«Fortín de Piedra no ampliará su producción sin un gran proyecto de GNL»

Tecpetrol produce alrededor de 20 millones de metros cúbicos (m³) diarios de gas natural en su proyecto insignia en Vaca Muerta: Fortín de Piedra. Según su CEO, ese nivel de producción permanecerá relativamente estable hasta que se active un gran proyecto de gas natural licuado (GNL) en el país. «En el caso del petróleo, tenemos previsto crecer un poco el año que viene, aunque no demasiado. Saldrá más gas húmedo de Fortín de Piedra y aumentará marginalmente la oferta en El Tordillo, donde estamos perforando con dos taladros», precisó Ricardo Markous, en diálogo con Revista TRAMA.

El verdadero salto productivo en ese segmento, anticipó, la empresa recién lo dará en 2025, cuando ponga en marcha Puesto Parada, donde sumará un nivel de 15.000 barriles, en una primera instancia, y de 30.000 barriles, posteriormente. «Con Los Toldos II, en tanto, añadiremos otros 15.000 barriles», apuntó.

Obviamente, aclaró, Tecpetrol no está jugando en Vaca Muerta en soledad, sino que hay otras compañías que vienen trabajando muy bien. «Teniendo en cuenta el desarrollo de varias áreas (como Aguada Pichana Este, Aguada Pichana Oeste, La Calera o Rincón del Mangrullo), consideramos que 20 millones de m3 por día de gas es un aporte aceptable. No queremos saturar el mercado. Vamos a ir hacia el petróleo, donde no hay un problema de demanda», proyectó.

Desde su perspectiva, los cuellos de botella de los oleoductos locales van a terminar resolviéndose de una forma u otra. «Nuestra mayor apuesta será por el crudo hasta tanto se active el GNL. Cuando eso ocurra podremos tener un Fortín de Piedra de 40 millones de m3 diarios. Por lo pronto, vamos a sumarnos al Plan Gas.Ar de manera marginal. Estamos evaluando la situación, pero no se trataría de un volumen importante», reconoció.

Sería muy positivo para el sector, en su opinión, que se modificara el Decreto 277/22, el cual contempla el acceso a las divisas a partir de un 20% de exportación incremental. «Habría que elevar a un 50% ese porcentaje. De lo contrario sólo se propicia un desarrollo con el flujo de fondos que se reinvierte», cuestionó.

Adicionalmente, expuso, hay que resolver el precio del recurso para el mercado local. «La Argentina no puede estar exportando a un valor de 55 ó 60 dólares, cuando la cotización interna está arriba de los u$s 90. Habría que igualar el precio interno y el de exportación. Mientras tanto, podría compensarse la diferencia por medio de alguna retención marginal. Y para esto haría falta una ley», sostuvo.

Oportunidad única

Si la macroeconomía argentina debe ordenarse para permitir el despegue de Vaca Muerta o si, por el contrario, debe ser la formación no convencional de la Cuenca Neuquina la que ayude a resolver los problemas macroeconómicos del país, es un dilema recurrente en la agenda temática de la industria. Así lo cree Markous, quien prefiere inclinarse por la segunda opción. «Vaca Muerta es una oportunidad extraordinaria, sobre todo en este nuevo escenario internacional donde la seguridad energética ha pasado a ser una máxima prioridad. En ese sentido, la Argentina tiene que desarrollar cuanto antes el recurso de clase mundial con el que cuenta. El momento es ahora: esperar a estabilizar la macro significaría dejar pasar una ventana de oportunidad única», manifestó el ejecutivo al disertar en el espacio ‘¿Cuál es el impacto real que puede tener Vaca Muerta en la economía argentina?’, en el marco del Energy Day.

Afortunadamente, indicó, hay consenso político para seguir avanzando con el desarrollo a gran escala de Vaca Muerta. «Tanto el gobierno como la oposición concuerdan en esto. Puede decirse, en definitiva, que Vaca Muerta cierra la grieta», sentenció.

Para que el país se convierta en un player relevante en el negocio global del GNL, expresó, harán falta fijar condiciones de estabilidad fiscal y un mejoramiento en el tema impositivo. «Se necesita una ley y una acuerdo marco entre naciones orientado a proteger las inversiones, contribuir con la baja del riesgo país y asegurar financiamiento a tasas razonables para repagar con el gas que se exporte. Hay que considerar que en el futuro los precios no van a rondar los u$s 30 por millón de BTU como hoy, sino que seguramente se estabilizarán en torno a los u$s 8 ó u$s 9 por millón de BTU. La Argentina deberá ser competitiva en ese rango», cuantificó.

