En qué consiste el plan “4 x 4” de YPF, que ya no incluye a la cuenca San Jorge

La puesta del foco en Vaca Muerta y la consecuente desinversión en áreas convencionales conforman los dos primeros pilares del plan que el presidente de la compañía, Horacio Marín, presentó ante empleados de la operadora y otros actores de la industria, que a su vez se reflejan en lo que ha comenzado a trascender en la cuenca San Jorge: la compañía tiene la decisión tomada de retirarse de esta región, manteniendo su actividad sólo en uno de los activos, como es Manantiales Behr.

Si en la actualidad la relación de esfuerzos entre campos No Convencionales y Convencionales es “50 y 50”, la meta proyectada por la operadora es pasar a un 80% de inversión en los primeros, que incluyen principalmente a Vaca Muerta y sólo un 20% en los restantes, que involucran a yacimientos en donde comenzó la explotación petrolera, hace casi 120 años.

Otros dos pilares del plan “4 x 4” se vinculan al incremento de la eficiencia en la operación, mediante la aplicación de procesos y la participación en el proyecto de desarrollo del GNL (Gas Natural Licuado), que la petrolera apunta a liderar, pero con integración de las demás operadoras, para alcanzar una ambiciosa meta en 2030: la exportación de 30.000 millones de dólares en gas.

“YPF YA NO SERÁ LA EMPRESA BOBA”

No habrá confirmaciones ni declaraciones oficiales por el momento, pero la operadora ha iniciado un proceso que se extendería hasta el segundo semestre de este año, en el que tomará el camino de salida de las áreas que explota en el norte de Santa Cruz y el sur de Chubut. En este último, la excepción será Manantiales Behr, donde la compañía aspira a permanecer, para desprenderse de los otros bloques.

Las precisiones, según se comprometió el presidente de la operadora ante el gobernador Ignacio Torres, el intendente Othar Macharashvili y los sindicatos del sector, las brindará primero a ellos, antes de darlas a conocer públicamente. Sin embargo, las especulaciones y trascendidos dan cuenta de que tal vez podría evaluarse la retención de algún área más, por ejemplo, separando El Trébol (donde hubo una fuerte apuesta a la recuperación terciaria en los últimos años, al igual que en Manantiales Behr), que integra un bloque junto al activo denominado ‘Escalante’, pero no mucho más.

De acuerdo con dichos del ejecutivo en la reunión que mantuvo con Torres semanas atrás y otros referentes de la operadora, que se repitieron en las últimas horas ante un grupo de periodistas de todo el país, entre los que participó ADNSUR, “YPF no será más la empresa boba, que importaba cuando los precios internacionales eran caros y luego vendía a precios más bajos en el mercado interno, mientras el resto de las compañías no estaba obligado a hacerlo. Vamos a exportar y a importar cuando las condiciones del mercado sean convenientes”, se indicó, a modo de ejemplo.

EL MODELO DE PETROBRAS, ESTENSSORO Y LA RECETA PARA LA CUENCA SAN JORGE

En ese plano, la postura de la nueva conducción menciona el caso de Petrobras, la empresa petrolera de Brasil, como el modelo a seguir. Marín suele repetir en sus presentaciones que la compañía brasileña se ha valorizado fuertemente y dio como ejemplo que desde 2017, esa compañía multiplicó su valor por 4,5 veces, con un crecimiento del 29% anual, mientras que YPF cayó al ritmo del 4% anual.

De acuerdo con esos datos, mientras en el año 2000 el valor de la acción de la petrolera era de 38 dólares, en la actualidad es de 18. Tal vez este punto merezca algún asterisco: ese valor de la acción era el remanente de la oferta ‘compulsiva’ formulada por Repsol en el año 1999, cuando llegó a pagar más de 42 dólares por acción, para quedarse con el control de la compañía, en la última etapa del gobierno de Carlos Menem y su ministro Domingo Cavallo.

