Por qué la tecnología blockchain y el auge de la sostenibilidad pueden ser el verdadero motor de crecimiento de las criptodivisas, según el CIO de Lombard Odier

Las criptodivisas se enfrentan a nuevos retos en el camino después de desarrollar un gran rally en los mercados. Sobre todo, en los aspectos regulatorios.
Ante las expectativas de inflación, los tipos de interés mínimos y los escasos beneficios de los refugios tradicionales como la deuda soberana, los inversores están examinando más de cerca este tipo de activos.
Business Insider España ha accedido en exclusiva a un informe elaborado por Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier, banco suizo de inversión, en el que explica cómo están atrayendo la atención de la comunidad inversora y de los organismos regulatorios estas divisas digitales y dónde se encuentra su valor real.
Como contexto, el bitcoin fue la primera y sigue siendo la mayor criptodivisa con 2tercios de la capitalización total del mercado. Hasta la fecha ha ganado más del 320% en los últimos 12 meses. Así, todas las criptodivisas, argumentan los defensores, ofrecen un sistema seguro para transferir dinero sin un tercero.
Según algunas medidas, bitcoin y otras criptodivisas cumplen las definiciones económicas estándar de una moneda: son difíciles de falsificar y a la vez duraderas y portátiles.
“Sin embargo, fallan en otros dos criterios: no ofrecen todavía un medio de pago siempre disponible y, debido a su volatilidad, es difícil argumentar que proporcionan un depósito de valor, aunque algunas monedas físicas también pueden tener problemas en este sentido”, comenta Monier.
La volatilidad de las criptodivisas se debe en gran medida a los volúmenes delgados del mercado y de las tenencias concentradas, posiblemente en las manos de unos pocos pioneros conocidos como «whales».
La última vez que las criptomonedas se dispararon, en el plazo de poco menos de un año, el precio de los bitcoins cayó de 19.783 dólares el 17 de diciembre de 2017 a 3.300 dólares el 7 de diciembre de 2018.
El 8 de enero de este año, la criptodivisa llegó a cotizar hasta 41.940 dólares, luego descendió un 26% y el 18 de enero, cotizaba un 12% más bajo, a 36.840 dólares, sin catalizadores claros. “Esa volatilidad es también una de las mayores barreras para una adopción más amplia”, expone el experto de Lombard Odier.
Pero Monier se centra en otro aspecto que es que las criptodivisas también dieron un paso más para interactuar con el mundo real en octubre del año pasado cuando PayPal anunció que sus clientes estadounidenses pueden comprar, vender o mantener cuatro criptodivisas: bitcoin, ethereum, bitcoin cash y litecoin.
La web de PayPal dice que «una vez lanzado en 2021», los usuarios podrán utilizar su cuenta de criptodivisa para pagar a los 26 millones de minoristas registrados en su plataforma.
“Mientras que sus defensores argumentan que el blockchain y las tecnologías financieras que dependen de él tienen el potencial de generar innovaciones, sus críticos opinan más bien como el comediante John Oliver”, recuerda Monier.
En este sentido, en 2018, John Oliver describió las criptodivisas como: “Todo lo que no entiendes de dinero combinado con todo lo que no entiendes de ordenadores”. No obstante, su apetito no se recrudece.

La atracción de los inversores por la tecnología blockchain

Si bien las criptodivisas evolucionarán, también están atrayendo cada vez más la atención de los reguladores y los bancos centrales, que las consideran una amenaza para la estabilidad monetaria porque no pueden someterse a los controles habituales de las corrientes de capital. Y aunque cada transacción es transparente, también son anónimas.
La UK Financial Conduct Authority (FCA) ofreció una evaluación contundente la semana pasada: «Si los consumidores invierten en este tipo de productos, deben estar preparados para perder todo su dinero.» La advertencia de la FCA vino acompañada de un cambio en las regulaciones.
Desde el 10 de enero, las «empresas de criptografía» deben registrarse en la FCA para poder hacer frente al blanqueo de dinero. El regulador también señaló los riesgos de volatilidad, complejidad, honorarios opacos y comercialización engañosa.
2 días después, el 13 de enero, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, aseguró que es necesario regular bitcoin «a nivel global», a través de las naciones del G7 o del G20. También desestimó la reivindicación de bitcoin como moneda. «Lo siento mucho», dijo Lagarde, «pero esto es un activo y es un activo altamente especulativo, que ha llevado a cabo algunos negocios divertidos y alguna actividad de blanqueo de dinero interesante y totalmente censurable».
“Los Estados Unidos también se preparan para un mayor escrutinio, o algún tipo de marco legal”, reconoce Monier.
La expresidenta de la Reserva Federal Janet Yellen es la nueva secretaria del Tesoro de Estados Unidos con la Administración Biden. Yellen describió al bitcoin como «altamente especulativo» y «no es un depósito estable de valor», cuando aún estaba en la Reserva Federal en 2017.
Mientras, en 2019, la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) declaró que bitcoin y su rival más cercano, ethereum, no pueden ser considerados como valores.
Es por eso que Monier se moja sobre dónde se encuentra el mayor atractivo: “El valor real de las criptodivisas, creemos, no son las monedas en sí mismas, sino la tecnología blockchain potencialmente disruptiva que las hace posibles”.

Cuestiones de sostenibilidad que impulsan a los criptoactivos

Parte de la seguridad de las criptodivisas es el resultado de sus necesidades de procesamiento de energía intensiva. Al requerir una «prueba de trabajo» que depende de rompecabezas criptográficos apodados «mining» para generar un consenso en torno a los cambios en el registro público, el sistema tiene incorporada una resistencia a un ataque de múltiples cuentas.
Sin embargo, señala Monier, como esa resistencia sistémica depende de la energía, y conforme el mining de la moneda aumente, el consumo de energía también aumentará.
“En los documentos del Foro Económico Mundial de 2017 y 2018 se informó de que el mining de criptodólares consumía tanta energía como la minería de oro, y el mining de un solo bitcoin consumía tanta energía como una casa promedio en un mes”, comenta el experto del banco privado suizo.
Una sola transacción de bitcoin, según las estimaciones, utiliza 20.000 veces más energía que un pago con Visa.
Por el contrario, dependiendo de la fuente de energía, eso no tiene por qué ser una cuestión de sostenibilidad. “El blockchain está impulsando innovaciones en los centros de datos de refrigeración y soluciones de energía más ecológica”, dice Monier.
Algunas plataformas dependientes de Blockchain, como Ethereum, también están pasando a un proceso de verificación diferente, conocido como «prueba de participación», que reduciría las necesidades de energía al tiempo que ofrecería una garantía en las transacciones.
“Los obstáculos técnicos para la fabricación y el uso de monedas basadas en blockchain se resolverán con el tiempo, lo cual no significa que las criptodivisas estén maduras para su uso, ni para la inversión, puesto que los reguladores están estudiando más de cerca sus implicaciones”, concluye.

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