El repunte de octubre se debe principalmente a la puesta en marcha en mediados de agosto del tercer separador de condensado en la refinería en la ciudad noroccidental rusa y el puerto del mar Báltico de Ust-Luga, que aumentó el flujo de nafta, explicó el analista principal de Kpler, Viktor Katona.
La nafta es una mezcla de hidrocarburos líquidos inflamables. Generalmente, es una fracción del petróleo crudo, pero también puede producirse a partir de condensados de gas natural, destilados de petróleo y la destilación de alquitrán de hulla y turba.
Como resultado, la instalación perteneciente a la empresa rusa Novatek incrementó en la segunda quincena de agosto y principios de septiembre los volúmenes de refino «hasta un máximo histórico» de más de 195.000 bpd, frente a los cerca de 140.000 bpd de los meses anteriores, especifica el medio.
Al mismo tiempo, prosiguió el experto, las instalaciones de Novatek «aún no han tenido un mes en el que los tres separadores funcionen a pleno rendimiento».
«En cuanto eso ocurra en diciembre o enero [de 2025], los flujos rusos a Taiwán podrían mantenerse fácilmente por encima de los 100.000 bpd», señaló, citado por el portal.
Los cargamentos desde Ust-Luga tardan unos 60 días en llegar a la isla, y «el aumento —hasta un máximo histórico— consolida a Rusia como primer proveedor de Taiwán, posición que antes ocupaban los Emiratos Árabes Unidos», reconoce el medio y concluye que «los productores rusos de combustibles están ampliando su presencia en Asia».
Tras el inicio de la operación militar especial en Ucrania, varios países en Occidente renunciaron a importar los productos petrolíferos rusos e impusieron restricciones a su comercio en los mercados mundiales.
El objetivo de estas medidas era golpear la economía rusa para impedir que Moscú llevara a cabo una política exterior independiente.
Sin embargo, Rusia reorientó sus exportaciones al encontrar nuevos mercados, en particular en Asia, mientras que los países occidentales se enfrentaban a una aguda crisis económica, causada en gran parte por el rechazo de fuentes de energía económicas y fiables procedentes de Rusia.