De aquel período, Marín se declara también admirador de José Estenssoro, el primer presidente de YPF, arquitecto de la privatización efectuada entre 1991 y 1993, fallecido en un extraño accidente aéreo en 1995. Se dice que con él al frente, YPF S.A nunca se hubiera perdido la acción de oro y el control que conservaba el Estado sobre la petrolera, como de hecho ocurrió en 1999, para volver a estatizarse parcialmente en 2012.

Dejando atrás los libros de historia y volviendo al presente, Marín repitió en sus presentaciones otra referencia positiva en torno a Petrobras, con una receta que ahora replicará en la cuenca San Jorge. El gigante brasileño tomó la decisión de desinvertir en áreas convencionales desde el año 2013, mientras que entre 2016 y 2020 se dio un proceso de transferencia de esas áreas a compañías más chicas, lo que permitió duplicar la producción de petróleo en esas áreas. Aunque en Argentina no podrían esperarse los mismos resultados, el indicador es presentado por el ejecutivo como argumento para apuntalar su decisión.

Parte de la pérdida de valor, según la visión explicitada por el mandamás de la petrolera de bandera nacional, se origina en las áreas convencionales, por el alto costo de producción y elevados volúmenes de agua. Según esa visión, esos campos podrían ser rentables para compañías más chicas, pero no para un gigante con aspiraciones de ser la más importante en Latinoamérica.

SI HAY PÉRDIDA, NO SE NOTA EN LOS BALANCES

La decisión del retiro de la compañía ha motivado la inquietud generalizada en ámbitos políticos, sindicales y empresarios. Más allá de que Marín intenta “calmar las aguas” y dar garantías de que no será un proceso traumático, según expresó en las reuniones que mantuvo con referentes de distintos sectores, lo cierto es que hay actualmente unos 4.500 puestos de trabajo que dependen de la actividad de la operadora en la cuenca San Jorge, es decir a un lado y otro del puesto Ramón Santos.

Quienes escucharon hablar al flamante presidente, en un tono que va entre ‘compadrito’ y desenfado campechano de ‘honestidad brutal’ (se cuentan anécdotas del modo en que se cruzó ‘feo’ con dirigentes sindicales, en uno de los encuentros, insultos de por medio), le oyeron decir que “no habrá problemas en Chubut” porque los puestos de trabajo deberán ser absorbidos por el nuevo operador”, además de que la petrolera no dejaría su actividad hasta que el nuevo proceso esté encaminado.

Sin embargo, no todo suele ser tan simple como se ve desde las oficinas de Puerto Madero, considerando que las absorciones pueden derivar en menor cantidad de posiciones laborales, ya que no es lo mismo la espalda de la principal petrolera del país que la de una compañía de menor dimensión.

También está en duda cuánto de la “pérdida” de valor puede atribuirse a las áreas de Chubut, ya que de acuerdo con la lectura de balances que hicieron autoridades locales, que empiezan a prepararse para la mesa de discusión, los campos de esta provincia entregaron un 8,5% de rentabilidad en el último año, con una ganancia de 28 millones de dólares.

Puede que no sea mucho, para los números gigantes que maneja la petrolera, que aspira a canalizar todas sus inversiones en Vaca Muerta, un activo que sin dudas entregará mucha mayor rentabilidad.

Sin embargo, si el acervo histórico de la empresa nacida al calor del petróleo descubierto en Comodoro Rivadavia no es un activo para evaluar en mesas financieras, si el sentido de pertenencia no dice nada a la hora de evaluar las cotizaciones bursátiles, al menos debería ser un motivo para que los argumentos (y el modo) de salida sean bastante diferentes. Sobre todo, considerando que en ese trayecto histórico hay todavía grandes deudas ambientales por reparar, algo que, paradójicamente, sí puede implicar dolores de cabeza bursátiles, a la hora de jugar en las grandes ligas.

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