La minera suiza, una de las mayores productoras globales, centra su mirada en el país con proyectos clave que podrían convertir a Argentina en un actor destacado en el mercado mundial de cobre.
La minera suiza Glencore, reconocida como una de las principales productoras mundiales de minerales, ha puesto su atención en Argentina como una de sus grandes apuestas futuras. En particular, la compañía está enfocada en dos proyectos de cobre: MARA (Agua Rica) y El Pachón, considerados vitales para satisfacer la creciente demanda global del mineral. Según Martín Pérez de Solay, CEO de Glencore Argentina, estos proyectos representan el núcleo del plan de expansión de la compañía en el sector del cobre y podrían posicionar a Argentina como un jugador relevante en el mercado internacional de este metal.
Glencore busca que ambos proyectos puedan acceder al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), un régimen fiscal especial que ofrece beneficios impositivos y facilidades en el mercado cambiario. La empresa ya presentó sus planes para obtener estos incentivos: US$ 4.000 millones para desarrollar Agua Rica y US$ 9.500 millones para la fase inicial de El Pachón. La inversión total en El Pachón podría superar los US$ 15.000 millones a lo largo de su ciclo completo. Si se aprueban los beneficios, se espera que ambos proyectos comiencen a producir cobre en 2031 y 2034, respectivamente.
Para Pérez de Solay, Argentina está en una posición estratégica para aprovechar el aumento en la demanda de cobre, impulsada por sectores como las energías renovables, los autos eléctricos y la expansión de los data centers. El CEO destacó que actualmente hay siete proyectos de cobre en etapa avanzada de exploración en Argentina, que podrían aportar hasta 2 millones de toneladas en los próximos 7 a 10 años, consolidando al país como uno de los principales productores emergentes en el corto plazo.
El rol del cobre en la transición energética global
El cobre es considerado un mineral clave para la transición hacia energías limpias, debido a su alta conductividad eléctrica, solo superada por el oro y la plata. Aunque existen recursos significativos, el reciclaje de cobre presenta limitaciones, por lo que la extracción de nuevas fuentes resulta esencial para cubrir la demanda futura.
Según Pérez de Solay, se estima que para 2035 la demanda mundial de cobre podría superar los 35 millones de toneladas anuales, generando un déficit cercano a los 5 millones de toneladas, equivalente al 20% del mercado. Este «gap» representa una oportunidad importante para Argentina, que, con sus proyectos en marcha, podría contribuir a reducir esa brecha. Mientras países como Chile y Perú buscan extender la vida útil de sus minas existentes, Argentina se presenta como un competidor potencial con nuevos proyectos listos para ingresar rápidamente al mercado.
La compañía también trabaja en la búsqueda de financiamiento internacional, explorando opciones como el «project finance» para acceder a créditos de organismos multilaterales. Los desembolsos más significativos estarían concentrados entre el segundo y el séptimo año de ejecución de los proyectos.
Un renacer de la minería en Argentina
Desde la clausura de la mina Bajo la Alumbrera en 2018, la producción de cobre en Argentina había estado estancada. Sin embargo, los nuevos proyectos de Glencore están dando un impulso renovado al sector minero argentino. Pérez de Solay afirmó que el país tiene «un potencial enorme» y se encuentra en una posición privilegiada para convertirse en un actor clave en el mercado global del cobre.
La inversión de la minera también contempla modernización de infraestructura y obras relacionadas con energías renovables, así como mejoras en conectividad regional, como puentes en San Juan para facilitar el acceso a El Pachón. La estrategia busca no solo potenciar la minería sino también fortalecer la infraestructura y la integración regional.
El interés de Glencore en Argentina se complementa con la posibilidad de socios estratégicos que aporten al desarrollo de estos proyectos de largo plazo, que, una vez en marcha, extenderían su producción por varias décadas. La inversión en estas iniciativas no se ve como una decisión cotidiana, sino como una estrategia de crecimiento sostenido que puede transformar profundamente la minería argentina.