¿Alguna vez fue por un camino de tierra en auto y terminó con el vehículo cubierto de polvo? Ésa fue la pregunta que disparó Pablo Pacheco de la startup Nano Dust y que generó, de entrada, la atención del jurado del programa Apoyarnos en la Ciencia, impulsado por el ministerio de la Producción. Tras esta pregunta, invitó al jurado a imaginar la escena en una ruta minera con los camiones de gran porte circulando.
La solución a esto llegó de la mano de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y del Instituto de Investigaciones del Conicet. El equipo desarrolló una tecnología disruptiva para combatir este problema crítico en la actividad minera: el polvo en suspensión que se levanta por el paso constante de vehículos pesados. Esta semana, el equipo liderado por Pablo Pacheco, referente de la startup Nano Dust, fue distinguido con $15 millones como un Aporte No Reembolsable (ANR) para escalar el desarrollo.
“Es una tecnología basada en la síntesis de nanopartículas para suprimir el polvo que se libera desde los caminos mineros, rurales, agrícolas cuando transitan vehículos de alto porte“, explicó Pacheco a Diario La Provincia SJ.
El desarrollo surgió a partir del diálogo con distintas empresas del sector extractivo, que plantearon su preocupación por el polvo suspendido: una amenaza tanto para la salud de los trabajadores como para la maquinaria y la visibilidad en ruta.
“Nos transmitieron esta problemática, nos plantearon este problema del polvo que no solamente acorroye la maquinaria, sino que afecta también a los trabajadores, que acarrean problemas de visibilidad y de condiciones del camino”, explicó el científico.
Aunque existen soluciones comerciales, muchas no alcanzan la eficiencia deseada o son costosas. Por eso, el equipo decidió intervenir desde la nanotecnología, transformando polímeros tradicionales en nanocompuestos más efectivos y sustentables.
¿Qué hace distinta a esta tecnología?
A diferencia de los productos tradicionales para control de polvo, esta tecnología utiliza nanopartículas con alta superficie específica, lo que permite aplicar muchas menos cantidades para el mismo efecto.
“La nanotecnología, al tener un ordenamiento molecular estructural más eficiente, no requiere tanta cantidad para lograr el mismo efecto”, aseguró Pacheco y luego agregó: “el polvo en suspensión es el mayor problema”.
El producto se diluye en grandes cantidades y se aplica sobre los caminos mediante un camión cisterna. Una de sus ventajas es que requiere menos aplicaciones y consume mucha menos agua, mejorando así los costos operativos y el impacto ambiental.
Gracias al financiamiento del ANR, el equipo podrá escalar el desarrollo: adquirir equipamiento, aumentar el volumen de producción y avanzar con pruebas piloto en campo.
“Ya tenemos conversaciones avanzadas con una empresa para comenzar las pruebas piloto y también estamos en diálogo con otros agentes interesados en comercializar y licenciar la patente”, adelantó Pacheco.
El equipo multidisciplinario está conformado por dos químicos, dos nanotecnólogos, personal especializado en comercialización y técnicos, todos vinculados a la UNSJ y al Conicet.