Cobre: Josemaría dio otro paso firme para avanzar a la etapa de construcción

El megaproyecto de cobre, oro y plata Josemaría dio otro paso firme en el camino hacia la etapa de construcción y presentó ante el Ministerio de Minería de San Juan la primera actualización del Informe de Impacto Ambiental (IIA) de la etapa explotación.

Según informó Lundin Mining, el trámite administrativo es un complemento del informe presentado en marzo de 2021, que ya obtuvo su aprobación a través de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) otorgada en abril de 2022.

“Este paso visibiliza el trabajo coordinado del equipo de Josemaría, que viene progresando a paso firme en diversas instancias, con un claro objetivo en común: avanzar hacia las próximas etapas. Si bien se trata de una formalidad, renueva nuestro entusiasmo y expectativas por los avances a lo largo de estos dos años, que seguramente darán cuenta de un proyecto más robusto y prometedor, como parte del proceso de optimización en marcha desde mayo 2023”, destacó Alfredo Vitaller, vicepresidente de Asuntos Corporativos.

Josemaría es un yacimiento ubicado en el extremo noroeste de San Juan, en el departamento de Iglesia, a 475 km de la ciudad capital y a 10 km del límite con Chile. El proyecto, actualmente en etapa de pre-construcción, propone un minado convencional a cielo abierto a más de 4.000 metros de altura y procesamiento del mineral mediante trituración y molienda, flotación y filtración del concentrado de cobre, de manera económicamente viable y responsable con el cuidado de las personas, el ambiente y las comunidades anfitrionas. Según el estudio de factibilidad de 2020, la operación está estimada en 19 años.

Semanas atrás, este cronista de Energy Report y un equipo de periodistas de Buenos Aires viajaron a San Juan y fueron testigos de los avances de las obras. Durante la visita al campamento en lo alto de la Cordillera, al menos una decena de especialistas de dintintas áreas brindaron informaron precisa y evacuaron todas las dudas, lo que ratifica el cambio de paradigma de la comunicación en minería de los últimos tiempos.

Según las estimaciones, el paso a la etapa de construcción, que demorará unos tres años, requerirá una inversión de u$s5.000 millones y la contratación de 6.000 trabajadores directos, y unos 35.000 indirectos. Solo con ese nivel de inversión más la etapa de producción, San Juan aumentará casi 13% su producto bruto interno y escalará del puesto ocho al cuarto en el ranking de provincias más exportadoras del país, solo superada por las agrícolas Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

En marzo de 2021, Josemaría presentó su Informe de Impacto Ambiental para la explotación ante la autoridad minera sanjuanina, la cual otorgó la DIA. A partir de ahí, el proyecto avanza con la tramitación de permisos sectoriales, un proceso de optimización, actualización del cronograma y costos, los acuerdos comerciales con autoridades provinciales y nacionales que permitirán avanzar a las siguientes etapas.

La actualización del IIA para la construcción se realizó en cumplimiento del Decreto Provincial N° 1.426/96 que reglamenta en San Juan la Ley Nacional N° 24.585 de Protección Ambiental para la Actividad Minera, y en conformidad con los requerimientos y disposiciones de las normativas nacionales, provinciales y municipales vigentes.

La primera actualización describe la situación ambiental y cambios al diseño del proyecto. Según comentaron desde Josemaría incluye un análisis de tendencias del ambiente y resultados de las acciones de protección ambiental y los monitoreos socioambientales desde el 2021. “En términos generales, se trata de una descripción actualizada del área de estudio en función de la Línea de Base detallada en el IIA 2021”, afirmaron.

En el nuevo reporte se analizaron las acciones implementadas en los últimos dos años y las que se van a implementar a futuro, así como sus potenciales impactos al entorno ambiental y sociocultural.

En el entorno ambiental uno de los focos está puesto en el sistema de vegas que abundan en el área del proyecto, y que son ambientes claves para la vida en la Cordillera de los Andes.

Estos ecosistemas son oasis en el desierto árido por lo cual son fuente de agua y comida para los animales silvestres y son importantes para la regulación hídrica. Y por ese motivo, expertos realizan una evaluación del potencial efecto de las actividades en 11 sistemas de vegas identificados, conformados por 50 especies vegetales, y donde el 98% de los animales de la zona se desarrollan.

Otra de las prioridades del proyecto es uso del recurso hídrico. Y en marco, se destaca el programa de monitoreo de agua, con más de 50 puntos de seguimiento de agua subterránea y superficial. De acuerdo al IIA2021, Josemaría utilizará agua subterránea como principal suministro, proveniente de campos de pozos cercanos a la planta de procesamiento. Esa planta estará diseñada y pensada para utilizar la menor cantidad posible de agua fresca, con circuitos cerrados que buscan recircular y recuperar la mayor cantidad del recurso hídrico.