A su criterio, las medidas propuestas darán previsibilidad, lo que será un necesario paso previo para la construcción de nueva infraestructura de transporte, uno de los mayores desafíos a sortear en pos de fortalecer las exportaciones. «Nuestras reservas gasíferas superan los 300 trillones de pies cúbicos (TCF), mientras que nuestro consumo es de apenas 2 TCF anuales. Tenemos, por lo tanto, suficiente gas para los próximos 150 años. Hay que acelerar los tiempos para no desaprovechar esta chance», destacó.

La nueva ley que pide Markous debe apuntar fundamentalmente a nivelar la competitividad con Estados Unidos desde la carga impositiva. «Tenemos que llegar a un precio de exportación de gas parecido. Los norteamericanos presentan una roca similar a la nuestra (diría, incluso, que nosotros vemos mejores productividades), pero cuentan con una ventaja geográfica a la hora de exportar, ya que la Argentina debe llevar el gas desde Neuquén hasta el Atlántico. No obstante, el gran reto para nuestro país pasa por el costo del capital y la carga impositiva», argumentó.

Pasos a seguir

En el mercado local del gas natural, señaló Markous, el mayor problema no tiene que ver con la oferta, sino con la demanda. «Lo primero que hay que hacer es sustituir la importación de GNL y de gasoil. En segunda instancia, el objetivo debe ser reconectarnos con el mercado regional y volver a exportar a los países vecinos (para lo cual hará falta el segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner). En tercer lugar, en tanto, tenemos que reemplazar la declinante producción de Bolivia. Y recién a partir de entonces se puede intervenir en el mercado internacional de GNL», enumeró.

Ahora bien, admitió el ejecutivo, la región tampoco constituye un mercado de proporciones demasiado grandes, ya que sólo demanda entre 16 y 20 millones de m3 diarios. «En Fortín de Piedra tenemos que invertir u$s 500 millones por año para mantener la actual producción de 20 millones de m3 por día. Por eso, antes de planificar una expansión que no esté acorde con el contexto regional, pensamos en diversificarnos hacia el petróleo», puntualizó.

En esa dirección, anticipó, Tecpetrol se encuentra por firmar la concesión de explotación no convencional del bloque Puesto Parada. «Se trata de un proyecto que inicialmente estará en el orden de los 15.000 barriles. Eventualmente llevaremos esa cifra a 30.000 barriles. En este momento estamos trabajando con tres equipos de perforación en Fortín, de los cuales uno pasó por Puesto Parada. Contamos con un set de fractura y vamos a incorporar otro, pese a las limitaciones del mercado argentino.
Y después tenemos Los Toldos II», remarcó.

Proyectos verdes

La transición energética y la lucha contra el cambio climático no son ejes temáticos que pasen desapercibidos para Tecpetrol. De acuerdo con Markous, la empresa se encuentra focalizada en la minimización de emisiones de carbono dentro de la explotación. «Estamos analizando la posibilidad de pasar tanto equipos de perforación como de fractura a gas natural o electricidad», resaltó.

En conjunto con las demás compañías del Grupo Techint, aseveró, Tecpetrol también viene participando en ambiciosos proyectos renovables, sobre todo en relación con la energía eólica y el secuestro o almacenamiento de carbono. «Asimismo, creamos un fondo destinado a startups tecnológicas que esperamos que rindan sus frutos para avanzar en los ámbitos del litio, el hidrógeno y la geotermia», especificó.

Casi todas estas inversiones en marcha, indicó, tienen lugar en Estados Unidos, aunque algunas se despliegan en Europa. «Eso no significa, sin embargo, que no puedan dar un salto para complementarse con nuestra industria siderúrgica o hidrocarburífera», aclaró.

No hay dudas, reflexionó, que puede tenderse un puente entre los proyectos de gas de Vaca Muerta y las iniciativas de hidrógeno verde en la Argentina. «Eso tiene sentido por la cantidad de recursos y condiciones favorables que presenta el medio local», afirmó.

A lo largo de 2022, se lamentó, el país importó energía por alrededor de u$s 13.000 millones y la balanza comercial sectorial terminará mostrando un déficit cercano a los u$s 5.000 millones. «Con muy poco esa ecuación podría revertirse en el corto o mediano plazo. Para el año 2030, de hecho, vislumbramos un saldo positivo de u$s 17.000 millones», estimó.

A su criterio, está clara la agenda de transición energética que hay que transmitirle a las nuevas generaciones. «Pero lo principal es que necesitamos incentivos para promover el desarrollo hidrocarburífero, lo que ayudará a estabilizar la macroeconomía. Y una vez que eso ocurra, las obras de infraestructura que el país requiere seguramente van a poder hacerse», recalcó

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