Sin duda, el RIGI permitirá el impulso de las energías renovables en Argentina y generar oportunidades de negocio y desarrollo de trabajo e industria. Ahora bien, ello requiere que se acompañen ciertas medidas de regulación para que la transición se convierta en una realidad como complemento del desarrollo de los recursos hidrocarburíferos que la Argentina tiene y son tan necesarios para el crecimiento del país también y balanza del Banco Central de la República Argentina.
En conclusión, tanto la extensión de la Ley 27.191 como la implementación del RIGI representan una oportunidad para redefinir el futuro energético y económico de Argentina. Pero esto no se logrará solo con leyes bien diseñadas; requerirá de una ejecución impecable y de un compromiso serio de todos los sectores involucrados.
En un mundo donde la lucha contra el cambio climático ya no es una opción, sino una obligación, Argentina tiene la posibilidad de liderar con el ejemplo proveyendo energía renovable y asequible a la vez que desarrolla sus recursos fósiles para esa transición y para el bienestar de todo la Nación. La pregunta es si seremos capaces de aprovechar la oportunidad. Esperamos y estamos convencidos que la única respuesta a esa pregunta es un rotundo sí.