremo de importar el 86% de diésel y el 56% de gasolina por la caída de las reservas hidrocarburíferas, manifestó el miércoles 21 de agosto el presidente Luis Arce.
«Hoy estamos experimentando como país el problema de haber disminuido drásticamente las reservas de gas y, por supuesto, la producción de líquidos. En consecuencia de ello, la disminución de divisas por la exportación de gas», explicó Arce, en el aniversario de la Federación Sindical de Trabajadores Petroleros de Bolivia en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (este).
Bolivia nacionalizó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y los principales pozos petroleros explotados hasta entonces por empresas transnacionales en 2006, pero descuidó la exploración petrolera para garantizar gas y petróleo.
«No se invirtió en exploración, por ejemplo, solo seis pozos en la anterior gestión [de Evo Morales (2006-2019)], por supuesto que no son suficientes. Hoy tenemos planificados más de 48 pozos, pero están en ejecución 23 pozos en este momento», dijo Arce.
El mandatario boliviano recordó que en 2014 solo se importaba el 50% de diésel y el resto se producía, pero en 2021 cayó la producción nacional hasta importar el 86%.
«En estos momentos, por supuesto, estamos enfrentando problemas, cayó la producción de líquidos en el país, lo que hace que importemos cada vez mayor cantidad de líquidos, sino que además de aumentar los volúmenes, enfrentamos los precios más altos. Miren ustedes la complejidad que estamos enfrentando», agregó.
La importación de gasolina y diésel de Bolivia marcó un récord en 2022, con aproximadamente 3.000 millones de dólares, superando la marca anterior del 2021, de 2.120 millones.