El mapa de la energía hidroeléctrica en el mundo

DESCRIPCIÓN DEL MAPA

La energía hidroeléctrica o hidroelectricidad aprovecha la fuerza del agua en movimiento, como en una cascada, para generar electricidad. Aunque parece una técnica muy moderna, lo cierto es que el ser humano lleva sirviéndose de la fuerza del agua desde hace milenios. De hecho, hace alrededor de dos mil años los griegos ya la utilizaban para hacer girar la rueda de sus molinos y convertir el trigo en harina.

Pero ¿cómo funcionan las centrales hidroeléctricas hoy en día? Para comenzar, el agua debe ser almacenada en una gran reserva, como puede ser una presa o un embalse, situada en un plano superior. Gracias a una compuerta o una válvula se controla el flujo que se deja escapar hacia un segundo contenedor donde va a parar el agua contenida en la reserva, de manera que conforme el agua cae desde la presa genera energía cinética. Esta es utilizada para mover las aspas de una turbina que la transforma en electricidad que en última instancia se distribuye a los clientes de la central eléctrica.

Ese es el procedimiento en el caso de una central hidroeléctrica de embalse. En el caso de una de agua fluyente o de diversión, se emplean canales para desviar la corriente de un río hacia las turbinas. Por último, en el de las centrales hidroeléctricas de bombeo o reversibles, la energía producida a partir de instalaciones solares, eólicas o nucleares se utiliza para bombear agua cuesta arriba hasta una piscina colocada a una altura superior. De esta manera, cuando la demanda de electricidad aumenta, se libera el agua almacenada y se vuelve a poner en marcha las turbinas gracias a su fuerza.

Este mecanismo es una de las soluciones posibles a uno de los grandes problemas de la energía renovable: no es almacenable, al igual que el resto de renovables. Otras de sus desventajas son el elevado coste que supone la construcción de este tipo de centrales y el impacto medioambiental, ya que suele afectar al cauce de los ríos e inundar grandes extensiones de terreno. También altera los ecosistemas fluviales cuando se abren y cierran las compresas de las presas. A su favor, la energía hidroeléctrica es flexible (se puede adaptar el flujo de agua en función de la demanda de electricidad), es limpia y es segura.

En cuanto a su uso, se trata de la energía renovable más utilizada del mundo, con el 71% de toda la producción. China es, de largo, el país que más apuesta por ella y ya acumula una capacidad de generación en sus centrales eléctricas de 259 gigavatios, más del doble de su competidor más cercano, Estados Unidos. De hecho, el país asiático acabó de construir en 2012 la planta hidroeléctrica más grande del mundo, la presa de las Tres Gargantas, situada en el curso del río Yangtsé en la provincia oriental de Hubei. Mide 2.335 metros de largo y 185 de alto.

Su construcción, en realidad, ya fue sugerida por Mao Zedong en la década de los cincuenta, pero no comenzó a construirse hasta el año 1994 para abastecer la creciente demanda energética del delta del Yangtsé y paliar las frecuentes inundaciones que provocaba el río. Un total de 1,28 millones de personas participaron en el faraónico proyecto.

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