Los precios internacionales del petróleo registraron una suba significativa tras los ataques de Israel en territorio iraní, según reportó Bloomberg. El Brent superó los 78 dólares por barril, en lo que representa la mayor suba intradía desde marzo de 2022, cuando comenzó la invasión rusa a Ucrania. La escalada geopolítica reavivó las preocupaciones sobre la estabilidad del suministro energético global, ya que Medio Oriente representa cerca de un tercio de la producción mundial de crudo.
De acuerdo con la agencia, la ofensiva militar israelí se concentró en el programa nuclear y las bases militares de Irán. En respuesta, el líder supremo iraní, Ali Jamenei, advirtió sobre represalias. Las imágenes de humo cerca de la refinería de Tabriz aumentaron la preocupación en los mercados. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que la operación continuará hasta que se elimine lo que considera una amenaza.
El jefe de estrategia de materias primas de ING Groep NV, Warren Patterson, declaró que “el mercado del petróleo vuelve a estar condicionado por una prima de riesgo geopolítica creciente, que obliga a incorporar el posible impacto de interrupciones de suministro”. La volatilidad de las opciones sobre petróleo alcanzó su punto más alto en tres años.
Según Bloomberg, el diferencial de precios entre los contratos más próximos del Brent se amplió a US$2,08 por barril, frente a los US$0,92 del día anterior. También se amplió la diferencia entre los contratos de diciembre de 2024 y diciembre de 2026, que pasó de US$0,50 a más de US$2,35.
Si bien aún no hay una interrupción efectiva del suministro, el riesgo de que Irán intente bloquear el Estrecho de Ormuz genera una señal de alerta. Por esta vía pasa aproximadamente una cuarta parte del comercio mundial de petróleo. Irán ha amenazado en ocasiones anteriores con restringir el paso en represalia a sanciones o agresiones militares.
Mukesh Sahdev, especialista en mercados de petróleo de Rystad Energy, indicó que “la capacidad de reserva de la OPEP+ podría compensar una eventual caída en la producción iraní”. Sin embargo, advirtió que “si Teherán bloquea el Estrecho de Ormuz, será difícil activar ese excedente”.
El aumento de los precios del crudo podría tener efectos sobre la inflación global, en un contexto en el que los bancos centrales intentan contener las presiones sobre los precios. Bloomberg destacó que una suba sostenida de los costos energéticos podría complicar la política monetaria, especialmente en economías que dependen de las importaciones de hidrocarburos.
JPMorgan Chase & Co. señaló que, en un escenario extremo, los precios podrían alcanzar los US$130 por barril. A su vez, la analista Priyanka Sachdeva, de Phillip Nova, aseguró que “el agravamiento del conflicto eleva el riesgo de contagio regional y podría alterar significativamente las dinámicas de oferta”.
Para los productores de la Cuenca Neuquina, la suba del Brent podría generar un impacto directo en los ingresos por exportaciones, dado que los contratos suelen indexarse a los valores internacionales. Sin embargo, este efecto positivo dependerá de la estabilidad del tipo de cambio, las retenciones y los costos logísticos. Además, cualquier alteración del flujo global podría modificar los márgenes de refinación y afectar la cadena de comercialización local.
En este contexto, la volatilidad internacional obliga a seguir de cerca los desarrollos diplomáticos y las medidas que adopten actores como la OPEP+, la Agencia Internacional de Energía y los gobiernos de Estados Unidos e Irán. Cualquier decisión que modifique el nivel de oferta o libere reservas estratégicas podría alterar el nuevo equilibrio de precios.