La producción de petróleo en Sudamérica está aumentando rápidamente. En contraste, países como Colombia, Ecuador y Venezuela enfrentan perspectivas de declive productivo debido al agotamiento de yacimientos maduros y la falta de nuevas inversiones significativas.
(#RadarEnergetico)_ La producción de petróleo en Sudamérica está viviendo un auge histórico y se perfila como la región con el crecimiento más acelerado del planeta. Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía y de la consultora Rystad, entre 2024 y 2030 la producción regional crecerá un 30%, pasando de 7,4 millones de barriles diarios a casi 9,6 millones, superando en ritmo de expansión a Medio Oriente y Estados Unidos, según un reportaje de BBC Mundo.
El motor principal de este salto es Brasil, que en junio alcanzó un récord de casi cinco millones de barriles diarios de petróleo y gas natural, impulsado por los proyectos en la zona del presal marino. Allí se encuentran algunos de los yacimientos de aguas profundas más productivos del planeta, como Búzios, Mero, Sépia y Atapu. Petrobras y empresas privadas están invirtiendo fuertemente en nuevas unidades de producción, consolidando al país como líder indiscutible de la región.
Guyana, con apenas 800.000 habitantes, se ha transformado en un jugador clave desde el hallazgo de reservas en el bloque marítimo Stabroek en 2015. Operado por ExxonMobil y sus socios, este megayacimiento en aguas profundas es considerado una de las reservas más importantes del mundo. Se proyecta que para 2030 duplique su producción actual, aportando buena parte del crecimiento regional en petróleo.
En Argentina, el protagonismo está en Vaca Muerta, una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del planeta. En julio, la provincia de Neuquén alcanzó un crecimiento interanual del 28% en su producción petrolera, el nivel más alto de su historia. Con inversiones en infraestructura —como el oleoducto de más de 400 kilómetros que entrará en operaciones en 2026—, se espera que la formación llegue a producir hasta un millón de barriles diarios hacia fines de la década, señala el reporte de la cadena británica.
En contraste, países como Colombia, Ecuador y Venezuela enfrentan perspectivas de declive productivo debido al agotamiento de yacimientos maduros y la falta de nuevas inversiones significativas. Sin embargo, el aporte combinado de Brasil, Guyana, Argentina y, en menor medida, Surinam, no solo compensará esa caída, sino que colocará a Sudamérica como la región petrolera de más rápido crecimiento en el mundo.
Este boom no está exento de polémica. Organizaciones ecologistas cuestionan la dependencia del petróleo y reclaman más inversión en energías limpias. Sin embargo, gobiernos como el de Brasil defienden que los ingresos petroleros serán clave para financiar la transición energética.
Con la COP30 en el horizonte, Sudamérica se mueve en una delgada línea: aprovechar el crecimiento petrolero que la posiciona como nuevo epicentro energético global, sin perder de vista los compromisos climáticos que exige el futuro.