Fiestas Hummler, del Consejo Mundial Eólico: “Se pueden generar no menos de 8.000 millones de dólares de inversión en la Argentina”

Una nueva ola de inversiones en energía eólica por 8000 millones de dólares podría generarse en el país si el sector público y el privado acuerdan una hoja de ruta para construir líneas de transmisión y reforzar la seguridad jurídica de las inversiones, afirmó Ramón Fiestas Hummler, presidente para Latinoamérica del Consejo Global de Energía Eólica (GWEC por su sigla en inglés). El directivo de la industria eólica visitó recientemente la Argentina para participar de la 30° Conferencia anual de la Unión Industrial Argentina.

En diálogo con EconoJournal, Fiestas Hummler destacó el rumbo de la política macroeconómica del gobierno de Javier Milei, habló del potencial impacto positivo para las inversiones con la sanción del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), y analizó el panorama sectorial en la región y el mundo.

Ramón Fiestas Hummler.

–¿Cómo ve al sector de energía eólica bajo la política macroeconómica del gobierno?

–El gobierno está haciendo un esfuerzo enormemente importante para acondicionar el terreno de las inversiones en el sector energético. La tarea de sanear las cuentas públicas y los indicadores macroeconómicos del país era fundamental para poder presentar un clima de inversión más atractivo en general. Es un esfuerzo que se ha traducido en resultados enormemente positivos para el país porque permite situarlo en un plano de acceso a financiación internacional que entendemos fundamental para que se pueda desarrollar la economía argentina. Dicho esto, vemos como algo necesario lo que ha hecho el gobierno con el RIGI para orientar la inversión hacia los sectores económicos que ha definido como estratégicos o prioritarios, y uno de ellos es el sector energético. Dentro del sector energético lo que ahora es necesario es construir este segundo para acomodar el sector a las inversiones que necesita.

–¿Qué inversiones hacen faltan en el sector energético?

–Fundamentalmente necesita generación y transmisión eléctricas, y dónde está el potencial desarrollo inversor en el sector energético es en las energías renovables. Son las que están mejor preparadas para acometer inversiones ya porque porque hay una apetencia de capital inversor sobre proyectos de energías renovables muy por encima de cualquier otra tecnología y en el caso de Argentina estamos hablando de lo que tiene mejor que cualquier otro país de la región, el viento. La energía eólica está ante una oportunidad inmensa de emprender un proceso de inversión. Si se sientan las bases de confianza inversora para lanzar este sector, de aquí a cinco años se pueden generar no menos de 8.000 millones de dólares de inversión en la Argentina a razón de 1000 MW o algo más eólicos instalados por año en los próximos cinco años, de proyectos que ya están de alguna manera en diferentes fases de concepción desde el punto de vista de su desarrollo. No hay que inventarlos, están porque aprovechamos la atracción de los esfuerzos anteriores que hizo la Argentina. Los proyectos están ahí, el capital inversor está ahí, la financiación internacional está ahí y todos están pendientes de una normalización del sector desde el punto de vista de que se puedan implementar medidas de política energética y de regulación que nivelen el terreno de juego y que hagan que estas inversiones fluyan. Esto es una tarea que tiene que emprender la administración pública de la mano del sector privado que es el que va a poner el capital. El potencial es enorme desde la perspectiva de proyectos existentes que van a permitir detonar inversiones de esta naturaleza y además generar empleo. Si nosotros nos miramos hacia hacia lo que lo que fue el pasado esos 3.500 MW que hay eólicos funcionando han generado 8.000 puestos de trabajo.

–¿Qué inquietudes le manifestaron los actores locales con los que dialogó?

