Golar, uno de los principales tecnólogos en materia de licuefacción de Gas Natural Licuado a nivel global, confirmó este martes que invertirá hasta US$ 2.200 millones para construir una planta flotante de licuefacción de gas natural (FLNG, por sus siglas en inglés) que podría operar en la Argentina a partir del último cuatrimestre de 2027, según indicaron fuentes. En rigor, Golar anunció el martes que contrató a la firma CIMC Raffles para realizar los trabajos de ingeniería, adquisiciones y construcción (EPC, por sus siglas en inglés) de un buque con capacidad para licuar 3,5 millones de toneladas (MTPA) de GNL por año. La unidad estará operativa a fines de 2027, según precisó la empresa a través de un comunicado publicado el martes bajo la órbita del GasTech, la principal feria de tecnología de gas que se realiza esta semana en Houston. El proyecto estará equipado con un diseño de tecnología de tipo MK II, superador del MK I que poseen las unidades Gimi y Hilli, las dos plantas flotantes de GNL que posee Golar. La nueva unidad de licuefacción estará montada sobre el buque carguero de GNL llamado Fuji. “El presupuesto total para la conversión FLNG del MK II es de US$ 2.200 millones, que incluye el buque de conversión, la supervisión, repuestos, tripulación, capacitación, contingencias, el suministro inicial de combustible y los costos relacionados con la entrega de la FLNG a su sitio operativo, excluidos los costos de financiamiento”, explicó la empresa a través de un comunicado. Un pie en la Argentina En julio, Golar oficializó un acuerdo con Pan American Energy (PAE), uno de los grandes jugadores del mercado local del gas natural, para licuar GNL a partir 2027 en la planta flotante Hilli, que hoy está operativa frente a las costas de Camerún, en África. La iniciativa —a la que podrían sumarse otras petroleras como Harbour Energy (ex Wintershall Dea), socio de PAE en el consorcio CMA-1 en el offshore de la cuenca Austral, e YPF— prevé la licuefacción de 2,45 MTPA de GNL por año. El proyecto —que prevé el consumo de unos 11 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas natural— prácticamente no precisa de obras de infraestructura adicionales para entrar en operación. Sólo contempla el tendido de un gasoducto de conexión de alrededor de 50 Km de extensión con el gasoducto San Martín que se extiende hasta Tierra del Fuego. Las partes no comunicaron aún dónde estará amarrada la Hilli FLNG. En un primer momento, se especuló que podría estar en el puerto de Bahía Blanca, pero aún no hubo confirmación oficial al respecto. Un modelo de negocios diferente Si la construcción de una terminal en tierra (onshore) de licuefacción de GNL requiere del hundimiento de inversiones enormes en materia de infraestructura, la contratación de plantas flotantes —floating LNG— trabaja con un modelo de negocios diferente que en lugar de estar basado en el capex (inversiones que se desembolsan por una única vez) se apoya más en los gastos operativos (opex) de esa unidad. La terminal Hilli FLNG está operativa frente a las costas de Camerún. Esta última opción es menos riesgosa y más accesible para una economía como la argentina que todavía maneja altísimos costos de acceso al capital internacional. “En el caso del floating LNG, la inversión importante en materia de licuefacción la realiza el tecnólogo (en este caso Golar) y no las empresas productoras de gas, que sólo deben costear inversiones secundarias en el transporte. Para una empresa argentina es mucho más viable pensar en un esquema de este tipo que en cortar un cheque de 5000 o 7000 millones de dólares para construir una terminal onshore de licuefacción”, analizó un alto directivo del sector. Segunda etapa Golar está en conversaciones aún incipientes con productores de gas de Vaca Muerta que están interesados en que la nueva planta flotante que construirá la compañía opere en la Argentina. Si eso sucede, sumadas a las 2,45 MTPA que la empresa acordó con PAE, dentro de tres o cuatro años Golar podría producir unos 6 MTPA de GNL en el país. «Sería una especie de segunda etapa del proyecto acordado con PAE y en total, las FLNG de Golar podrían procesar entre 20 y 25 MMm3/día de gas natural», explicó una fuente que está al tanto de las tratativas. El proyecto demandaría la construcción de un gasoducto dedicado de 30 pulgadas entre Neuquén y algún puerto de la costa atlántica. Una obra de esa magnitud requeriría una inversión cercana a los US$ 1500 millones. No será sencillo. Ingresar al mercado de productores de GNL es un proceso por demás ambicioso que demandará de una articulación intra-privados y con el sector público que todavía no se avizora con nitidez. Aún así, los fundamentos juegan a favor de las productoras locales de gas natural, que tienen en claro que deberán encontrar nuevos mercados si aspiran a aprovechar el potencial real de producción de gas de Vaca Muerta. El mercado doméstico y el regional no serán suficientes para monetizar las reservas del hidrocarburo atrapadas en la formación no convencional de Neuquén. En esa clave, el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, señaló la semana pasada en un evento organizado por el IAPG en Houston que “el GNL es el único proyecto que permitirá monetizar el gas de Vaca Muerta, porque Brasil nunca firmará un contrato de compra de gas a 20 años”.

