Hacer transferencias desde el móvil, consultar los recibos desde el ordenador o pagar a un amigo con Bizum se han convertido en acciones de la vida cotidiana. Los bancos cada vez son más digitales, pero además de lo que ve el cliente también han digitalizado los procesos internos, esos que no se ven, pero que facilitan el día a día y ahorran costes a las entidades.
Jaime Peñaranda es director global de servicios financieros de la consultora Neoris especializada en aplicar tecnologías como inteligencia artificial, big data o machine learning a los sectores tradicionales.
Peñaranda explica a Business Insider España cómo el big data, la inteligencia artificial o el machine learning van a cambiar el día a día de los bancos.
«Por un lado, ya llevamos tiempo siendo testigos de cómo la IA se incorpora a distintos procesos de negocio bancarios con el fin de automatizarlos, permitiendo así mejorar su eficiencia y, por tanto, reducir costes», explica el directivo, que añade que esta herramienta puede servir para que la parte comercial segmente su oferta y desarrolla una oferta «totalmente personalizada».
Además, Peñaranda subraya que la inteligencia artificial puede ser «una herramienta clave en todo lo relacionado con riesgos y scoring, y, concretamente, en la detección y lucha para combatir el fraude». «Los ciberdelincuentes siempre van por delante y utilizan los canales digitales como vías de ataque, que, sumado al incremento de las transacciones digitales, hace que el riesgo de fraude sea cada vez mayor», añade.
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La inteligencia artificial combinada con la robotización de procesos con diferentes tecnologías y en todo lo que tiene que ver con la digitalización de canales no presenciales será clave para que las entidades financieras puedan ahorrar costes. «De hecho, ha sido nuestra clara apuesta en 2020, y lo seguirá siendo en 2021», señala.
Pero no es la única tecnología que marcará el devenir de los bancos.
«Además de la IA, el big data y el machine learning son dos tecnologías que van de la mano y que han irrumpido en la banca desde hace tiempo», apunta. «Los datos se han convertido en un activo estratégico para este sector, y extraer el valor de la enorme cantidad de información que manejan es una de sus principales ambiciones», añade.
La biometría como herramienta de ciberseguridad
Precisamente los datos son claves en este momento en sector financiero donde las grandes tecnológicas están preparando su entrada, o incluso algunas ya entrando, en un terreno que hasta ahora era coto vedado de los bancos.
«Todas estas tecnologías ayudan al sector bancario a desarrollar los insights (los datos agregados y anonimizados) que necesitan para conocer mejor a sus clientes y mejorar la toma de decisiones», apunta Peñaranda.
«Otra tecnología que sin duda va a seguir imponiéndose en este sector es la biometría. Hasta ahora hemos visto sobre todo el uso de la biometría dactilar y la biometría facial, pero los bancos necesitan innovar constantemente en materia de seguridad. En este sentido estoy seguro de que la biometría de voz va a irrumpir con fuerza en los próximos meses», explica.
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Precisamente uno de los retos de la llegada de la tecnología al sector bancario es combinarla con la seguridad necesaria. «La ciberseguridad sigue siendo uno de los principales retos de la banca, y dado que las transacciones online y móvil están creciendo, deben invertir más en este aspecto, adoptando tecnologías que refuercen sus sistemas, como por ejemplo la biometría o la Inteligencia Artificial», apunta el directivo.
Peñaranda añade que el confinamiento hizo que la mayoría de los usuarios se hayan visto casi obligados a utilizar estas modalidades como el único canal para relacionarse con su banco y operar con ellos. «Por lo que, en este sentido, la seguridad ha escalado posiciones en la estrategia de negocio de las entidades financieras», señala.