–Las inquietudes pasan por la necesidad de tener certidumbre de que las inversiones se pueden realizar en este sector, que hay una voluntad y un deseo alineado desde el punto de vista político con el empresarial para transitar por este camino. Una vez que existe ese alineamiento en las voluntades política y económica, entonces hay que trabajar aguas abajo en definir mecanismos que permitan al mismo tiempo que desarrollar los proyectos estrictamente de generación, acompañarlos de las necesidades fundamentales que el sistema eléctrico esta alertando desde el punto de vista de incrementos en los refuerzos de red de transmisión, en incrementos de líneas de transmisión. No solamente refuerzos puntuales de subestaciones sino también nuevas líneas que estén diseñadas y pensadas en un escenario de crecimiento del sector energético a partir de los proyectos de energías renovables y específicamente los eólicos. Es una cuestión de planificación y de diseño del sector teniendo en cuenta que el crecimiento de la generación va a venir fundamentalmente de la mano de generación renovable. Eso es la transición energética, es preparar el sistema para un modelo que no tiene vuelta atrás porque la tecnología que hoy por hoy está dominando desde el punto de vista de incrementos de capacidad en todo el mundo es la tecnología renovable. Necesariamente lleva un acompañamiento de un refuerzo de líneas porque el sistema está obsoleto, no se ha invertido en transmisión desde hace muchos años y es necesario una modernización del sistema eléctrico. Argentina destaca como un país de recursos excelentes en ese sentido, especialmente los eólicos, con lo cual pues eso es lo que está esperando poder ver esas señales que den la certidumbre a los inversores. La seguridad jurídica en el retorno de las inversiones es otro capítulo enormemente relevante, desde la perspectiva de lo que es la reglamentación de los flujos económicos de estos proyectos, pero también desde la perspectiva de la protección de las inversiones, sobre todo internacionales que se van a producir. Hay una tarea desde el punto de vista de volver a reforzar la protección de esas inversiones para generar el marco de confianza que va más allá de lo que es la normalización o el saneamiento general de las cuentas públicas, a lo que sería ya el aseguramiento de estos flujos dentro de lo que es el sector eléctrico. Es muy importante que los inversores vean que las inversiones están protegidas y que los flujos económicos de los proyectos son coherentes y son flujos que van a permitir asegurar el retorno de las inversiones en el muy largo plazo.

-Participó de la última reunión de ministros de la Organización Latinoamericana de Energía, que impulsa una agenda de integración eléctrica regional. ¿Cómo estás viendo esa agenda?

–Lo estoy viendo con mucho optimismo y está fundamentado en un hecho muy concreto y específico que es el desarrollo de las energías renovables. La región tiene claro que tiene que crecer en generación y en transmisión. Tampoco hay duda de que las inversiones en generación tienen que venir fundamentalmente de la mano de las energías renovables, siendo estas hoy por hoy fundamentalmente las eólicas y la fotovoltaica, no tanto la hidráulica por las señales de emergencia que empiezan a detectarse en la región desde el punto de vista de fenómenos meteorológicos como El Niño. Están proyectando dramáticamente la sequía en países como Brasil, Colombia, en América Central. En Ecuador tienen cortes diarios de doce horas al día. México también con cortes. Y ahí es donde llega la integración regional. Lo que ya están viendo las autoridades energéticas es que las interconexiones regionales permiten asegurar el suministro eléctrico ante estas circunstancias y estos eventos climatológicos que están afectando a la seguridad energética. Uno de los beneficios asociados a la integración regional es precisamente la gestión mucho más flexible de los sistemas eléctricos para admitir más generación de origen variable. Esta tiene unas particularidades desde el punto de vista de lo que es mantener los sistemas eléctricos en los grados de seguridad que los operadores de sistemas exigen, y de alguna forma impone unas limitaciones técnicas hoy por hoy derivadas de la realidad actual de los sistemas eléctricos diseñados para tecnologías del pasado. Entonces el juego de las interconexiones regionales es enormemente positivo porque permite una gestión más flexible de los sistemas eléctricos sin tener que aplicar inmediatamente inversiones en transporte o en transmisión una vez que ya esa integración regional se produce, porque los sistemas eléctricos se pueden aliviar desde el punto de vista de esas puntas de generación renovable que en momentos determinados hacen que los sistemas tengan la necesidad de verter la producción para mantenerse en niveles técnicos de seguridad. Esto es un planteamiento de planificación energética que está empezando a calar de manera importante en los países. Es decir, que la seguridad energética y la cooperación interregional está encima de la mesa con mucha fuerza.

–El Congreso brasileño está por aprobar un proyecto de ley para impulsar la energía eólica offshore. ¿Cómo evalúas esa iniciativa?

