Las importaciones de gas natural licuado en Europa caen un 19%, siendo la demanda más baja en 11 años

Casi tres años después del inicio del conflicto bélico a gran escala entre Rusia y Ucrania, el panorama energético en Europa ha cambiado drásticamente. El continente europeo ha debido adaptarse a un escenario de incertidumbre y reajustar sus estrategias para garantizar un suministro estable de energía.

La diversificación de fuentes, la promoción de energías limpias y la reducción del consumo de gas han sido algunas de las medidas fundamentales para afrontar esta nueva realidad. A pesar de los esfuerzos, Europa sigue lidiando con una serie de desafíos significativos en su transición hacia una independencia energética más sostenible.

Reducción del consumo de gas en Europa

El continente ha logrado disminuir considerablemente su dependencia del gas natural en los últimos años. Gracias al impulso de políticas de eficiencia energética y a la expansión de alternativas renovables, la demanda de gas cayó un 20% entre 2021 y 2024.

En el último año, según datos actualizados de European LNG Tracker, el consumo de gas se mantuvo sin variaciones en comparación con el periodo anterior, lo que sugiere que las estrategias desarrolladas han logrado estabilizar el mercado. Este comportamiento refleja tanto el impacto de las medidas gubernamentales como una menor necesidad de abastecimiento en sectores clave.

Además, la Unión Europea (UE) ha trabajado activamente en reducir el uso del gas en los hogares y la industria. A través de normativas y programas de incentivo, los Estados miembros han promovido la adopción de soluciones más eficientes y sostenibles para la generación de energía.

Aumento en la capacidad de importación de gas natural licuado

Ante la necesidad de diversificar su matriz energética, los países europeos han incrementado la capacidad de importación de gas natural licuado (GNL). Desde 2022, la infraestructura de regasificación ha crecido un 31%, permitiendo recibir mayores volúmenes de este recurso procedente de mercados internacionales.

Sin embargo, este incremento no ha sido suficiente para compensar completamente la demanda. En 2024, las importaciones europeas de GNL sufrieron una caída del 19%, reflejando tanto una menor necesidad de suministro como una ralentización en el desarrollo de nuevas terminales de regasificación.

El fin del tránsito de gas ruso a través de Ucrania a principios de 2025 ha obligado a Europa a replantear sus estrategias de abastecimiento. A pesar de la reducción en las importaciones de GNL en comparación con 2023, los países europeos han logrado mantener niveles adecuados de almacenamiento, asegurando así la estabilidad del mercado.

Estrategias de la Unión Europea para la seguridad energética

La UE ha implementado diversas acciones para fortalecer su independencia energétic

a. En los últimos tres años, la generación de electricidad a partir de fuentes renovables ha experimentado un crecimiento significativo, con un aumento en la producción eólica, hidráulica y solar.

Además, las políticas de almacenamiento de gas han sido fundamentales para mitigar posibles crisis de suministro. En 2024, la capacidad de almacenamiento alcanzó el 72,16% de su capacidad total al cierre del año, proporcionando un colchón de seguridad ante posibles interrupciones.

Las metas de reducción en el consumo de gas han sido superadas en la mayoría de los países de la UE, lo que ha permitido disminuir la vulnerabilidad del bloque frente a crisis energéticas. Se espera que estas estrategias continúen en los próximos años, con el objetivo de minimizar aún más la dependencia de combustibles fósiles.

Infraestructura de GNL y desafíos pendientes

Desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, Europa ha trabajado en la expansión de su infraestructura de GNL. En total, se han añadido 78,6 bcm (millardo de metros cúbicos) de nueva capacidad de regasificación, permitiendo recibir mayores volúmenes de gas licuado desde distintas partes del mundo.

Varios países han incrementado su capacidad en este sector, incluyendo Alemania, Países Bajos, Turquía e Italia, entre otros. Sin embargo, el ritmo de crecimiento se ha desacelerado en el último año debido a retrasos en la construcción y cancelación de proyectos.

Algunas iniciativas de infraestructura han sido suspendidas o descartadas, como la expansión de terminales en Chipre, Lituania, Grecia e Irlanda. Esto refleja tanto algunos desafíos técnicos como una reevaluación de la demanda futura de GNL en el continente.

Perspectivas del consumo de gas y GNL en Europa

A pesar de la estabilidad en el consumo de gas durante 2024, se proyecta una disminución del 1,5% para 2025. En contraste, se prevé que la demanda de GNL aumente un 17%, alcanzando los 158 bcm, aunque seguirá por debajo del nivel máximo registrado en 2022.

De cara al 2030, la tendencia apunta a una reducción progresiva en la demanda de GNL, situándose en torno a los 127 bcm. Este descenso estará impulsado por la consolidación de energías renovables y por políticas de descarbonización más estrictas dentro de la UE.

El panorama energético en Europa continúa evolucionando, y los próximos años serán esenciales para definir el futuro de su seguridad energética. La combinación de inversiones en infraestructura, reducción del consumo y diversificación de fuentes será determinante para consolidar un modelo energético más resiliente y sostenible.

Compartir nota:
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Facebook

Contenido exclusivo para socios

¿Todavía no sos socio?