Venezuela se esfuerza por aprovechar la escasez mundial de petróleo

La petrolera Chevron ha reanudado sus operaciones en Venezuela, y varios otros mercados están aumentando gradualmente sus importaciones de crudo venezolano, muchos de ellos eludiendo desde hace tiempo las sanciones estadounidenses. Sin embargo, la tasa de producción no ha aumentado tanto como muchos esperaban inicialmente, lo que ha llevado a la industria petrolera venezolana a plantear mayores exigencias a cambio de su crudo.

Más de tres años después de la entrada en vigor de las sanciones, Estados Unidos vuelve a recurrir a Venezuela para impulsar su seguridad energética, mientras intenta disminuir su dependencia de la energía rusa.

En diciembre de 2022, Chevron Corp envió dos petroleros a Venezuela, después de que el gobierno estadounidense aprobara importaciones limitadas de crudo del gigante petrolero sudamericano tras la larga suspensión. Un petrolero recogió el primer cargamento de crudo venezolano, mientras que el otro entregó diluyentes a una de las empresas conjuntas de Chevron y PDVSA.


En los últimos años, la industria petrolera venezolana ha sufrido una escasez de diluyentes necesarios para hacer utilizable su crudo extrapesado, dependiendo principalmente de los intercambios de crudo por diluyentes con Irán.

A finales de enero, Estados Unidos aprobó también la explotación de un importante yacimiento de gas por parte de Trinidad y Tobago en aguas venezolanas, lo que supone una mayor relajación de las sanciones impuestas a la energía venezolana. La nueva licencia permitirá a Trinidad trabajar con la empresa estatal venezolana PDVSA.

Sin embargo, no se permitirá que el gobierno de Venezuela reciba pago en efectivo de este proyecto, según un alto funcionario estadounidense. Se espera que el proyecto impulse la seguridad energética de la región del Caribe, con la esperanza de producir 350 millones de pies cúbicos de gas al día en el yacimiento de Dragón.

 

A medida que Estados Unidos suaviza sus sanciones a Venezuela, Chevron ha obtenido una licencia de seis meses para ampliar su papel en cuatro empresas conjuntas de producción, procesamiento y exportación de crudo con destino a Estados Unidos.

Sin embargo, las actividades de Chevron siguen estando sujetas a importantes restricciones. La empresa no puede realizar transacciones que supongan pagos, incluidos impuestos y regalías, al gobierno de Venezuela, PDVSA o entidades relacionadas.

Chevron también tiene prohibido ampliar sus operaciones más allá de las que existían antes de las sanciones. Esto restringe cualquier beneficio económico potencial de las operaciones para Venezuela, impidiendo también que el país vuelva a desarrollar su industria petrolera, descuidada desde hace mucho tiempo.

 

Una posición comercial favorable para Venezuela

Pero Venezuela ya no se pliega a las exigencias de otros, y la petrolera estatal PDVSA ha establecido condiciones más estrictas para los compradores. Las exportaciones de crudo y combustible llevan aproximadamente un mes paralizadas, ya que PDVSA exige el pago por adelantado de la carga, ya sea en efectivo, bienes o servicios.

El director general de PDVSA, Pedro Tellechea, estableció la norma en enero debido a que muchos compradores han evadido los pagos por el petróleo durante el último año, lo que ha afectado negativamente a la economía del país.

El 27 de enero, unos 28 buques se encontraban cerca de los puertos de PDVSA a la espera de cargar unos 45 millones de barriles de petróleo y combustible para la exportación, ya que Tellechea insistía en el pago por adelantado. Para PDVSA el prepago colocaría a la empresa «en una posición comercial favorable porque aseguraría ingresos para el país que son esenciales para resolver su situación económica».


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A pesar del alivio de las sanciones y de las mayores exigencias que se observan por parte de PDVSA, los principales analistas energéticos creen que la industria petrolera de Venezuela seguirá sufriendo durante 2023.

Francisco Gonçalves, analista senior y economista de energía de la consultora energética FGE, explicó que «sin un mayor alivio de las sanciones, esperamos que las ganancias de producción de Venezuela en 2023 sean limitadas».

Y añadió: «Dejando a un lado la producción de la empresa conjunta Chevron, la producción de Venezuela durante la mayor parte de 2022 se estancó en torno a los 650.000 barriles diarios, lo que demuestra que el país tiene una capacidad limitada de crecimiento de la producción».

Además, «con respecto a la producción de las cuatro empresas conjuntas venezolanas de Chevron en los próximos meses, es probable que el crecimiento sea mínimo, dado que Chevron ha dicho que no tiene previsto realizar ninguna inversión significativa allí a corto plazo», afirmó.

Así, mientras Estados Unidos suaviza sus sanciones a Venezuela y se desarrollan nuevas rutas petroleras entre el país sudamericano y otras partes del mundo, su industria petrolera sigue viendo varias restricciones a su desarrollo y expansión, lo que ha llevado a PDVSA a endurecer sus normas de exportación.

Sin los beneficios económicos derivados de la reducción de las sanciones, y con su industria petrolera en un estado precario, es poco probable que Venezuela experimente un aumento significativo de la producción de petróleo a corto plazo.

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