Los envíos de gas que Bolivia realizaba a Argentina, uno de sus principales compradores, llegaron a su fin en septiembre pasado luego de casi 20 años de provisión . La noticia, que se vincula en parte con el propio declino de la producción boliviana, responde principalmente a la inminente reversión del Gasoducto Norte que, en Neuquén, permitirá colocar el gas de Vaca Muerta en nuevos mercados.
Entre esas posibilidades de exportación para la formación shale, destacan Brasil, para lo cual ya fueron habilitadas cuatro productoras en las últimas semanas , e incluso la propia Bolivia, según dejó entrever en una entrevista el exministro de Hidrocarburos de ese país, Álvaro Ríos Roca.
El especialista consideró que la Argentina, a partir del empuje del shale gas, debe ser visto como «un aliado» para su país, ya que permitirá «transitar gas hacia Brasil» y también porque, en mediano plazo, hasta podría convertirse en proveedor.
«También hay que verlo como un proveedor de gas porque desde 2028 y 2029, como están yendo las cosas, Bolivia va a comenzar a importar gas natural «, afirmó Ríos Roca, según reportó la agencia internacional EFE.
El gas de Vaca Muerta, un «complemento» para Bolivia
Ríos Roca, analista del mercado energético de larga trayectoria, evaluó que mientras tanto Argentina «será un complemento» , ya que si alquila los ductos Bolivia para llevar su producción hasta Brasil permitirá que estos «no se queden vacíos» y se pueda comercializar el gas que «ya se tiene en exceso», con el aporte de Vaca Muerta.
El exministro explicó por otra parte que el corte de los envíos desde Bolivia, resuelto a mediados del mes pasado, representa la pérdida de «un mercado importante», que hubiera generado 1.700 millones de dólares anuales si el país del altiplano «hubiera seguido explorando».
«La pérdida es cuantiosa, perder un mercado ha sido muy complejo y ese es el resultado de un Estado que no nos ha dado exploración, no ha repuesto las reservas y tampoco abastece el mercado interno «, agregó Ríos Roca.