Hace tiempo que se repite que la industria petrolera argentina es como un oasis en el desierto por el flojo desempeño que transita la economía desde hace varios años. Esta situación es mucho más notoria en estos días donde, a pesar de la inédita recesión, Vaca Muerta sostiene su nivel de crecimiento.
De acuerdo a los últimos datos del Indec, enero reportó una caída de la actividad económica del 4,3% y hubo distintos sectores donde la contracción llegó a los dos dígitos como en la construcción (-16,9%), la pesca (-13,5%), y la industria manufacturera (-12,6%).
Sólo cinco de los dieciséis rubros relevados presentaron un comportamiento alcista y únicamente dos tuvieron subas por arriba del 2%: la actividad agroganadera (11,1%) y la explotación de minas y canteras (5,2%), es decir, la minería y los hidrocarburos.
Este buen momento tuvo un impacto directo en las exportaciones y casi la mitad del superávit comercial acumulado en el primer bimestre del año es explicado por el rubro energía con 971 millones de dólares, de los cuales 705 millones fueron aportados por las ventas externas de crudo.
El dinamismo del sector no es nuevo y se viene sosteniendo de manera ininterrumpida desde marzo del 2021 cuando empezó a normalizarse el ritmo de actividad todavía en plena pandemia de coronavirus. Desde ahí, las tasas de crecimiento promediaron el 16% en 2021, el 13% en 2022 y el 7% en 2023 según las cifras oficiales.
Pero lo más interesante es que estos resultados no reflejan el verdadero boom de Vaca Muerta, ya que esconden un rendimiento muy diverso al interior de la industria. Hace varios años que todas las cuencas petroleras del país muestran un claro declino, a excepción de la Neuquina. En enero del 2024, por ejemplo, la producción de crudo de la cuenca Austral cayó un 5,6% de forma interanual, la Cuyana un 6,1%, el Golfo San Jorge un 2% y la cuenca Noroeste un 24,4%.
Por el contrario, la Neuquina subió un 15,4% contra enero del 2023. De hecho, este mismo panorama se puede observar inclusive al interior de la cuenca Neuquina donde los convencionales también sufren un sendero bajista que es compensado por la explosión del shale.
La impronta de Vaca Muerta
Siguiendo con los datos de enero del 2024, la producción de petróleo en la cuenca neuquina convencional cayó un 1% contra el mismo mes del 2023 y un 9,7% respecto a enero del 2022. En cambio, la no convencional neuquina saltó un 21,4% de forma interanual contra enero del 2023 y un 58,7% en relación al primer mes del 2022.
Aunque no tuvo el mismo dinamismo que el petróleo, la producción de gas transitó el mismo camino con casi todas las cuencas del país a la baja a excepción de la Cuyana (con una producción totalmente irrelevante de 100 mil m3/d) y la Neuquina (87 millones de m3/d). Del mismo modo que el petróleo, la neuquina convencional cayó un 17,8% de forma interanual y la no convencional incrementó sus volúmenes de gas en un 5,1%.
Si bien todavía no se publicaron los datos nacionales de febrero, la gobernación provincial informó que el segundo mes del año superó las cifras de enero en un 1,78% en petróleo y un 9,13% en gas. En relación a febrero del 2023, el crecimiento fue del 17,6% en petróleo y 8,55% en gas.
Con el protagonismo de distintas áreas en particular que tuvieron resultados notables como Cruz de Lorena, operada por Shell; Mata Mora Norte, operada por Kilwer S.A.; Coirón Amargo Sureste, operada por Pan American Energy y La Amarga Chica, operada por YPF, se alcanzó el nuevo récord histórico provincial de 381.570 barriles diarios en el mes.
Cabe destacar que la extracción no convencional de petróleo representó en febrero 93% de la producción total de Neuquén, mientras que el 86% de la producción de gas fue del mismo origen.
Los números en materia de etapas de fractura e inversiones permiten anticipar que el sendero continuará a lo largo del 2024 más allá del duro momento que atraviesa la economía del país.
Con 1351 puniciones, febrero registró un incremento de actividad del 13% en relación al mismo mes del 2023 y se espera llegar a las 18.000 etapas en todo el 2024. Es decir, un 22% más que el año previo.
Las perspectivas son acompañadas por los anuncios de inversión que alcanzarían el récord de 9.000 millones de dólares este año en el upstream del oil & gas neuquino, unos mil millones de dólares más que en 2023 que ya habían logrado el pico histórico de la provincia.