El apagón que dejó a millones de españoles sin electricidad ha hecho que el sector energético empiece a cambiar de rumbo. Aunque todavía no se ha revelado con claridad qué lo provocó, el suceso ha sido el detonante para que las compañías se preparen ante futuras sacudidas del sistema.
Y esa preparación pasa por una solución concreta: incluir sistemas de almacenamiento en cada nueva instalación solar. El problema es que este giro tecnológico tiene un precio, y el Gobierno no quiere que ese precio lo acabe pagando el consumidor.
Baterías en todas partes: el nuevo estándar de la energía solar
La industria fotovoltaica ha llegado a un punto de inflexión. Tras años en los que la energía solar crecía a buen ritmo gracias a su bajo coste, ahora se enfrenta a una nueva exigencia técnica: incorporar baterías de almacenamiento como norma general.
Este cambio tiene una razón técnica: la red necesita ser más flexible y estable, y eso sólo se consigue almacenando parte de la electricidad para liberarla cuando más se necesita. Sin embargo, hay una consecuencia directa e inevitable: el coste de estas instalaciones sube, y con él, también lo hará el precio final de la energía.
Desde el Gobierno saben que esta situación complica el alegato que han mantenido hasta ahora: el de que las renovables hacen bajar el precio de la luz. Pero retroceder ahora sería admitir que las cosas no eran tan simples como parecían.
De la sobreproducción de energía solar al apagón: la fragilidad de la red
Durante los últimos años, España ha vivido un crecimiento explosivo en la instalación de parques solares. Esta euforia ha provocado situaciones inesperadas. En momentos de máxima producción, Red Eléctrica ha tenido que frenar plantas enteras porque la red no podía absorber tanta energía. Es lo que se conoce como “curtailment”.
la necesidad urgente de modernizar la red, y ahí es donde entran de nuevo las baterías. Su función será actuar como colchón en momentos de exceso de generación, evitando que se colapse el sistema.
Récords de energía solar: ¿A costa de qué?
La obsesión por alcanzar cifras históricas de producción solar ha llevado a algunos a preguntarse si no se ha corrido demasiado. Pocos días antes del apagón, Red Eléctrica celebraba con emojis el “nuevo récord de producción fotovoltaica”, pese a que meses antes ya se había registrado uno aún más alto. Una contradicción que no pasó desapercibida para el sector.
Las fuentes consultadas interpretan esta estrategia como una forma de alimentar un relato positivo sobre la transición energética. Pero ese discurso podría estar ocultando grietas. La red, diseñada para otro tipo de consumo, está teniendo problemas para adaptarse a este cambio acelerado.
La controversia no acaba ahí. Un diario británico llegó a asegurar que el apagón fue consecuencia de un “experimento” del Gobierno para evaluar cuánto se podía depender de las renovables. Aunque desde Moncloa desmintieron esa teoría y la calificaron de “bulo”, el hecho de que aún no se haya dado una explicación oficial deja muchas preguntas abiertas.