Los elevados impuestos y gravámenes sobre la electricidad socavan la viabilidad económica de la electrificación y ponen a Europa en desventaja frente a EEUU y China

La energía eólica se convertirá en la principal fuente de electricidad de la UE antes de 2030. La UE quiere que la eólica cubra el 35% del consumo eléctrico en 2030 y más del 50% en 2050.

La energía eólica es asequible, escalable, limpia y autóctona. Reduce los costes energéticos de las empresas y los hogares europeos al tiempo que aumenta la seguridad y previsibilidad energéticas en comparación con los combustibles fósiles.

A pesar de las claras ventajas de la electricidad renovable frente a los combustibles fósiles, los esfuerzos de electrificación de Europa están estancados. En la UE sólo el 31% de la energía utilizada en la industria procede de la electricidad.

La electricidad podría aportar mucho más. El 74% de la energía utilizada en la industria podría ser eléctrica con tecnologías ya disponibles en el mercado, como los hornos de arco eléctrico para el acero. Otro 14% podría electrificarse en 2030 y un 5% más en 2035, con lo que sólo quedaría un 7% de procesos que por ahora no son electrificables.

Europa necesita acelerar la electrificación. Muchos procesos industriales están listos para ser electrificados, especialmente los que funcionan con poco calor de proceso. Entre ellos están los del papel, la pasta de papel, los alimentos y bebidas y los productos químicos. Pero también procesos más intensivos en energía, como la fabricación de acero. Europa puede hacer grandes cambios rápidamente y dar un verdadero impulso a su competitividad industrial.

Nuevo informe: los impuestos y gravámenes perjudican la electrificación

Un nuevo informe publicado en el acto anual de WindEurope en Copenhague pone de relieve que los elevados impuestos y gravámenes sobre la electricidad son un lastre para la electrificación industrial. Esto se debe en parte a que los impuestos y gravámenes sobre la electricidad pagan por cosas que no tienen nada que ver con la energía.

La industria europea paga muchos más impuestos y gravámenes sobre la electricidad que la estadounidense y la china. El análisis por países muestra que las tasas reguladas de electricidad para la industria son 4 veces más altas en Europa que en China.

Y a pesar de la urgente necesidad de abandonar los combustibles fósiles importados, la electricidad se grava más que el gas en toda Europa. En Polonia, por ejemplo, las tarifas eléctricas industriales duplican las del gas industrial.

«Las energías renovables han contribuido a reducir los precios mayoristas de la electricidad en toda Europa. Pero los hogares y las empresas siguen pagando demasiado. Esto se debe a los elevados impuestos y a las tasas reguladas adicionales que siguen formando parte de nuestras facturas. Muchos de ellos no deberían estar ligados al uso de la electricidad, sino pasar a la fiscalidad general», afirma Vasiliki Klonari, directora de Integración de Sistemas Energéticos de WindEurope.

En muchos países, los sectores que consumen mucha energía y que suelen ser difíciles de electrificar se benefician de tasas reguladas más bajas y de exenciones de los costes de red. Pero la complejidad de conseguir estas exenciones suele ser mayor que las ventajas de pagar tarifas más bajas. Las industrias que están preparadas para la electrificación suelen tener que hacer frente a tasas reguladas mucho más elevadas que los sectores intensivos en energía.

En todos los países, una gran parte de las tasas reguladas de las facturas de electricidad financian medidas destinadas a la descarbonización de la economía, la seguridad del suministro y la eficiencia energética. Hoy en día, estos costes los soportan principalmente los consumidores de electricidad. Y se destinan a cosas que socavan los objetivos energéticos de Europa. Desde el Pacto Verde, Europa ha gastado 364.000 millones de euros en subvenciones a los combustibles fósiles. Estos costes deben repartirse de forma más equitativa entre todos los usuarios de energía o contribuyentes, y destinarse a lo que aporte seguridad energética.

«La industria europea quiere funcionar con electricidad. Para que se realicen las inversiones necesarias no basta con el apoyo de los Gobiernos, también tenemos que arreglar las facturas de la electricidad, para que la industria pague el precio justo. Ahora mismo, las reglas del juego están en contra de la electrificación: no es justo que las tarifas de la electricidad sean más elevadas que las del gas», afirma Pierre Tardieu.

Cinco recomendaciones para reformar las tarifas eléctricas

El informe ofrece 5 recomendaciones para reformar las tarifas reguladas de la electricidad y hacerla más asequible:

  1. Reducir al mínimo las tarifas eléctricas reguladas.
  2. Eliminar las tarifas no relacionadas con la energía.
  3. rasladar el apoyo a las renovables y los cargos por capacidad a la fiscalidad general para una mejor supervisión del gasto energético en seguridad energética, asequibilidad y descarbonización. Estas medidas aportan beneficios económicos más amplios y no deberían estar vinculadas al consumo de electricidad.
  4. Reducir las tasas reguladas para las industrias listas para la electrificación, aunque no sean intensivas en energía.
  5. Mantener en las facturas de electricidad las tasas de desarrollo y explotación de la red vinculadas al consumo para promover un uso eficiente del sistema eléctrico.
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