
En ese contexto, las acciones de YPF perdieron en lo que va del año el 76% de su valor. Para comprender la dimensión de la caída, cuando el Congreso de la Nación aprobó la reestatización de la petrolera el 3 de mayo de 2012, el valor del Brent era de u$s116 y la ADR de YPF cotizaba u$s15,35: desde entonces, con los lógicos vaivenes, cayeron un 83%. En 2014, el Gobierno pagó u$s5.000 millones en bonos a Repsol por el 51% de la petrolera: en julio de ese año, la ADR de la compañía llegó a cotizar a u$s38.
En el horizonte inmediato, con la crisis desatada por el coronavirus, no se vislumbran buenas noticias. De hecho, por ejemplo, el Bank of América vaticinó que la acción podría caer a u$s1 en los próximos meses. “Lo que pasó con las acciones de YPF en estos días se dio por un combo de situaciones. Diría que, como primer driver, está la situación de la empresa en Argentina. Y la situación propia de Argentina. Después se le sumó el derrumbe del precio del petróleo, que fue el tiro de gracia sobre la acción. Si se analiza la curva, se observa que se empieza a caer antes que pasara lo del petróleo. Más allá de todo, empieza a tener unos valores que merece la pena que se le ponga un ojo a la acción. Porque el derrumbe fue importante y no deja de ser un sector y una empresa que, una vez que pasen estos problemas, podrían tener algún tipo de reacción seguramente”, dijo a este diario el analista Christian Buteler, quien remarcó: “No se le podría poner un piso en este contexto, de pánico y de derrumbe general. Por más que puedas ver que por números pueda estar interesante, no quiere decir que en un mercado como el de hoy en día, el valor de esa acción, o cualquier otra, no pueda seguir cayendo un 20% o un 30%, porque estamos en un escenario de pánico para los mercados”. El contexto local al que hizo referencia el analista es el balance presentado por YPF semanas atrás: tras haber informado pérdidas operativas por unos $33.000 millones en 2019, la petrolera prevé recortar un 20% las inversiones de este año.