Los detalles del disruptivo proyecto de reinyección de gas de Quintana en EFO

Quintana Energy comenzó con los primeros ensayos de reinyección de gas seco en el yacimiento Estación Fernández Oro (EFO) en la zona rural de Allen, con el objetivo de recuperar hidrocarburos líquidos y reactivar la producción en el área gasífera más importante de la provincia.

Este ensayo forma parte de un proyecto de recuperación de licuables que busca extender la vida útil del yacimiento mediante una técnica de inyección de gas al subsuelo, en un ciclo que alterna inyección y producción para optimizar los resultados.

La iniciativa fue presentada por la empresa como parte del plan de inversiones que acompañó la prórroga de concesión, que extiende la operación de Quintana por diez años a partir de agosto de 2026.

La prueba piloto contempla la instalación de compresores de última generación, capaces de operar con un rango variable de presión y volumen. Las instalaciones fueron adaptadas para cumplir con las exigencias de seguridad, calidad y cuidado ambiental que rigen en EFO.

Un cambio de paradigma

El proyecto se apoya en antecedentes técnicos sólidos. Entre 2018 y 2019, un ciclo similar en el pozo EFO-95 permitió aumentar la recuperación de líquidos. EFO llegó a producir hasta 3,5 millones de metros cúbicos de gas por día y actualmente se encuentra en una meseta de 750 mil m³ diarios. Esta nueva fase busca revitalizar su potencial.

Carlos Gilardone, CEO de la compañía, define el proyecto como un cambio de paradigma: «Nuestro modelo es simple pero disruptivo: comprar gas en verano, almacenarlo en el yacimiento, y producirlo en invierno». Detrás de esa aparente simpleza hay un despliegue técnico y financiero que revela la ambición de una compañía que ha decidido no administrar un declive, sino escribir una historia de recuperación.

Los pozos tight se preparan para funcionar como garrafas subterráneas: se les inyectará gas seco comprado a otros productores durante los meses de baja demanda para volver a producirlo cuando el frío haga encender las estufas.

La turboexpander, el alma de EFO

El corazón de esta revolución está en la planta turboexpander que Quintana adquirió junto al campo tras una dura negociación con YPF, que le demandó una inversión de 27 millones de dólares. La petrolera bajo control estatal planeaba llevársela. Con una capacidad instalada de 4,8 millones de metros cúbicos diarios, la estructura que separa los gases no solo es una pieza estratégica, sino el verdadero pivote del nuevo modelo de negocios. Permite separar los componentes más ricos y más cotizados del gas.

“Sin la planta, el modelo no camina”, advierte Gilardone sin rodeos. La clave es la recuperación de líquidos: EFO es un yacimiento de gas retrógrado, donde el hidrocarburo líquido queda atrapado en el reservorio cuando la presión cae. Pero si se reinyecta gas, esos líquidos vuelven a mezclarse y pueden ser extraídos. “Es un doble juego: almacenamos gas y al mismo tiempo recuperamos riqueza que estaba perdida”.

La prueba piloto pondrá a prueba la capacidad de inyección de 300.000 metros cúbicos diarios, casi la mitad de la producción actual del yacimiento, que asciende a 750 mil m3 diarios. Pero no se trata de probar lo que ya se sabe que funciona. Se trata, como insiste Gilardone, de documentarlo con precisión quirúrgica para ganar la confianza de inversores y bancos.

Apuesta a la eficiencia

Quintana asumió la operación del campo el 1 de febrero de 2025, tras adquirirlo en el marco del Plan Andes por el cual YPF se desprendió de yacimientos maduros en varias cuencas del país. La premisa de la nueva operadora es clara: eficiencia o muerte. En apenas dos meses, lograron reducir el Opex en un 23%, al bajar el costo operativo de 18 dólares por barril equivalente a 14, con la mira puesta en alcanzar los 11 dólares a fin de año.

«Somos un solo mameluco», proclamó días atrás Gilardone en ese encuentro, rodeado de trabajadores con décadas de experiencia y de jóvenes recién incorporados. El centenar de personas que trabaja en el yacimiento a la vera de la Ruta 22 son empleados de la operadora. Ya no hay contratistas.»Este campo tiene futuro porque lo estamos rediseñando juntos, desde abajo y con respeto: por el equipo, por las comunidades, por el medio ambiente y por las mujeres que trabajan con nosotros”, dijo el CEO de la empresa.

Un almacén de gas

Más allá de EFO, el proyecto encaja en una visión más amplia: consolidar un negocio de almacenamiento energético. En un mercado donde el gas es abundante en verano y escaso –y caro– en invierno, la posibilidad de guardar energía bajo tierra puede cambiar las reglas del juego.

También se explorarán nuevas oportunidades como realizar workover en los pozos petroleros de la formación Quintuco, perforar un nuevo pozo a la formación Lajas o reactivar pozos perforados en el flanco sur, comenta Ariel Fernández, gerente de EFO, yacimiento que conoce al detalle y en el cual encontró su lugar en el mundo. Ahora muestra muestra sincero entusiasmo con el nuevo proyecto, que promete garantizar actividad al menos hasta el fin de la concesión, en 2036.

Quintana ya compró equipos para proveerse de su propia energía eléctrica generada con gas del yacimiento, con el objetivo de vender electricidad al sistema.

“El gas no vale nada en enero porque baja la demanda argentina. En julio, se vuelve oro”, resume un técnico del equipo de subsuelo. Ese diferencial estacional es el que Quintana busca capitalizar. No solo en Río Negro. Mendoza Sur –el otro bloque que la compañía adquirió– ya tiene fecha de cierre para junio, y allí los desafíos son mayores. “Si EFO fue el precalentamiento, Mendoza es la final de la Champions”, bromeó Gilardone ante su equipo.

Compartir nota:
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Facebook

Contenido exclusivo para socios

¿Todavía no sos socio?