La petrolera independiente Aconcagua Energía S.A. (PAESA) acumula un pasivo total de $447.604 millones, equivalente a 385,9 millones de dólares al tipo de cambio oficial, y se encuentra en un proceso crítico de reestructuración para evitar un default desordenado.
Según reveló el sitio especializado EconoJournal, la empresa contrató a la banca de inversión VALO Columbus como asesor financiero principal para encarar una negociación integral con sus acreedores.
La cifra, informada por la propia compañía a la Comisión Nacional de Valores (CNV) el 19 de junio, representa el 99% del activo total de Aconcagua y un alarmante 1.728% del patrimonio neto, que se redujo a apenas $25.898 millones al 31 de marzo de este año.
El fuerte descalce patrimonial se explica, en parte, por la acelerada devaluación del peso en el segundo trimestre: el tipo de cambio oficial subió de $1.074 a $1.160 por dólar entre marzo y junio, encareciendo las obligaciones nominadas en moneda dura.
La estructura de la deuda comprometida
El informe contable presentado a la CNV detalla que el grueso de la deuda corresponde a:
- Obligaciones negociables: $228.027 millones (51% del activo)
- Otras deudas comerciales y fiscales: $181.525 millones (40%), que incluyen: $91.365 millones por la adquisición diferida de activos, $28.002 millones a proveedores, $25.203 millones por anticipos de clientes y $25.693 millones por impuesto a las ganancias.
- También se computan pagarés bursátiles por $12.947 millones, cheques electrónicos por $12.314 millones y deuda bancaria por $12.790 millones.
- De acuerdo con el cronograma de vencimientos, $194.595 millones caducan en los próximos 12 meses, incluyendo compromisos por $47.643 millones en el corto plazo.
Además de la contratación de VALO —confirmada por fuentes a EconoJournal—, la petrolera sumó al estudio jurídico Tavarone, Rovelli, Salim & Miani para estructurar legalmente la reestructuración. La estrategia incluye un acuerdo de tipo “standstill” para suspender temporalmente pagos y evitar que un grupo de bonistas accione en forma unilateral.
Este paso se da tras la cancelación de una emisión internacional de bonos por USD 250 millones, debido a condiciones de mercado desfavorables: la compañía no logró cerrar acuerdos con inversores a tasas menores al 12% anual, mientras que emisores como Pampa Energía, Pluspetrol y Telecom absorbieron gran parte de la demanda institucional.

Default técnico
El 17 de junio, Aconcagua incumplió con el pago de intereses de sus obligaciones Clase VII, lo que derivó en una rebaja de calificaciones por parte de las agencias:
- Fitch bajó su nota internacional a CCC-
- FIX SCR degradó la calificación local de A- a BBB+, con revisión negativa
- Moody’s Local rebajó a CCC.ar, con un ratio deuda neta / EBITDA de 3,5x
En paralelo, la producción operativa también evidenció deterioro: la extracción de petróleo cayó un 12% interanual y la producción de gas se desplomó un 96%.
Un panorama complicado
Fundada en 2015, Aconcagua controla unas 13 áreas convencionales en Neuquén, Río Negro y Mendoza, con proyectos en shale y renovables. Su plan estratégico estimaba USD 260 millones en inversiones hasta 2028, que hoy están virtualmente paralizadas. Según Fitch, la compañía contaba con apenas USD 6,1 millones en caja al 10 de junio, y enfrenta vencimientos de USD 10 millones en julio y otros USD 20 millones en septiembre.
El futuro inmediato depende de lograr un entendimiento con los acreedores en torno a un reperfilamiento ordenado. En un contexto de acceso limitado al crédito y presión operativa, Aconcagua busca ganar tiempo. Por ahora, el margen es escaso.