¿Cuántos dólares puede aportar Vaca Muerta a la Argentina en los próximos años? Esa fue la pregunta central que intentó responder el estudio presentado por la Comisión de Planeamiento y Análisis Económico del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) durante la AOG Expo 2025.
El trabajo, elaborado por la consultora Aleph Energy, fue presentado por su director y presidente de la comisión, Daniel Dreizzen, junto a Milagros Piaggio, y proyecta escenarios de divisas que van desde los u$s15.000 millones hasta los u$s57.000 millones anuales en el pico de desarrollo.
“Este trabajo es inédito y sirve como herramienta técnica para demostrar el potencial de generación de divisas del sector hidrocarburífero, aportando evidencia objetiva frente a uno de los problemas estructurales más recurrentes de la Argentina, que es la escasez de reservas internacionales”, explicó Dreizzen en su presentación.
Los 3 escenarios posibles
El estudio plantea tres horizontes de desarrollo: un escenario bajo o de “crisis”, un escenario medio y uno alto u optimista.
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En el escenario bajo, sin nueva infraestructura, la capacidad de evacuación de gas y petróleo quedaría prácticamente congelada en los niveles actuales. Allí, las exportaciones apenas generarían u$s 11.000 millones anuales, un monto insuficiente para modificar la macroeconomía.
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En el escenario medio, con obras como el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS) y ampliaciones en gasoductos, las divisas escalarían a u$s 32.000 millones anuales.
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En el escenario alto, que suma la Fase III de VMOS, proyectos de Oldelval y la concreción de plantas de Gas Natural Licuado (GNL), el ingreso de dólares podría alcanzar los u$s 57.000 millones anuales, cifra comparable a las exportaciones totales del complejo agroindustrial argentino.
“El escenario alto requiere condiciones muy exigentes, sobre todo la concreción de proyectos de GNL que son intensivos en divisas en su etapa de construcción, pero que luego generan un flujo exportador enorme”, señaló Dreizzen.
Petróleo: la llave para los dólares rápidos
El informe proyecta que, sin nuevas obras, las exportaciones de crudo apenas crecerían de los 766.000 barriles diarios actuales a 783.000 bdp. En cambio, con VMOS operativo, se podrían evacuar 1,28 millones de barriles diarios, y en el escenario optimista, con todas las fases construidas, hasta 1,75 millones de barriles diarios.
Los precios internacionales también juegan un rol determinante. El escenario bajo supone valores de entre 50 y 60 dólares por barril; el medio, entre 60 y 70 dólares; y el alto, hasta 90 dólares. “Si bien los precios son una variable que no controlamos, lo que sí podemos hacer es bajar los costos y garantizar la infraestructura. Eso define si somos competitivos a nivel internacional”, advirtió el consultor.
Dreizzen recordó que, en comparación, la cuenca de Permian en Estados Unidos logró expandirse gracias a inversiones en oleoductos y logística. “Ellos tienen costos un 30% más bajos en algunos aspectos, lo que les permite competir con márgenes más ajustados. Si Argentina no avanza en infraestructura y eficiencia, nos será difícil atraer capital en un mercado global sobreofertado”, explicó en entrevistas recientes.
Gas y GNL: la apuesta de largo plazo
En la ventana gasífera, el informe estima que sin ampliaciones la capacidad de exportación quedaría en 100 millones de m3 diarios. Con mejoras en compresión y ampliación del Gasoducto Presidente Perón, se alcanzaría una evacuación de 125 millones de m3 por día hacia 2028.
El salto mayor lo da el escenario alto, con proyectos de GNL en la costa atlántica. Allí, la exportación se duplicaría hasta 249 millones de m3 diarios, lo que ubicaría a la Argentina entre los principales proveedores globales.
“Si logramos materializar VMOS y los proyectos de GNL, Argentina podría sumar entre un 3% y un 5% del mercado mundial de LNG hacia 2030. Eso es lo que nos permitiría dar un salto de escala y generar dólares en forma sostenida”, destacó Dreizzen en diálogo con medios durante la AOG Expo.
Una mirada más amplia que la balanza comercial
El trabajo del IAPG no se limita a calcular exportaciones e importaciones, sino que incluye también bienes de capital, deuda, intereses, dividendos, insumos y mano de obra. De esa manera, proyecta el verdadero flujo de divisas sobre el Banco Central.
“La diferencia con la balanza comercial, al incluir las importaciones de bienes de capital, deuda, intereses, dividendos hacia el exterior y formación de activos extranjeros, es que el flujo en el pico disminuye un 17%, pero luego baja por pagos de deuda y dividendos. A diferencia de la balanza, que se mantiene en el plateau”, detalló el economista.
Este enfoque es clave para entender el verdadero aporte de la industria. “No se trata solo de sumar exportaciones: hay que considerar las necesidades de inversión y los compromisos financieros. Pero aún así, el saldo neto para el Banco Central es muy positivo en todos los escenarios menos pesimistas”, remarcó.
