La mayor obra de infraestructura del país, impulsada por YPF, debería aprobarse mañana, según adelantó hace 21 días el presidente y CEO de la compañía con mayoría accionaria estatal, Horacio Marín. Se trata de la construcción del oleoducto que conectará Vaca Muerta con el puerto Punta Colorada, en Río Negro.
La inversión de al menos US$2500 millones también incluirá la construcción de una planta de almacenamiento y la terminal portuaria con dos monoboyas que permitirán aumentar exponencialmente las actuales exportaciones de petróleo argentino (200.000 barriles diarios).
La expectativa mantiene en vilo a las empresas constructoras que presentaron sus ofertas para el Vaca Muerta Sur (VMOS). Hay ocho compañías locales en carrera, entre las cuales se encuentran la sociedad Techint-Sacde y BTU, quienes recientemente participaron en el proyecto de reversión del Gasoducto Norte, que cambió el sentido del flujo de gas de sur a norte para poder abastecer las provincias del noroeste con producción de Vaca Muerta.
La única empresa internacional que pasó a la siguiente etapa y se muestra competitiva es Pumpco, subsidiaria de MasTec, cuyo presidente y principal accionista es el empresario cubano-americano Jorge Mas, dueño del Inter Miami, el club en el que juega Lionel Messi, y del Real Zaragoza de España.
En caso de ganar, para Pumpco sería su primer proyecto grande fuera de Estados Unidos (hubo algunos trabajos en México). Ya había intentado participar del proyecto de reversión del Gasoducto Norte, pero su oferta no resultó ganadora.
YPF dividió el proyecto en cuatro partes, por lo cual podría haber hasta cuatro empresas ganadoras o una sola a cargo de toda la construcción, lo cual parece complicado. Habrá dos tramos de construcción de ducto, uno de 130 km de manera horizontal de Allen hasta Chelforo, y otro de 350 km -de forma vertical- hasta Punta Colorada (todas las localidades en Río Negro). Luego está la construcción de la estación de bombeo en Allen y en Chelforo.
Además, se encargó la construcción de los tanques de almacenamiento de petróleo y el tendido submarino del ducto con la instalación de las dos monoboyas a dos empresas internacionales. La ventaja del puerto de Río Negro es que, por la profundidad de las aguas, podrán llegar los buques grandes llamados VLCC (Very Large Crude Carrier), que transportan alrededor de 2 millones de barriles. Esto hace más competitiva la exportación y le abre nuevos mercados a la Argentina.
Según las proyecciones del sector, a mediados de diciembre comenzaría la construcción y la primera etapa que habilitará la exportación de 180.000 barriles diarios sería a fines de octubre de 2026. La segunda etapa de 360.000 barriles sería a los seis meses (abril de 2027). Y a fines de ese año, la industria podría estar exportando, solo a través del VMOS, al menos 400.000 barriles de manera regular, equivalente al ingreso US$10.000 millones anuales (con un valor del barril de US$70).
Si además se le suma la capacidad de 250.000 barriles que se exportarán por Puerto Rosales, en Bahía Blanca, para 2027, la Argentina podría estar exportando más de US$15.000 millones anuales solo por petróleo.
Para la construcción del VMOS, YPF ya encargó una primera parte de la compra de tubos a Tenaris, por un valor de US$180 millones, y construyó 130 kilómetros del oleoducto entre las localidades de Añelo, el corazón de Vaca Muerta, en Neuquén, y Allen, en Río Negro, a un costo de US$200 millones.
Entre las empresas petroleras que participarán del proyecto como accionistas, además de YPF, se encuentran Pan American Energy (PAE), Vista y Pampa Energía. También se sumarán en una segunda etapa las internacionales Shell y Chevron, quienes primero necesitan el visto bueno final de sus casas matrices. Para esta instancia, es indispensable la señal que dé el Gobierno sobre el cepo cambiario, más allá de que la construcción del VMOS se presentará como un proyecto RIGI (el régimen de incentivo para grandes inversiones ofrece beneficios fiscales, impositivos y cambiarios).
También está analizando su participación Pluspetrol, que recientemente anunció la compra de los activos de ExxonMobil en Vaca Muerta, lo cual podría posicionarla como un actor relevante en la cuenca neuquina.
Las propias empresas serán, por ahora, las operadoras del ducto, una sociedad similar a la que funciona en Oldelval, la compañía a cargo del oleoducto que conecta Vaca Muerta con Puerto Rosales. Si bien se intentó sumar otros jugadores, como la internacional Energy Transfer, el cobro de tarifas que pedía hacía el proyecto poco rentable.