La monetización del gas de Vaca Muerta tiene en la demanda del sur de Brasil un negocio que podría alcanzar los u$s3.000 millones al año, de acuerdo a las estimaciones que se realizan desde el vecino país en cuanto a volúmenes y precios promedio para finales de la década. Sin embargo, para que el gas argentino fluya hacia el mercado brasileño, es necesario superar varios desafíos, principalmente relacionados con infraestructura, financiamiento y condiciones regulatorias.
Brasil en plena transformación de su matriz energética y un nuevo entorno legal por la desregulación del mercado del gas busca en Vaca Muerta una fuente de energía más económica para sus industrias y sus generadoras eléctricas, los dos sectores que pueden optar por el gas como combustible más eficiente y competitivo.
Actualmente, el gigante sudamericano importa el poco gas que Bolivia aún tiene disponible por el declino de la productividad de sus yacimientos, a un costo en torno a los u$s10 por millón de BTU, pero las estimaciones que se realizan actualmente en la mesa de negociaciones de Brasil y la Argentina permiten hablar a partir de los u$s7, lo que resulta significativamente mas bajo.
Estos valores implican un precio del gas en boca de pozo en torno a los u$s2,5, algo mas bajo de lo que el Plan Gas para el abastecimiento en la Argentia reconoce hasta 2028 a los productores con valores de entre u$s3 y u$s4, según el momento del año.
Estos costos más competitivos no solo permitirían a Brasil aumentar la ocupación de capacidad ociosa de sus industrias existentes, estimada en un 40%, sino que también podría incrementar el proceso de gasificación de otras actividades, en una combinación con el desarrollo de los biocombustibles, las renovables y las fuentes hidroeléctricas de muy fuerte presencia allá.
Exportación de gas a Brasil, una cuestión de precio
El gobierno argentino está a punto de dar a conocer una nueva normativa que permitirá flexibilizar las referencias para fijar el precio mínimo de exportación de gas natural, con el fin de que la molécula sea más competitiva en el mercado brasileño. Con esto se espera poder reducir en un 20% ese valor desde la Cuenca Neuquina, donde se encuentran las reservas de shale gas.
El precio mínimo se fija actualmente con base en el precio promedio de la cuenca o en un porcentaje del Brent, el que sea mayor, y según se anticipa en el gobierno se decidió que, a partir de 2026, el precio mínimo se fijará únicamente con base en el precio promedio, que tiende a reducir los valores actuales.
Hace dos semanas, ambos gobiernos habían abordado el tema en ocasión de la reunión del Grupo de Trabajo Bilateral Brasil-Argentina (GTB), creado con base en el Memorándum de Entendimiento sobre Desarrollo de Infraestructura, Interconexión y Exportación de Gas Natural, firmado entre ambos países en noviembre de 2024.
Como parte de esas discusiones técnicas, la representación boliviana también admitió una posible reducción de la tarifa de tránsito internacional del gas argentino a Brasil. En ese sentido, siete petroleras que operan en Vaca Muerta y en la Cuenca Neuquina ya están realizando desde comienzos de abril pequeñas exportaciones de gas para testear las condiciones técnicas de transporte, utilizando la reversión del Gasoducto del Norte.
La infraestructura, una decisión estratégica
Entre las medidas ya acordadas entre Argentina y Brasil se destaca el estudio de la viabilidad económica de las rutas logísticas, considerando la posible ampliación de la infraestructura existente en ambos países, mediante el cual se estima que la factibilidad de mover 2 millones de metros cúbicos diarios en el corto plazo, y 10 millones a 3 años para llegar a 30 millones en 2030.
El documento indica que el grupo deberá buscar la infraestructura ya existente en ambos países, permitiendo exportar gas argentino en el menor tiempo y al menor costo posible. Para ello, los equipos de trabajo binacionales deberán identificar formas de facilitar el diseño y construcción de la infraestructura necesaria para interconectar los gasoductos operativos en cada país.
Las rutas evaluadas por el grupo de trabajo son inicialmente cuatro. La primera y más inmediata, según distintos actores de la industria, es vía Bolivia, que demandará una inversión mínima en gasoductos existentes allí, pero que requiere inversiones importantes en la ampliación de capacidad de la evacuación desde Vaca Muerta y del Gasoducto del Norte.
La segunda alternativa planteada es la onerosa construcción de un gasoducto por el Chaco Paraguayo, en la cual tendrían participación inversores de ese tercer país para el financiamiento de la obra, que tendría su punto de partida en el Gasoducto del Norte a la altura de Salta.
También se suma la opción de llegar a la demanda directamente por el estado brasileño de Rio Grande do Sul, a través del ducto existente a la altura de Uruguaiana, o en su defecto vía Uruguay, a través del ducto entre Buenos Aires y Montevideo. En estos dos casos se deberían afrontar obras de cientos de kilómetros para lograr la interconexión con Rio Grande do Sul.
En todos los casos, las condiciones de financiamiento serán la clave para determinar la viabilidad económica de cada alternativa, lo cual se asocia también a si será la demanda brasileña o los productores argentinos quienes sean los encargados de adquirir ese compromiso financiero millonario.