El desafío de la competitividad
Más allá de las cifras, Dreizzen aprovechó su exposición para remarcar los problemas estructurales que enfrenta el sector. “Nuestro desafío es que Vaca Muerta sea competitiva a nivel global. Hoy, en muchos aspectos, seguimos siendo más caros que Permian. La única forma de resolverlo es con mayor escala, infraestructura y acceso a financiamiento competitivo”, apuntó.
El consultor señaló también que el acceso a capital internacional dependerá de la capacidad del país para ofrecer reglas claras. “Los inversores miran la estabilidad regulatoria y la previsibilidad macro. Sin eso, los proyectos de largo plazo como el GNL son imposibles de financiar. Pero si damos señales correctas, Argentina tiene una oportunidad que no se repite en décadas”, sostuvo.
Una herramienta de política pública
El consultor remarcó que el informe no busca ser solo un ejercicio académico. “Este trabajo es también una herramienta de políticas públicas y de comunicación con stakeholders: gobiernos, empresas, bancos y organismos internacionales. Permite posicionar al sector como generador clave de divisas, considerando no solo la balanza comercial sino el flujo real de dólares”, enfatizó.
La conclusión es que el potencial está. En el peor escenario, Argentina apenas repite los niveles actuales. Pero en el mejor, puede sumar más de u$s 50.000 millones por año, una cifra que cambiaría por completo la macroeconomía del país.
“La oportunidad es única. Vaca Muerta puede ser el motor para que la Argentina supere su restricción externa crónica. Pero eso no ocurrirá solo: requiere planificación, inversiones y un marco regulatorio que dé previsibilidad. Es ahora cuando hay que tomar las decisiones”, concluyó Dreizzen.
Cuántos dólares puede necesitar Vaca Muerta para despegar
En la AOG 2025, la Comisión de Planeamiento y Análisis Económico presentó además otro capítulo del estudio para dimensionar lo que el desarrollo de Vaca Muerta puede implicar en términos de inversión y generación de divisas.
El informe, titulado “Cadena de Valor para el desarrollo de Vaca Muerta: Análisis y Proyección de los Insumos y Servicios Requeridos”, también fue elaborado por la consultora Aleph Energy y presentado Dreizzen, junto a las ingenieras Milagros Piaggio y Aniko Fushimi.
El trabajo plantea tres escenarios posibles para el futuro de la cuenca neuquina. El escenario más conservador, definido como crítico o bajo, mantiene la infraestructura de transporte en los niveles actuales, sin ampliación del midstream, lo que limitaría los volúmenes de producción y exportación. Los escenarios medio y alto, en cambio, consideran nuevas obras de transporte de petróleo y gas natural, lo que implica un fuerte incremento en la demanda de insumos, servicios y empleo.
La metodología utilizada consistió en calcular la demanda de bienes y servicios necesarios para la construcción de un pozo promedio en Vaca Muerta, junto con los requerimientos de un pad, las plantas de tratamiento de crudo y gas, y el transporte en yacimientos. A partir de estos indicadores se proyectaron las necesidades totales de inversión y recursos.
Qué le falta a Vaca Muerta
En términos de inversión, el escenario medio prevé u$s150.000 millones entre 2025 y 2040, mientras que el escenario alto la eleva a u$s 200.000 millones en el mismo período. La lista de requerimientos incluye ductos, cemento, hormigón, agua, ripio, movimiento de suelos, químicos y la incorporación de más mano de obra calificada.
Para el año pico de desarrollo, el estudio estima que se necesitarán entre 11.000 y 14.000 km de ductos en el escenario medio, y entre 117.000 y 169.000 km en el escenario alto. La potencia requerida podría llegar a 30 millones de HP, equivalente a la mitad de la represa de Yacyretá o un tercio de la capacidad eléctrica instalada del país.
La demanda de cemento y hormigón se ubicaría entre 200.000 y 300.000 m³ en el escenario medio y entre 1,7 y 2,7 millones de m³ en el escenario alto. Para el acero, las proyecciones van de 500.000 toneladas a más de 6 millones de toneladas.
El uso de agua para las fracturas de pozos alcanzaría entre 60 y 80 millones de m³ en un escenario medio y hasta 999 millones de m³ en el más alto, equivalente al 4 % del caudal anual del río Limay. El consumo de gasoil podría llegar a 12 millones de m³ en el escenario de mayor desarrollo.
En cuanto a los áridos, el informe proyecta entre 2 y 3 millones de m³ en el escenario medio y hasta 30 millones de m³ en el alto, con un movimiento de suelos que podría llegar a 80 millones de m³, casi el 40 % de la superficie de la Ciudad de Buenos Aires.
El empleo que demandará esta expansión será significativo: alrededor de 36.000 trabajadores en el escenario medio. En el pico productivo, se estima la circulación de 12.000 camiones, que podrían realizar hasta 11 millones de viajes para abastecer las operaciones.
“La cadena de valor de Vaca Muerta es compleja, diversa, múltiple, con especialización y alta tecnología. Requiere construcción civil, insumos naturales -áridos, agua, arena-, energía, cemento, acero, bombas y motores, tecnología, transporte e ingeniería”, resumió Dreizzen, quien destacó que estas cifras son esenciales para dimensionar la magnitud del desafío y el impacto potencial en la economía argentina.