También se detallaron novedades -ya informadas y bajo evaluación del Ministerio de Minería-, como las mejoras introducidas al diseño del futuro depósito de colas.

El dique de colas es un lugar donde se depositan de forma segura y controlada los materiales sólidos remanentes (colas del proceso) del proceso minero. En el caso de Josemaría se preveía una superficie de 1.100 hectáreas -ahora pasó a 2.100 hectáreas- y contará con tres muros de contención: una presa principal de 230 metros de altura; la presa norte, de 60 metros, y la presa sur, de 40 metros.

Asimismo, el documento sumó cambios tales como los planes de manejo ambiental, la unificación de los campamentos de construcción, el emplazamiento de antenas de comunicación y la traza de caminos internos, entre otros.

Los planes de manejo ambiental de Josemaría se incluyen en un sistema de gestión específico, que permiten evaluar el efecto de las actividades mineras en el ambiente. Por un lado se estudia la flora, fauna terrestre y limnología (lagos, lagunas, ríos, arroyos) y los componentes ábioticos, como el agua, la calidad del suelo y del aire y la bioacumulación de metales en microrganismos, pero por otro también se analizan los glaciares cercanos y crioformas y los componentes arqueológicos y paleontológicos.

Sobre los hielos se realizaron estudios al glaciar de escombro denominado G110, correspondiente a la subcuenca río Blanco Superior, de la Cuenca del río Jáchal, que atraviesa San Juan y recorre La Rioja y Catamarca, y sobre el glaciar El Potro, que está ubicado entre La Rioja y Chile, y se observa perfectamente desde el frente de lo que será la mina de cobre.

En cuanto al patrimonio histórico y natural, se detectaron 38 sitios de importancia arqueológica dentro del perímetro del proyecto, de un total de 54 dentro de la zona de influencia, a distancias no mayores a 5 kilómetros. Uno de esos hallazgos motivó la firma de un convenio con el Museo de Ciencias Naturales provincial para el uso de un scanner de huellas alta tenología adquirido por Josemaría para sus investigaciones, que resultó ser el primero en la región, y que ya se utiliza para otras actividades de la institución.

Otro de los grandes cambios que agilizarán el proyecto será construcción del nuevo acceso Corredor Norte, que no solo ahorrará tiempo y mejora las condiciones de seguridad vial y de transporte de los trabajadores a la mina, sino que facilitará las tareas de control, monitoreo y supervisión de la Reserva San Guillermo, y permitirá diferentes actividades turísticas, de investigación científica y de sensibilización ambiental.

Hoy, para llegar al campamento base hay que recorrer unos 475 kilómetros para cruzar a La Rioja y volver a ingresar a San Juan. Se demora unas 12 horas completas, con tres paradas intermedias y un transbordo. A salir de San Juan se utilizan micros de larga distancia por rutas, pero al llegar a la localidad riojana de Guandacol, se pasa a camionetas y camiones 4×4 para 10 pasajeros con cabina de conductor independiente y múltiples medidas de seguridad para la alta montaña. Son vehículos todoterreno especiales para caminos de ripio en máximas pendientes, y preparados para vadear ríos del deshielo.

En el caso de los campamentos, en el proyecto ya existe uno totalmente operativo con capacidad para albergar a 1.250 personas y una ocupación de 750 trabajadores por turno que se llama Batidero. Este campamento fue levantado para la etapa de exploración y será desmontado cuando comience la etapa de construcción. Por ese motivo, ya se avanza con la construcción del segundo campamento bautizado Josemaría.

La nueva “casa” los obreros constructores, que luego será para los mineros, es una “mini ciudad” de estructuras modulares a 4.050 metros sobre el nivel del mar, con terminal para ocho buses, edificio de requisas con escáneres, arcos detectores de metales, salas médicas y camas para 1.256 personas en su Fase 1.

El comedor tendrá una capacidad para 520 personas y contará con oficinas privadas, sala de reuniones, salas de recreaciones, gimnasios, kiosco y hasta un microcine. Teniendo en cuenta que en el pico de operación de la mina de cobre trabajarán unas 2.800 personas, para la Fase 2 y 3 del campamento se prevé más que duplicar la capacidad de alojamiento de la etapa inicial.

Una vez que el proyecto entre en producción, se prevé la remoción de 120 millones de toneledas de mineral por año (152.000 toneladas de mineral por día en promedio). Para el traslado del material, se utilizarán unos 60 camiones mineros por día con capacidad de carga de 340 toneladas. Para tener una referencia, un camión común resiste solo 8 toneladas y en la mina Veladero se usan camiones de 280 toneladas máximo. De todo el material procesado, se obtendrán unas 590.000 toneladas de concentrado de cobre por año, equivalente a unos u$s1.200 millones en exportaciones para el país.

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