Lo que se juega no es solo el precio del barril. Es quién controla la llave de la energía en el mundo
Una visión alternativa a la que nos venden los manuales de economía podría llevarnos a conclusiones distintas. El precio del petróleo no siempre es lineal: no es solo oferta y demanda, también es poder, geopolítica y estrategia.
A simple vista, los precios parecen moverse como veleros en la superficie del océano: suben y bajan con las corrientes. Pero debajo hay fuerzas mucho más profundas.
Puede manejar Estados Unidos el precio del petróleo y sus derivados si finalmente se impone su posición de frenar las compras de crudo ruso por parte de sus aliados. La foto actual no es alentadora: la OPEC sigue empujando producción para no perder mercado, aunque eso derrumbe los precios. El “drill baby, drill” de Donald Trump presiona más todavía, y el sector energético viene golpeado con máximos decrecientes y un panorama bajista.
Los precios parecen moverse como veleros en la superficie del océano: suben y bajan con las corrientes
Los consumidores agradecen porque eso mantiene a raya la inflación, pero las petroleras ven cómo sus balances tiemblan. Y al mismo tiempo, Rusia busca blindar su presupuesto frente a las sanciones, mientras Turquía, India o China se resisten a cortar el vínculo energético con Moscú.
En el fondo, lo que se juega no es solo el precio del barril. Lo que se juega es quién controla la llave de la energía en el mundo. Y ahí se cruzan tres tableros: la Casa Blanca, el Kremlin y la OPEC.
Los consumidores agradecen porque eso mantiene a raya la inflación, pero las petroleras ven cómo sus balances tiemblan
El cálculo es simple: si Rusia queda fuera del mercado global, la torta se achica y los precios tienden a subir. Pero la contra-reacción rusa puede abrir otros frentes —militares, diplomáticos, financieros— que compliquen aún más el tablero.
En definitiva, estamos ante una jugada de Washington para asfixiar a Rusia, o ante un bumerán que puede devolverle a Putin un precio más alto por su petróleo no es un tema técnico, es un tema político. Y en política, como en el petróleo, lo más interesante siempre ocurre bajo tierra.