El proyecto de infraestructura de US$2500 millones que lidera YPF entró en la etapa final para que comience su construcción. Se trata del oleoducto que conectará Vaca Muerta con el puerto Punta Colorada, en Río Negro, donde también se construirán la planta de almacenamiento y la terminal portuaria que permitirán duplicar las actuales exportaciones de petróleo argentino.

Hay al menos tres empresas confirmadas que se sumarán al proyecto. Son las locales Vista, Pampa Energía y Pan American Energy (PAE), y en los próximos días se agregará una cuarta, que podría ser Tecpetrol. En la industria todavía están a la espera de que las productoras internacionales también se decidan por ingresar.

La obra cambiará la matriz energética argentina. Hoy la principal limitación al crecimiento de Vaca Muerta es la falta de evacuación del petróleo, lo que obliga a las empresas a tapar pozos perforados o a enviar el crudo por camiones hasta Bahía Blanca, lo que implica un mayor costo logístico. La Argentina produce 690.000 barriles diarios, de los cuales consume localmente 485.000 y exporta 205.000.

En el último año, se avanzó con las obras para poner en funcionamiento nuevamente, después de 17 años, el oleoducto Trasandino, que conecta Neuquén con Chile y tiene capacidad para exportar 100.000 barriles diarios. Asimismo, se puso en marcha la ampliación del ducto de Oldelval, que conecta Vaca Muerta con Bahía Blanca, lo que permitirá incrementar el transporte de los 345.000 barriles diarios actuales a 540.000, el año próximo.

Las obras permitirán ampliar la capacidad de evacuación de Vaca Muerta a 750.000 barriles diarios a partir del año próximo. Sin embargo, el potencial de producción de la cuenca neuquina implicó que se ponga en marcha el oleoducto Vaca Muerta Sur, que entraría en funcionamiento en la segunda mitad de 2026, posibilitando enviar 180.000 barriles en una primera etapa.

El objetivo de YPF es que el 15 de noviembre empiecen a moverse las máquinas para comenzar con la obra. La petrolera ya tiene avanzada la compra de los caños y próximamente adjudicará la construcción. Hubo al menos siete empresas constructoras que presentaron ofertas para hacer la obra. Entre ellas están la sociedad Sacde-Techint; la internacional Pumpco, subsidiaria de la estadounidense MasTec (dueña del club de fútbol Inter Miami) y BTU.

YPF, a su vez, está en negociaciones con otra empresa internacional, Energy Transfer, para que se haga cargo de la operación del ducto. Se trata de una de las compañías de midstream (transporte) más grandes de Estados Unidos, con activos en 44 estados y oficinas en Pekín y Ciudad de Panamá.

Más allá de que el Gobierno lanzó el régimen de incentivo para grandes inversiones (RIGI), que le da facilidades cambiarias e impositivas a las empresas que desembolsen más de US$200 millones, las compañías internacionales todavía miran con preocupación la permanencia del cepo cambiario. Por eso, las negociaciones para ingresar al proyecto demoran más tiempo, ya que implica un trabajo de convencimiento mayor con los directores de sus casas matrices.

“El cepo es una de las medidas que cuanto más rápido el Gobierno elimine, mejor. El cepo no existe en ningún lugar del mundo, o hay muy pocos lugares donde eso existe. Es otra distorsión más de la economía argentina, que cuanto más rápido salgamos, mejor”, dijo la semana pasada el presidente de Shell en la Argentina, Germán Burmeister.

“Las condiciones para invertir no son malas, pero no tener total disponibilidad sobre el capital va a trabar las inversiones”, dijeron en reserva en otra petrolera internacional, que también podría sumarse al proyecto de YPF.

En mayo, YPF comenzó la construcción de los primeros 130 kilómetros del oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS), que implicó una inversión de US$200 millones. El primer tramo se extiende entre las localidades de Añelo, en Neuquén, y Allen, en Río Negro, donde se conectará con el sistema de Oldelval, que es la empresa que opera el único ducto que transporta el petróleo hasta Bahía Blanca, desde donde hoy salen las exportaciones del no convencional.

El próximo mes, YPF adjudicará la construcción del tramo del oleoducto que conectará Allen con Punta Colorada. Tendrá una longitud de 440 km, implicará una inversión de US$2500 millones y permitirá transportar en la segunda mitad de 2026 alrededor de 180.000 barriles diarios. El plan implica instalar a lo largo de los próximos años nuevas plantas de bombeo para incrementar la capacidad de transporte a 500.000 barriles diarios para 2027 y a 700.000 para 2028.

El VMOS será una infraestructura dedicada exclusivamente a la exportación y su terminal estará ubicada a través de una monoboya en el puerto de aguas profundas, que permitirá la llegada de los buques grandes llamados VLCC (Very Large Crude Carrier), que transportan alrededor de 2 millones de barriles.

Además de bajar las tarifas, este barco abrirá nuevas oportunidades de mercados internacionales para todas los productores argentinos, como el mercado asiático.

A los valores actuales del barril de petróleo, de US$72, la cotización Brent que se toma de referencia en la Argentina, cada buque VLCC exportado implicaría ingreso de divisas por US$144 millones al país.

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