–Es algo fundamental. ¿Qué es lo que esperan los empresarios en Argentina? La señal política de la que hablamos. ¿Qué es lo que esperan los empresarios en Brasil? También una señal política, de que el país va a emprender la ruta de la eólica marina, que eso sí que es un impulsor de empleo y de inversiones extraordinario. No solamente en el sector energético, sino que va a desarrollar inversiones en el sector naval, en el portuario, en el de la manufactura, en servicios, en muchos ámbitos industriales y empresariales que están alineados dentro de lo que es la cadena de suministro de la eólica marina. Entonces el proyecto de ley de Brasil de eólica marina es muy esperado por la industria. Una vez que se apruebe va a detonar un proceso de complementar esa ley, que no deja de ser un marco normativo que establece un mandato de desarrollo aguas abajo, para que se puedan matricular las inversiones. Lo que vamos a ver una vez que se apruebe es una actividad importante en desarrollar la regulación secundaria que va a permitir el desarrollo de los proyectos. Es decir, el desarrollo de los proyectos requiere de regulación secundaria porque hace falta establecer cuáles son los mecanismos de autorización de la asignación de las áreas eólicas marinas. Las autoridades competentes tienen toda una función que hacer para validar esas áreas como aptas para habilitarlas para el desarrollo de esta tecnología, teniendo en cuenta otro tipo de actividades económicas que pueda haber en estas áreas. Todo eso tiene que formar parte de un proceso normativo consensuado con los agentes. Seguramente veremos primeras licitaciones de áreas eólicas marinas para empezar a desarrollar sus proyectos y obviamente no veremos los proyectos realizados hasta que no se puedan desarrollar administrativamente hasta el punto de ya tengan autorizaciones de construcción y se empiece a ver una realidad material en los puertos y en los astilleros y demás, preparándose para lo que sería ya la construcción de los proyectos asignados.

–La Asociación Eólica Mundial remarcó que en el mundo se sumaron 116.000 megavatios eólicos nuevos el año pasado, lo cual es un nuevo récord anual de instalación eólica. Sin embargo, el año pasado también se vio que muchos fabricantes de turbinas y desarrolladores de proyectos registraron pérdidas económicas, especialmente en Europa. ¿Qué ocurre en la industria eólica?

–La cifra refleja la tendencia de crecimiento que comentaba antes, es una cifra que proviene de los análisis que hace la Agencia Internacional de Energía, donde la foto que proyecta es que en el año 2023 en el mundo la adición de capacidad eléctrica que se ha producido a lo largo del año, el 87% ha sido eólica y solar fotovoltaica. Si vas a mirar años anteriores, desde hace cinco años más del 50% de las adiciones de capacidad eléctrica anuales en el planeta son eólicas y solares fotovoltaicas ¿Por qué se explica esta tendencia? Porque estas tecnologías lo que tienen es fundamentalmente que son las más eficientes. Ahí es donde entramos ya en la regulación de los mercados. Los mercados eléctricos en Europa y en muchas partes del mundo están diseñados de tal manera que las tecnologías que ofrecen a precio cero, que son las tecnologías renovables, entran en un proceso de canibalización de precios. De tal manera que esa eficiencia llega a ser ultra eficiencia, consiguen bajar de tal manera los precios de la electricidad en los mercados hasta hacerlos insuficientes para financiar los retornos de las inversiones. Esto lo estamos viendo en Chile, aquí en América Latina y, desde luego, en Europa. Entonces se establecen mecanismos correctores en los mercados eléctricos para que ese efecto perverso de canibalización de precios no se produzca, o esto va a tener un efecto grave en la cadena de suministro eólica. Se necesitan mecanismos de contratación eléctrica que permitan asegurar esos precios en el largo plazo, que es como se está desarrollando en algunos mercados. Es decir, un generador contrata toda o la gran mayoría de la generación de su planta con un consumidor en un contrato de quince años, a un precio fijo indexado a los incrementos que pueda tener el IPC o el índice de corrección fijado por las partes según el mercado. Así se asegura una parte muy importante de la inversión. Pero cuando no se puede hacer esto porque los mercados no lo permiten o las circunstancias ya son tan complejas desde el punto de vista de encontrar esos grandes consumidores que te permiten esa contratación entonces se esta expuesto al mercado, a los precios spot. Cuanto más expuesto al precio spot, mayor es la exposición a este riesgo de canibalización. Paradójicamente, cuanto más energía se genera, más se inyecta al mercado a precio cero y más se baja el precio medio del mercado. Es un defecto que se produce como consecuencia de un desajuste en los mercados eléctricos no preparados para estos contingentes grandes de generación eléctrica de origen variable.

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