La UE avanza en la contrarreloj de independizarse del gas ruso

Europa avanza en la contrarreloj de independizarse energéticamente en la peor crisis de suministro de gas de su historia, con los precios de la energía disparados e incluso sobre la mesa un posible racionamiento en la Unión Europea, después de que el Kremlin redujo los flujos hacia sus países más próximos. Su último hito ha sido la finalización de la primera terminal de regasificación de Alemania.

Para reducir la demanda de gas ruso en dos cuartos antes de fin de año, el uso de gas natural licuado (GNL) es una de las soluciones.

Ante esta situación, las inversiones en nuevas infraestructuras de gas natural licuado alcanzarán los 41.832 millones de euros en 2024, lo que supone un 50% más en comparación con el gasto actual, según una investigación de Rystad Energy. Estas inversiones son 20 veces superiores a las realizadas en 2020, cuando solo se invirtieron 1.934 millones de euros en desarrollos de GNL debido a la pandemia.

Sin embargo, se pronostica que las aprobaciones de proyectos después de 2024 caerán a medida que los Gobiernos se alejen de los combustibles fósiles y aceleren las inversiones en infraestructura energética baja en carbono.

Así, el gasto en proyectos greenfield (obra y explotación) de GNL este año y el próximo se mantendrá relativamente estable, con 27.893 millones de euros aprobados en 2021 y 26.901 millones de euros en 2022. Las inversiones aprobadas de cara a 2023 mostrarán un aumento modesto, acercándose a los 31.890 millones de euros, antes de alcanzar un máximo de 42.000 millones en 2024. Tras estos incrementos, las inversiones caerán y retrocederán hasta acercarse a los niveles de 2020 para llegar a los 2.292 millones de euros en 2029.

Según los últimos datos disponibles en Open Data Réseaux Énergies (ODRÉ), en todo el Viejo Continente hay 51 terminales de GNL, 24 en proyecto, 22 existentes y operativas y cinco en construcción.

Hitos logrados

Alemania, uno de los países más afectados por la crisis energética generada a raíz de la invasión rusa de Ucrania, optó por alquilar cuatro regasificadoras flotantes de GNL a las empresas de servicios públicos RWE y Uniper hasta que las terminales de gas natural licuado que tenían programadas para construir estuviesen listas para operar.

Ahora el país germano ha dado un paso clave en su carrera por ser independiente energéticamente con la finalización de la construcción de una de las cuatro terminales de GNL proyectadas por el país, cerca del puerto de Wilhelmshaven, en el Mar del Norte.

La instalación, que se inaugurará en el mes de enero, forma parte del esfuerzo de Berlín por alejarse de las fuentes de energía rusas, que hasta hace unos meses representaban la mitad del suministro del país.

«Esta terminal es un elemento importante para la seguridad de suministro de Alemania, ya que con ella podemos importar alrededor del 8% del consumo de gas natural alemán», dijo Christian Janzen, jefe de proyecto de la terminal de Wilhelmshaven para el importador de gas Uniper.

«La capacidad de la terminal es de unos 5.000 millones de metros cúbicos y esperamos que cada semana venga un buque cisterna de GNL, descargue, vaporice y luego el gas se introduzca en la red de gas natural alemana. Con 5.000 millones de metros cúbicos, es posible abastecer de gas natural a entre dos y cinco millones de hogares al año», añadió.

Según los cálculos de especialistas en el sector, Alemania necesitaría unos 40 millones de toneladas de GNL para sustituir los 50.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas que solía recibir de Moscú por gasoducto. Berlín espera que al menos una terminal más, la de Brunsbuettel, esté lista a finales de año.

Número uno en Europa

España es el país europeo que tiene más plantas regasificadoras, seis en total, y el tercero del mundo, solo por detrás de Japón y Corea. Sin embargo, estas no dan abasto y continúan las cancelaciones de carga de GNL en España, seguidas de desvíos de carga anteriores de las terminales españolas en las últimas semanas.

El Cool Rider de 155.000 metros cúbicos estaba programado para descargar su carga en la terminal de Huelva el 24 de noviembre, mientras que el LNG River Orashi, de 145.914 metros cúbicos, debía descargar en Bilbao el 25 de noviembre. El primero transportaba gas natural licuado procedente de Nigeria, que Petrobras pretendía entregar a la alemana RWE, mientras que el segundo transportaba una carga también desde Nigeria para la energética dirigida por Francisco Reynés, Naturgy, según fuentes del sector.

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