A partir de la reglamentación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), desde el GAPP destacamos algunos puntos clave que presentan tanto desafíos como oportunidades para el sector y nos obligan, hoy más que nunca, a ser inteligentes en la integración del tramado PyME nacional frente a este panorama.
Un punto crítico que ha señalado la industria en general y el GAPP en particular, es que se mantuvo sin cambios en la reglamentación la obligatoriedad de la compra del 20% del total del proyecto para proveedores locales, sin distinción entre bienes y servicios, y de esta forma se da por cumplido implícitamente con los servicios de obra civil, lo cual es nacional. Este inciso aclara, además, que esto deberá ser así “siempre y cuando la oferta de proveedores locales se encuentre disponible y en condiciones de mercado en cuanto a precio y calidad”, dando lugar a interpretaciones subjetivas y que alerta a los fabricantes argentinos.
Por otro lado, resta un mayor análisis sobre las posibilidades de importación para los proyectos del RIGI para los proveedores, quienes estarán exentos del pago de aranceles en la compra de aquellos insumos y semielaborados que requieran fabricación local, es decir, sin la posibilidad de la importación de productos terminado para la comercialización. Esto fomenta la integración local por un lado y la importación de materias primas, pero sigue impulsando la competencia por precio frente al bien final, sin brindar la posibilidad de importar bienes terminados.
Otra modificación relevante respecto del proyecto original es el aumento en los montos mínimos de inversión para el sector de Oil & Gas. Mientras que el mínimo general se mantiene en US$ 200 millones, para proyectos de explotación y exploración offshore, así como para la producción de gas destinado a la exportación, el monto se eleva a US$ 600 millones. Para transporte y almacenamiento, el mínimo es de US$ 300 millones. Quedando así, excluido del régimen, la explotación y producción de petróleo convencional y no convencional.
En torno a este desafío se presenta una oportunidad. Desde el GAPP creemos que el tramado PyME debe repensar su integración en la cadena de valor para acompañar el crecimiento del sector, la llegada de nuevas inversiones y la multiplicación de competidores, sosteniendo el valor agregado y profundizando la prestación de servicios. Frente a este escenario, es fundamental la vinculación y la generación de alianzas estratégicas entre los actores, así como la democratización colaborativa de la información que permita a las empresas locales posicionarse de manera competitiva.
Como desde hace más de 20 años, en el GAPP reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando en una agenda colaborativa y de integración entre todos los actores del ecosistema energético. Sólo de esta forma podremos aprovechar la inversión realizada y planificar la provisión de tecnología, de equipamiento, insumos, servicios y de capital humano que hacen a toda la cadena de valor de la industria.